La mujer más influyente de Yemen y la paz como arma contra la pobreza
El 60% de las muertes en este país tan castigado y olvidado son consecuencia indirecta de la guerra, ya sea la escasez de agua, el hambre o la propagación de enfermedades
En Yemen todas las esperanzas están depositadas en la paz. “Vivimos en una situación de extrema vulnerabilidad, pero tenemos que pasar a la acción. Intentamos sobrevivir cada día y a la vez luchamos para trasformar la manera de pensar de nuestro pueblo”, relata Iman Haddi Ghaleb Al-Hamli por videollamada desde Abbis (Yemen). A sus 35 años, esta emprendedora en una zona rural del norte del país dirige a un grupo de mujeres que instalaron una planta de energía solar que proporciona electricidad a los habitantes de su aldea.
En el país árabe se podría erradicar la pobreza extrema en una generación si cesa la guerra. Esta afirmación viene recogida en último informe del Programa Mundial de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre Yemen, presentado el 22 de noviembre. Desde 2015 el país asiste a enfrentamientos bélicos entre las fuerzas del Gobierno, respaldado por la coalición militar liderada por Arabia Saudí, y los rebeldes hutíes, respaldados por Irán. Más de 15 millones de yemeníes viven por debajo del umbral de la pobreza. La guerra tiene como consecuencia una crisis que está afectando los medios de vida, los precios de los alimentos y al deterioro de servicios básicos como la salud y la educación.
“Nosotras no queremos la guerra. Somos conscientes de los beneficios de la paz. Vivimos con la desesperanza de nuestra realidad cotidiana, pero nos aferramos al anhelo de poder reconstruir nuestro país”, manifiesta Haddi. El apoyo a la recuperación debe ir mucho más allá de la infraestructura pues hay que poner a las personas en el centro, sugieren desde el PNUD.“Se prevé que las inversiones centradas en la agricultura, el empoderamiento de la mujer, el desarrollo de capacidades y una gobernanza e instituciones eficaces e inclusivas tengan el mayor rendimiento del desarrollo”, reclama el organismo internacional.
Vivimos con la desesperanza de nuestra realidad cotidiana, pero nos aferramos a la esperanza de poder reconstruir nuestro paísIman Haddi, mujer emprendedora yemení de 35 años
La ONU hace especial énfasis en la importancia del empoderamiento femenino para la recuperación. “Según nuestro análisis, los esfuerzos centrados en las mujeres y las niñas en Yemen pueden conducir a un aumento del 30% del PIB para 2050 [que en 2020 ascendía a 16.495 millones de euros]″, asegura por teléfono Noeman Alsayyad, portavoz del PNUD. “Además, se produciría una reducción a la mitad de la mortalidad materna para 2029. En estos momentos las complicaciones relacionadas con el parto son la principal causa de muerte maternoinfantil”.
Iman Haddi ha inspirado a otras mujeres. Orgullosa, pone el ejemplo de Zahra: “A mi amiga Zahra la convencí para que instalase el sistema de electricidad en su casa y que comprara una batidora eléctrica para fabricar incienso y después venderlo. Ahora mismo tiene ingresos que le permiten salir adelante a ella y a su familia”. Sigue enumerando y habla de Faleha que, gracias a la electricidad, ha logrado comprar una máquina de coser y vender ropa para poder ayudar a sus padres que son mayores y viven en una cabaña.
La de Yemen es considerada como la mayor crisis humanitaria del mundo, en gran medida por los estragos de este conflicto. La guerra estalló en 2015 y se ha cobrado más de 377.000 víctimas, según concluye el PNUD en su informe, que también ha hecho un recuento de 154.000 fallecidos directamente por situaciones de combate y violencia. Mientras, otros 223.000, casi el 60% del total, han perdido la vida por causas indirectas, es decir, por los estragos sociales derivados de la guerra.
La ONU calcula que una de cada cuatro personas ha perdido su empleo y la mayoría de la población vive en la precariedad laboral y sin recursos para cubrir sus necesidades básicas. Haddi tiene claro que los beneficios de la planta solar servirán para “dar préstamos fáciles de devolver” para que las mujeres que trabajen con ella puedan abrir sus pequeños negocios. “Esto generará nuevas oportunidades de empleo y ampliará los servicios disponibles en la comunidad”.
El documento del PNUD concluye que otro futuro es posible gracias a la población joven que compone la mayoría social. “No soy la única mujer que tiene ambiciones y quiere luchar pese a vivir en un país devastado”, insiste Haddi. Ella conoce a muchas jóvenes que sueñan con emprender, ser independientes en una sociedad muy conservadora, pero sobre todo, que puedan conseguir vivir en un contexto seguro y sin amenazas.
Si la guerra persiste, en 2030 ya habrán perdido la vida 1,3 millones de personas, y de ellas el 80 % serían menores de cinco años
Iman Ghaleb Al-Hamli presume de que ha sido considerada una de las mujeres más influyentes en 2020 de la BBC por inspirar un cambio positivo en las zonas rurales de Yemen. La lista, elaborada por la cadena pública británica, incluye a la Primera Ministra de Finlandia, Sanna Marin, la actriz Michelle Yeoh, y la actriz y activista estadounidense Jane Fonda. El objetivo de la yemení es desarrollar una gran planta solar que preste servicio a los 3.600 hogares en su distrito.
Los más jóvenes esperan con más ansias un futuro de paz. “Yemen es un país cuya mayor parte de la población es muy joven”, asegura Alsayyad, el portavoz del organismo de la ONU. Si la guerra persiste, en el año 2030 ya habrán perdido la vida 1,3 millones de personas, y de ellas el 80% serán menores de cinco años, según detalla el informe de Naciones Unidas en un intento de poner en cifras a las consecuencias de no actuar.
La crisis ya ha llevado a 4,9 millones de personas más a la desnutrición, y el informe proyecta “una imagen demoledora”, explica el portavoz de la ONU. La desnutrición crecerá a 9,2 millones para 2030 si la guerra persiste; para el mismo año, el número de personas que viven en la pobreza extrema aumentaría a 22 millones, el 65% de la población, recoge el documento presentado por el PNUD.
Durante los seis años de guerra, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), más de un millón de personas se encuentran desplazadas. Desde el comienzo de la nueva ofensiva en Marib, el pasado mes de septiembre y a unos 172 kilómetros de la capital Saná, unas 40.000 personas se han visto obligadas a huir. Se trata de una zona que ya albergaba a personas desplazadas de todo el país. La ONU exige un alto al fuego y denuncia que estos desplazamientos “estén aumentando la necesidad de refugio, artículos domésticos esenciales, agua y saneamiento, educación y servicios de protección, especialmente para los niños y niñas”.
Durante los últimos meses la intensificación de los enfrentamientos ha provocado el cierre de cinco centros de alojamiento gestionados por Acnur. Además, la población se encuentra sometida al “miedo y al pánico” y lucha por acceder a la ayuda humanitaria.
La ONU advierte que, si la paz no llega, las víctimas directas o indirectas de la guerra podrían dispararse al millón y medio
“Los dos bandos combaten por el futuro, pero el informe dice que si la guerra no para no habrá futuro. Beneficiaría a todos, y sobre todo al pueblo yemení”, añade Alsayyad. La ONU advierte que, si la paz no llega, las víctimas directas o indirectas de la guerra podrían dispararse al millón y medio. Calculan que el hambre, la escasez de agua y la propagación de enfermedades están siendo las causa del 60% de las muertes en el país.
Durante los últimos meses la intensificación de los enfrentamientos ha provocado el cierre de cinco centros de alojamiento gestionados por Acnur. Además, la población se encuentra sometida al “miedo y al pánico” y lucha por acceder a la ayuda humanitaria. “Los dos bandos combaten por el futuro, sin embargo, el informe avisa de que, si la guerra no para, no habrá futuro. Beneficiaría a todos, y sobre todo al pueblo yemení”, añade Alsayyad.
Los seis años de enfrentamientos han mermado toda perspectiva de crecimiento económico, que se calcula que han sido 126.000 millones de dólares (110.000 millones de euros) del PIB yemení. El estudio revela que, si cesan las hostilidades, hasta 2050 ascendería a los 450.000 millones de dólares (unos 400 millones de euros). Por el contrario, si el conflicto persiste y la paz no llega, la cifra de víctimas podría dispararse por encima del millón en menos de una década.
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