Si viviera Sherlock
Si vivieran Poirot, Watson y Holmes, resucitarían al Padre Brown de Chesterton y a la Miss Marple de Agatha Christie y la antigua Liga de la Justicia para intentar derrotar tanto nefando vocero del sinsentido generalizado

Si viviera Sherlock Holmes recibiría hoy mismo en su estudio del 221B Baker Street a una preocupada dama mexicana, quizá ataviada con huipil de diseñador parisino y parasol de Paracho, que le plantearía el raro enigma que deja bizco incluso al sereno Dr. Watson. Luego de una sistemática negación, resulta que sí existen laboratorios de Fentanilo en territorio mexicano y que no sólo han cesado las burlas de ocasión, sino que se han confiscado y entregado toneladas suficientes como para calmar las exigencias de uno de los grandes villanos de todos los tiempos. Holmes elaboraría un plan de suprema deducción partiendo de la melena amarilla del villano que cubre un cráneo en realidad calvo, como armadura para una cabeza probadamente hueca (sin apenas masa encefálica) y una oreja derecha intacta (a pesar de la simulación de haber sido rozada por un balín).
Si viviera Sherlock, llamaría a su lado al entrañable pingüino llamado Hércules Poirot para juntos enfrentar la enrevesada trama de un multimillonario al filo de la bancarrota que exige y consigue que la marca de automóviles horrendos que produce a granel en fábricas oprobiosas sean publicitados nada menos y nada más en el jardín de la Casa Blanca de Washington, D. C. como si fuera una concesionaria de automóviles. Poirot y Holmes unirían sus intelectos para intentar desengañar a millones de incautos que le perdonan al susodicho millonario sudafricano su recurrente saludo a la Hitler, su guadaña contra burócratas y funcionarios a destajo con una miserable motosierra de la marca Milei.
Si viviera Sherlock, Watson podría orientarlo en la desmadrada escenografía prepandémica que destilan en el laboratorio de RFKjr. El carrasposo y delirante encargado de los asuntos de dizque salud pública en los Estados Unidos que navega ya con idiotez un insólito brote del sarampión que creíamos caduco, que insiste en negar los beneficios de las inyecciones preventivas y que no tiene idea en torno a la desbocada obesidad mórbida y tan gringa que parece apuntalar no sólo la ignorancia supina y estupidez generalizada, sino su repercusión electoral y crédulo fanatismo ante todo viso conspiracional.
Si vivieran Poirot, Watson y Holmes, resucitarían al Padre Brown de Chesterton y a la Miss Marple de Agatha Christie y la antigua Liga de la Justicia para intentar derrotar tanto nefando vocero del sinsentido generalizado. Hablo de esta neomanía increíble no sólo por avalar mentiras sino abiertamente promover contradicciones: así como se les atora en el cogote a militares y políticos norteamericanos de la gama MAGA aceptar la mínima afirmación de que las tropas rusas de Putin efectivamente invadieron Ucrania (con video, mapas y muertos que lo confirman) así también vivimos el descarado y deleznable atrevimiento inmoral de celebrar videos producidos por la mal llamada Inteligencia Artificial que proyectan un oprobioso paisaje turístico como utópica franja de Gaza, allí donde miles de muertos deambulan ya entre escombros, polvo y destrucción.
Hoy parece que toda evidencia se vuelve inverificable y que lo evidente se vuelve invisible por vía de la baba necia del poder omnímodo. Incluso en la banalidad de un mal lance futbolístico la savia de la ira parece negar incluso la imagen fotográfica o el video del VAR y la corazonada idiota (como las que suele digerir J.D. Vance, paladín de la pendejez) parece otear la falsa realidad de sus propias mentiras o alaracas quizá nublado por esa delicada línea de maquillaje que subraya sus pupilas.
Ante el telón de esta escenografía hemos sido testigos de una bochornosa jornada de Volodímir Zelenski al caer incauto en la tramposa invitación a la Oficia Oval del Infierno. ¿De veras creyó que sería provechosa la reunión en el averno al terminar la semana en la que el dueño del garito lo había insultado con la falsedad de llamarlo “dictador” a nombre del verdadero dictador que invadió Ucrania? El caso es que en la incómoda y deleznable reunión, el maquillado Vance aprovechó para reclamarle al Jefe de Estado ucranio no portar traje y corbata, ignorante totalmente de que Winston Churcill se presentó también con traje de campaña en la misma Casa Blanca sentando precedente al atuendo de los líderes que representan en su vestuario a países en guerra, pueblos bombardeados y muertos por millar.
La contradicción llevaría a Holmes, Poirot, Dr. Watson, Miss Marple, Father Brown, Peter Pérez, Clouseau y hasta Cantinflas con lupa a un común empeño: así como hubo unas horas en mayo de 1940 durante las cuales Winston Churchill parecía el hombre más solo del mundo, solo en su afán por enfrentar al nacional-socialismo diabólico de Adolfo Hitler por sí solo y solamente con sudor, sangre y lágrimas, así todo héroe detective, todo lector de libres letras, toda voluntad en pro del bien hubo de apoyarlo y pelear hasta con tenedores en apoyo de su empeño… así también todos deberíamos unirnos a una, levantar la voz o la tinta, contagiar el empeño y denostar la infamia que se confecciona a diario y con falsedades toleradas… y partirle su madre no sólo al dictador de Moscú, sino a los artífices del nuevo fascismo sabiéndonos invencibles al lado de Sherlock, Hércules y los demás… si vivieran.
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