El ‘smartphone’ y la soledad
Los lectores escriben sobre la dependencia que generan los móviles, la campaña electoral gallega, las dudas de una madre primeriza y los perros peligrosos que pasean sin correa
No hay nada que hacer contra el oráculo endiosado del teléfono inteligente. Hemos perdido la batalla. Nos ha abducido e idiotizado como títeres. El que suscribe reconoce su derrota, aunque generalizar es poco inteligente. Ahora somos todos autómatas. La dependencia que ha generado a sus usuarios se ha convertido en el efecto contrario de la idea de su invención, que era tecnología de última generación en el bolsillo, con las respuestas más inverosímiles y rebuscadas. La sabiduría estaba asegurada para saborear el poder. Cada día estamos más esclavizados por este vil traidor; desde los más pequeños (con cambios significativos de cognición, rabietas…) hasta los más mayores. La pérdida del cariño y las relaciones humanas más tradicionales buscan el camino de la soledad.
Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte. Albacete
No interesa Galicia
Alberto Núñez Feijóo siempre está acusando al adversario de utilizar las instituciones en su beneficio. Y cabe preguntarse: ¿qué está haciendo él con las elecciones gallegas? Está muy claro, lo evidencia todos los días: está aprovechando la campaña para reafirmarse como líder nacional del Partido Popular. Está demostrando que la comunidad de la que ha sido presidente muchos años le importa muy poco. ¿Dónde están los problemas de los gallegos, que los tienen, y bastante evidentes? Ni caso. Él hablando de la amnistía y de Pedro Sánchez. Es otra forma de utilizar las instituciones para sus objetivos personales.
Julio García-Casarrubios. Valdepeñas (Ciudad Real)
Dudas de una madre primeriza
Es de noche y mi bebé llora. Le toco la frente con los labios, no hay termómetro más verdadero. Fiebre otra vez. Necesito cita ya. No hay hueco para mañana y me agobia más la idea de faltar al trabajo que el estado febril de mi hijo. Entiendo, entonces, que algo falla. Evito ir a urgencias por no saturarlas y por ahorrarme la mirada inquisidora a la madre primeriza. Me imagino allí, explicando que solo voy porque necesito un justificante para ausentarme del trabajo, justificándome también ante la pediatra, y pienso que, ojalá, ante lo importante, bastase solo con nuestra palabra.
Cristina Díaz Fontiveros. Málaga
Perros sin correa
No hay un día en el que no me cruce con perros de razas calificadas como peligrosas sin correa ni bozal. Y no se te ocurra decirle nada al propietario, porque te puedes encontrar con una sorpresa desagradable. He sacado fotos de los perros, pero me dicen que no tienen valor probatorio. Parece que hay que resignarse. Determinadas leyes y normas parece que no tienen valía para quien las incumple reiterada y ostensiblemente.
Eduardo Alonso Álvarez. Madrid
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