Cartas, disparates, secretos y campaña
Este jueves se aprueba la ley de amnistía, pero hay casos más pintorescos que este trapicheo que acaparan nuestra atención
Para guardar un secreto lo mejor es contarlo en un libro y la manera más eficaz de ocultar algo es ponerlo a la vista: este jueves se aprueba la ley de amnistía. Casos más pintorescos que este trapicheo acaparan nuestra atención. Al parecer, el presidente del Gobierno sabía que su mujer estaba investigada cuando escribió su carta a la ciudadanía. Eso no implica nada sobre Begoña Gómez —se trata, como ha explicado Beatriz Parera, de una vía preventiva para garantizar su defensa—, pero evidencia el carácter de maniobra de distracción de la carta y el debate sobre los bulos y la prensa. La Ley de Vivienda cumple un año y no logra evitar que el alquiler suba un 13%. La medida estrella —el límite de los precios en zonas tensionadas— solo se ha aplicado en Cataluña. (Esquerra apoyó la ley en las Cortes y la recurrió ante el Tribunal Constitucional.) Aprobar leyes en el Parlamento es un lío, así que se buscan otras estrategias: las cámaras legislativas solo sirven para producir vídeos que comentar en la tele y las redes. La ayuda a Ucrania se gestiona a través de un memorándum de entendimiento, una declaración de intenciones que no compromete jurídicamente a las partes. Sumar muestra una sorpresa poco creíble: dice que hay que votarlo en el Congreso. Eso daría mala imagen, porque enseñaría las posiciones sobre Ucrania de los aliados del PSOE, pero quizá habría obligado al Partido Popular a apoyarlo. Los movimientos de Sánchez fuerzan a los partidos de su izquierda a ir más allá: el reconocimiento del Estado palestino lleva a Yolanda Díaz a decir que Palestina será libre desde el río hasta el mar (aunque luego rectificó sus palabras hacia la ininteligibilidad) y las críticas a la prensa contribuyen a que Podemos señale a periodistas concretos, a ver si les hacen un poco de caso. El PP da síntomas de aturullamiento: aterrado por repetir la campaña del 23-J y empeñado en hacerlo. No sabe si acepta pactar o no con un partido con el que ya ha pactado. La fuerza que representa al nacionalismo español, Vox, se va a un país extranjero a criticar la política exterior española: toda una lección de patriotismo y lealtad institucional; la tragedia real es lo que menos importa. Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu, condena el hostigamiento a Pablo Iglesias e Irene Montero, y manifiesta su solidaridad con quienes sufren “acoso y amenazas”. El dinero de la Unión Europea se utiliza para detener y desplazar forzosamente a inmigrantes y refugiados en el norte de África, a fin de que no lleguen hasta aquí: la ultraderecha amenaza los valores europeos, pero no siempre está claro que sepamos cuáles son.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.