_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

De ser así…

Mucha gente divide su tiempo entre Benidorm y su lugar de residencia habitual. Yo lo divido entre mi habitación y mis novelas

mejores libros 2021
Una pila de libros en la librería Rafael Alberti de Madrid.Victor Sainz
Juan José Millás

Las novelas están llenas de adúlteras imaginarias y de viudos imaginarios y de asesinos imaginarios, pero también de detectives imaginarios y hasta de guardias civiles imaginarios. Un amigo que no lee me preguntó por qué las personas imaginarias alcanzaban más notoriedad que las reales y no supe qué responderle. Pero se me ocurre ahora que si este amigo fuera un personaje de ficción, en vez de uno real, me parecería más interesante. Sé de lo que hablo porque vivo prácticamente dentro de las novelas. Hay meses en los que apenas salgo de ellas. Mucha gente divide su tiempo entre Benidorm y su lugar de residencia habitual. Yo lo divido entre mi habitación y mis novelas. Salgo más de mi habitación para entrar en las novelas que para comprar el pan.

Hace años, durante una época, era de buen tono decir que a partir de cierta edad había que entregarse al ensayo, como si la ficción fuera para gente poco madura. Lo decían personas tan cultas que llegué a creérmelo, de modo que seguí leyendo novelas, pero en la clandestinidad. Leer novelas en la clandestinidad es como cruzar de un país a otro sin pasaporte. Te expones a todos los peligros de la frontera.

Casualmente, aquella época remota coincidió con mi descubrimiento de John Le Carré, que escribía novelas de espías en las que yo era un infiltrado más. Obtenía, dentro de aquellos relatos, información sensible del enemigo que luego transmitía a mi yo real, pues dispongo de dos yoes, el real y el imaginario, cuyos límites, para decirlo todo, tampoco están muy claros. A veces me hago un lío y actúo con el imaginario en la vida real y con el real en la vida imaginaria. O sea, que no distingo muy bien las novelas de la vida ni los veranos de ficción de los auténticos. Me dicen que ahora estamos en un verano de los de verdad. De ser así, que ustedes lo pasen bien.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_