Sabiduría indígena en las aulas para proteger el planeta
Líderes indígenas comparten en España sus conocimientos ancestrales sobre la preservación medioambiental y buscan ayuda para proteger sus comunidades y frenar el cambio climático
Adrián Xopan tiene 52 años, pero en su pueblo es considerado ya un anciano de la sabiduría. Vestido con su ropa blanca ceremonial, dos cintas rojas rodeando la frente y la cintura y un collar de piedras, este indígena mexicano inauguró recientemente en la Universidad Carlos lll de Madrid un máster sobre acción solidaria internacional e inclusión social. “Es el momento de la reconciliación, pero de la reconciliación entre nosotros, la tribu humana. Todos pertenecemos a la misma tribu y esto es en beneficio de toda la humanidad”, dijo en su presentación.
En España, Suiza, Suecia u Holanda, este indígena insiste en el compromiso con la naturaleza y muestra prácticas ancestrales como el temazcal, un ritual que consiste en un baño de vapor de hierbas medicinales con propiedades sanadoras. “Estamos en un momento muy especial porque las personas empiezan a ver los efectos del sistema de vida depredador y de consumo excesivo. En Suiza, por ejemplo, se derriten los glaciares y esto hace que la gente tome conciencia de lo que ocurre”, afirma.
Xopan sabe bien de lo que habla. Vive en la península mexicana de Yucatán, un lugar amenazado hoy por la construcción del tren maya, una vía férrea de 1.500 kilómetros que transportará pasajeros y mercancías, principalmente combustible, a través de los Estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Según Xopan y centenares de pobladores locales, este proyecto del Gobierno mexicano amenaza el equilibrio y la comunicación entre selva, mar y arrecife. En diciembre, un grupo de expertos de la ONU afirmó que el futuro tren podría “poner en peligro los derechos de los pueblos indígenas y otras comunidades a la tierra y los recursos naturales”.
La contribución de la comunidad de Xopan al futuro de la humanidad se centra en la protección del manglar de Yucatán. “La lucha está enfocada en los cenotes que conforman el sistema de ríos subterráneos más grandes del planeta, que son un tesoro ecológico de la humanidad y única fuente de agua dulce de la península del Yucatán”, explica este líder indígena. Los cenotes son depósitos de agua manantial que se hallan a cierta profundidad en esta zona de México y otros lugares de América.
Calixto Suárez y Roberto Chaparro, indígenas arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, también viajan a diferentes lugares del mundo para proteger su territorio. “Muchas personas saben que vivimos sobre la tierra, pero tomar conciencia de que la tierra es un ser vivo es muy importante”, explicó Suárez en una reciente conferencia en Madrid.
Tomar conciencia de que la tierra es un ser vivo es muy importanteCalixto Suárez, indígena arhuaco de Colombia
Vestido con sombrero, capa y falda blanca, color que representa los picos nevados de su tierra, este portavoz indígena insiste en que “hay lugares donde la tierra respira, late y piensa; saberlo y actuar en consecuencia es importante por el bien de todos”. Los arhuacas buscan, por ejemplo, apoyo internacional para crear una escuela para enseñar sus ritos, mitos y credos, claves en la defensa de la naturaleza, según ellos.
“La responsabilidad de todos nosotros es cuidar de la madre original, la madre principal, la madre de todos los humanos que existen: la Tierra”, insiste Suárez.
Ver a través de la mirada indígena
Los pueblos indígenas representan el 6% de la población y ocupan, poseen o utilizan una cuarta parte de la superficie del mundo, aunque salvaguardan el 80% de la biodiversidad, según el Banco Mundial.
“Los indígenas han cuidado del planeta y Occidente ha desarrollado la tecnología. Ahora es un buen momento para ver a través de la mirada indígena porque tenemos la necesidad de encontrar salidas”, corrobora Ángel Llamas, director del máster online de derechos fundamentales en la Universidad Carlos lll de Madrid.
Para este profesor y la mayoría de las personas e instituciones que reciben a los líderes indígenas en España y Europa, estos pueblos tienen experiencias ancestrales necesarias para adaptarse a la actualidad, también para mitigar y reducir los riesgos derivados del cambio climático y los desastres naturales.
“La universidad debe ser un lugar de encuentro. Sabemos que los pueblos indígenas tienen respuestas para la crisis y presentan alternativas de vida necesarias en el mundo de hoy”, dice el antropólogo Daniel Oliva, coordinador académico del máster en acción solidaria internacional y de inclusión social de la Universidad Carlos lll.
Es un buen momento para ver a través de la mirada indígena porque tenemos la necesidad de encontrar salidas.Ángel Llamas, profesor en la Universidad Carlos lll de Madrid.
Muchos otros líderes indígenas llegan cada año a España y a otros países europeos apoyados por personas anónimas para que transmitan su cosmovisión y su manera de proteger el planeta. Es el caso del Tata Aurelio, procedente de la Sierra Maestra de México. Sentado en medio de un bosque de la sierra de Madrid, se define como un guerrero de la tierra. “Si estamos en armonía con ella, todo está bien”, dice, pausadamente, este anciano de más de 80 años, con sombrero de paja, piel curtida por el sol y manos marcadas por el intenso trabajo.
Hijo de campesinos, habla de la tierra con idéntico respeto que con el que un hijo habla de su madre. “Nosotros los indígenas guardamos la tierra. La tecnología no nos da de comer, pero la tierra sí, es nuestra madre”, declara. Para el Tata Aurelio luchar por la preservación significa inculcar a sus hijos y nietos estos valores y enseñar a cualquier persona que le escuche a interpretar el clima o el fuego, los lenguajes con los que habla el planeta, según la tradición de su pueblo.
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