_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

A Voltaire no se le encarcela

Fue De Gaulle y no Sartre el que salió engrandecido de aquel lance entre el Gobierno y el filósofo que hacía apología del terrorismo

Lluís Bassets
La estatua del general Charles de Gaulle en París.
La estatua del general Charles de Gaulle en París.POOL (Reuters)
Más información
Sánchez asegura que los indultos forman parte de “los valores constitucionales”

Difícil superar a Jean-Paul Sartre. Y especialmente su prefacio a Los condenados de la tierra, el panfleto del psicoanalista y filósofo anticolonialista Frantz Fanon, esencial para entender las violentas guerras de liberación nacional de los países del Tercer Mundo.

Bastan dos frases de este texto famoso. “Leed a Fanon: sabréis que en tiempos de impotencia, la locura asesina es el inconsciente colectivo de los colonizados”. “Al principio de la revuelta hay que asesinar: abatir a un europeo es matar dos pájaros de un tiro, suprimir a la vez a un opresor y a un oprimido: quedan un hombre muerto y un hombre libre; el superviviente siente por primera vez bajo sus pies el suelo de la nación”.

Ahora nos revuelven el estómago, pero en 1961, en la época de su publicación, en el momento álgido de los movimientos de liberación nacional en el Tercer Mundo, suscitaban otro tipo de reacciones. El presidente de la República, Charles de Gaulle, se lo dijo bien a las claras al ministro del Interior, que tenía ya preparada la orden de detención: “No se encarcela a Voltaire”.

El anciano general se las sabía todas. Tenía perfecta conciencia de la impunidad del gran intelectual, que podía exhibir e incluso defender con argumentos crueles y obscenos su colaboración con el terrorismo argelino. Pero sabía que era un símbolo internacional de Francia, como Edith Piaf, Brigitte Bardot o el Citroën dos caballos. Gracias a la protección que le otorgó, Sartre pudo seguir años más tarde con sus apologías de la violencia en La Cause du Peuple, el órgano de la maoísta Gauche Prolétarienne que le nombro director de la publicación.

Más información
Andreu Mas-Colell, sobre el procedimiento del Tribunal de Cuentas contra independentistas: “Soy uno de 40”

Las peleas que aquí nos ocupan en torno a los indultos y a los castigos penales y administrativos por malversaciones y delitos vinculados al proceso independentista nada tienen que ver con la sangrienta historia de la guerra de Argelia y el fundador de la Quinta República. Pero aquí también se juega el prestigio y la imagen internacional del país —de sus instituciones, la justicia o los organismos de supervisión contable. Y su capacidad para incluir a todas las posiciones políticas pacíficas y civilizadas e incluso enorgullecerse de quienes son sus emblemas académicos e intelectuales más destacados.

Si nadie fuera de Francia podía entender que se encarcelara a Sartre, fuera de España se hace también difícil de entender que se condene a la ruina a Andreu Mas-Colell, uno de nuestros economistas más brillantes. Fue De Gaulle y no Sartre quien salió engrandecido del lance y de la historia entera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_