Risotada
¿Acaso las empresas son traidoras si se deslocalizan pero en cambio los políticos del irredentismo regional sólo ejercen su derecho democrático al buscar la independencia?
El aspecto del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, recuerda al del entrañable Boris Karloff… si suprimimos lo de “entrañable”. No es fácil imaginarle en el centro de un jolgorio, por lo que sorprendió la carcajada que suscitó en la India cuando afirmó ante los periodistas que Rusia sólo se defiende de la guerra provocada por Ucrania. Sabemos que los políticos son capaces de los mayores embustes pero a veces caen en lo grotesco y hacen reír aunque sea sobre fondo trágico. Ejemplo menos dramático pero también bufonesco: la airada reacción del Gobierno español ante el traslado de Ferrovial a Países Bajos. ¡Cómo se atreven a ese agravio a la patria, desagradecidos, con tanto dinero como recibieron de las arcas públicas! Y esto lo afirman con caradura a lo Lavrov quienes gobiernan sostenidos por los más conspicuos enemigos del patriotismo, constitucional y del otro. ¿Acaso las empresas son traidoras si se deslocalizan pero en cambio los políticos del irredentismo regional sólo ejercen su derecho democrático al buscar la independencia? ¿Exige Podemos a vascos y catalanes que devuelvan todo lo que han recibido del Estado y del resto de los españoles cuando pretendan irse, como piden a Ferrovial? ¿Perjudica más a los españoles una empresa ejerciendo legalmente su libertad económica o los separatistas pisoteando ilegalmente la igualdad de los ciudadanos?
Antonio Escohotado tituló su exhaustiva historia de la idea comunista Los enemigos del comercio. En efecto, esa animadversión la define y, por tanto, trae la ruina allí donde se aplica, aunque sea de mentirijillas y de modo declamatorio como en España. Estamos afortunadamente en Europa y la amenaza colectivista no pasará a mayores, pero por si acaso las empresas se largan. ¿A Países Bajos? Pero si no hay en el vecindario país más bajo que el gobernado por Sánchez…
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