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RED DE REDES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Breaking Bad’, pero en España

La sanidad pública es un buen invento: merece la pena defenderla y mejorarla

Bryan Cranston, como Walter White en un episodio de 'Breaking Bad', que se emitió entre 2008 y 2013.
Bryan Cranston, como Walter White en un episodio de 'Breaking Bad', que se emitió entre 2008 y 2013.
Jaime Rubio Hancock

Hay un chiste sobre Breaking Bad que se está compartiendo estos días en redes sociales, a pesar de que la serie terminó en 2013. Por si alguien no la vio, la historia comienza cuando le detectan un cáncer de pulmón a Walter White, profesor de Química en un instituto. Abrumado por los costes del tratamiento, White decide usar sus conocimientos para elaborar metanfetamina y acaba convertido en un líder criminal buscadísimo por las autoridades. El chiste dice que si la serie estuviese ambientada en Canadá o en Europa, apenas duraría unos minutos. White le preguntaría a su doctor cuánto cuesta el tratamiento, a lo que el médico le respondería que nada, que para eso hay sanidad pública. Fin.

El chiste se ha recuperado tras el asesinato del consejero delegado de la aseguradora UnitedHealthcare, Brian Thompson. Aunque las motivaciones del crimen aún no están claras, el supuesto asesino, Luigi Mangione, sufría dolor de espalda y se operó hace unos meses. Y se ha convertido en un ídolo obrero en la izquierda de Twitter y Bluesky, sobre todo en Estados Unidos, donde las aseguradoras médicas tienen muy pocos amigos por esa mala costumbre de poner todas las excusas posibles para no pagar los tratamientos de sus clientes.

No es de extrañar, por ejemplo, que el cómico Bill Burr haya aprovechado su podcast para masacrar (dialécticamente) a los consejeros delegados de dichas empresas. En un fragmento compartido miles de veces en X, Burr recuerda que la falta de empatía hacia el directivo asesinado no viene de una supuesta maldad progre, sino de cómo estas compañías tratan a sus clientes en sus momentos más vulnerables: “Me encanta que estos putos consejeros delegados estén asustados. Deberían estarlo. En general, son un hatajo de trozos de mierda egoístas y codiciosos, y muchos de ellos son asesinos en masa”.

Con este contexto se entiende mejor el apoyo en las redes que ha recibido Mangione, de quien se han compartido fotos, memes con bastante humor negro y comentarios a su manifiesto, en el que recuerda que Estados Unidos es el país con el sistema sanitario más caro del mundo, algo que solo le sirve para quedar en la posición 41ª de esperanza de vida (por comparar, España es cuarta). No se trata de insensibilidad ni de odio al rico, sino de una situación previa de hartazgo.

Volviendo al chiste de Breaking Bad, siempre hay alguien que recuerda en los comentarios que el meme no es tan acertado como parece: White no se dedica al crimen para pagar su tratamiento ni por su familia. En realidad, es una persona con un ego descomunal a quien alimenta el resentimiento. Eso es cierto, pero el cáncer y las limitaciones de su seguro médico le ofrecen la excusa para convertirse en un delincuente. En un país con sanidad pública, White habría seguido dando clases, igual que en un país con sanidad pública nadie asesina a los directivos de las aseguradoras sanitarias.

Con todos sus problemas, la sanidad pública es un buen invento: salva vidas, nos ahorra preocupaciones y ansiedad, y, de paso, evita asesinatos. Es verdad que en España Breaking Bad no hubiese pasado del primer episodio, pero siempre se pueden rodar otras series, como Hospital central, mucho menos dramática y menos premiada, pero que dio para 20 temporadas.

Y si mañana me detectan un cáncer, no me da ningún miedo que el seguro me niegue el tratamiento que necesito con cualquier excusa escrita en abogadés por la sencilla razón de que no tengo seguro y, si lo tuviera, es muy probable que me derivaran a la sanidad pública. Tampoco sentiría la necesidad de montar un imperio del narcotráfico para pagar las facturas y ningún consejero delegado temería que le pegase un tiro, y no solo por mi mala puntería (cuando juego a dardos, la Policía desaloja el barrio). Quizás sea buena idea seguir defendiendo la sanidad pública y solucionar sus deficiencias, que las tiene. Porque la alternativa se ha demostrado peor. Y no solo para los directivos de empresas sanitarias.

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Sobre la firma

Jaime Rubio Hancock
Redactor en Ideas y columnista en Red de redes. Antes fue el editor de boletines, ayudó a lanzar EL PAÍS Exprés y pasó por Verne, donde escribió sobre redes sociales, filosofía y humor. Estudió Periodismo y Humanidades, y es autor de los ensayos '¿Está bien pegar a un nazi?' y 'El gran libro del humor español', y de la novela 'El informe Penkse'.
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