Los ricos españoles no son tan solidarios
Las grandes fortunas españolas se desmarcan de la iniciativa de sus homólogos de pagar más Oficialmente, apenas hay multimillonarios y gozan de una tributación muy ventajosa
Imaginen que se juntan en una cena el banquero Emilio Botín, el dueño de Zara, Amancio Ortega, y la duquesa de Alba y deciden convocar a sus pares, las mayores fortunas de España, para presentarles una propuesta singular: dirigirse al unísono al Gobierno para pedirle que les suba los impuestos y ayudar así al país a salir de la crisis. Esta fábula del mundo al revés no ha sucedido en España, ni tiene visos de que ocurra, pero no es una licencia literaria: multimillonarios franceses, alemanes y estadounidenses han entendido que el patriotismo en momentos de recesión pasa por que paguen más los que más tienen y han reclamado a los políticos un aumento de la fiscalidad.
Y algunos Gobiernos han recogido el guante. En Francia, Alemania, Italia, Irlanda y EE UU ya están preparando reformas para elevar la presión fiscal a los que más ganan o imponer impuestos especiales a las grandes fortunas. Curiosamente, muchos de esos Gobiernos tienen color conservador. Otros Ejecutivos, como el de José Luis Rodríguez Zapatero, que se definen de izquierdas, han desistido de aplicar estas recetas, y optaron por subidas fiscales indiscriminadas a través de impuestos indirectos como el IVA, como vía para aumentar la recaudación.
Esa política está siendo cuestionada desde las propias filas socialistas. El candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, promete llevar en el programa electoral un impuesto especial de fortunas, y ha forzado a que el Gobierno rescate el impuesto del patrimonio como reclamo a dos meses de las elecciones. El PP cree que con esas recetas solo se conseguirá más paro y no apoya ningún impuesto para ricos.
Economistas, politólogos, sociólogos y expertos en general no se ponen de acuerdo en la justificación de ese ansia solidaria de los más poderosos. Algunos apuntan a que detrás de esa petición de que les suban los impuestos hay un mero efecto cosmético de cara a mejorar su imagen ante la opinión pública, que contempla impotente como recaen, una tras otra, todas las plagas de la crisis (paro, desahucios, encarecimiento de servicios esenciales…) mientras una casta privilegiada sigue cobrando sueldos y bonus estratosféricos o incluso se beneficia de las ayudas públicas.
“Aquí, a la gente le bastaría con que declarasen lo justo”, dice un economista
“Nuestros ricos no son solo menos solidarios, aunque solo fuera por un sentido de la estética de la justicia, sino que posiblemente tienen más cosas que esconder. Aquí la ciudadanía se conformaría no con que se les gravara más sino con que declararan lo que les corresponde”, dice Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
El fogonazo de los plutócratas lo daba el multimillonario estadounidense Warren Buffett, reclamando más impuestos para él y los suyos. “Los ricos siempre van a decirnos: dadnos más dinero y gastaremos más y todo esto repercutirá para bien en todos vosotros. Pero esto no ha funcionado en los últimos 10 años, y espero que los estadounidenses se hayan dado cuenta”.
La revista Forbes, en su última lista de 1.210 multimillonarios correspondiente a 2010, incluye 15 fortunas españolas. En conjunto suman 63.000 millones de dólares (unos 45.300 millones de euros). Ninguno de ellos ha manifestado públicamente su disposición a pagar más al Estado.
El gesto más audaz ha sido el de Rosalía Mera, dueña del 6,9% de Inditex (Zara), que dijo comprender las razones de la protesta de los indignados del 15-M. El Consejo Empresarial para la Competitividad, que reúne a los gestores de grandes empresas (César Alierta, Isidro Fainé, Emilio Botín, José Manuel Entrecanales, Isak Andic, Isidoro Álvarez, Leopoldo Rodés, Simón Pedro Barceló, etcétera), ni siquiera ha incluido el tema en el orden del día de sus discusiones, aunque sí ha aplaudido otras decisiones como imponer un límite de gasto en la Constitución.
“El tema de una tributación especial para ricos esconde otro debate más profundo, que es el nivel de la presión fiscal que es necesario tener para gozar de los servicios públicos de calidad como los de Alemania u Holanda, por ejemplo. España siempre ha sido un país con un gran fraude y una presión fiscal baja. Y eso da una sensación de que el grueso de la carga cae sobre la clase media, que está injustamente distribuida, y que los más ricos poseen mecanismos de evasión a su alcance”, afirma Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la UAB.
Algunos ricos nacionales no solo no piden pagar más sino que intentan evadir sus obligaciones fiscales. En mayo de 2010, las autoridades francesas informaron de que 3.000 fortunas españolas estaban en la lista de personas con cuentas secretas en Suiza que había filtrado Hervé Falciani, un empleado despechado del banco suizo HSBC. Entre ellas aparecía Emilio Botín, presidente del Banco Santander, su hermano Jaime Botín, y los cinco hijos que tienen cada uno de ellos. A petición de la Agencia Tributaria, los denunciados procedieron a la presentación de las declaraciones de entre 2005 y 2009 de los bienes no declarados y abonaron 200 millones de euros. No obstante, la Audiencia Nacional tramita una denuncia por la presunta comisión de delitos de fraude contra la Hacienda Pública y falsedad documental.
En España, el problema no es tanto que los ricos paguen poco, sino que oficialmente casi no hay ricos. Según los últimos datos disponibles de la Agencia Tributaria con el balance de la Declaración del IRPF de 2009, únicamente 6.829 contribuyentes declararon ganar más de 601.000 euros (tramo superior) ese año, lo que supone solo un 0,035% del total de declaraciones (19.315.353). Una cifra tan baja de sueldos millonarios es poco creíble si se compara con otros estudios y estadísticas. Baste decir que solo el número de miembros de la alta dirección de las 35 compañías del Ibex ascendía a 513 y su retribución media fue de 754.000 euros.
La edición del Informe sobre la Riqueza en el Mundo de 2009, que elaboran cada año Merrill y Capgemini, reveló que el número de particulares con patrimonios elevados en España, entendidos por tales a los que poseen más de un millón de dólares (700.000 euros) en activos líquidos (excluyendo primera vivienda y consumibles) era de 143.000 en 2009, un 12,5% más que el año anterior. De hecho, el informe reconoce que España es el duodécimo país del mundo con más “individuos de valor neto elevado” (High Net Worth Individuals). ¿Dónde se esconden estos potentados? ¿Dónde están los 134.000 ricos que faltan si se compara ese estudio con los datos de la Agencia Tributaria?
La respuesta es doble: los ricos españoles gozan de facilidades para esconder su riqueza al fisco (en algunos casos incurriendo en fraude), y los que no lo hacen buscan fórmulas mucho más ventajosas de tributación que el IRPF que rige para el común de los contribuyentes y asalariados, bien creando sociedades que gestionen su patrimonio o a través de las Sicav, unos vehículos de inversión que emplean casi todas las grandes fortunas españolas para agrupar sus inversiones.
Elijan el instrumento que elijan, los sucesivos Gobiernos de PP y PSOE han coincidido en rebajarles la carga fiscal a los ricos con deducciones, bonificaciones y excepciones. Así, el gravamen del IRPF para las rentas más altas es del 45%, aunque el tipo efectivo, lo que realmente pagan sobre su renta, es del 30,8%, desde el más del 40% que pagaban una década atrás. Por su parte, el tipo medio del Impuesto sobre Sociedades para el conjunto de las empresas ha disminuido desde 2004 del 32,3% al 28%, mientras que el tipo efectivo descendió aún más, hasta un 5,3%, todo ello debido a los cambios introducidos en las bonificaciones y deducciones.
Con todo, las más ventajosas para los millonarios son las Sicav, sociedades compuestas en teoría por 100 o más partícipes que tributan a un 1% por el Impuesto de Sociedades, frente al tipo general del 30%. Su funcionamiento puede levantar ampollas en el contribuyente medio. Y es que si un particular gana un buen sueldo puede pagar hasta un 45% vía IRPF; si un empresario tiene éxito en su negocio productivo abonará entre un 25% y un 30% de lo que gane; pero si una gran fortuna se dedica a invertir en Bolsa a través de las Sicav sólo tributará un 1%
Cuando venden su participación en la Sicav, en todo o en parte, teóricamente deben tributar al 21% como una renta de capital, pero buscaron también un mecanismo de evadir ese pago ya que muchas retiradas de dinero se disfrazaban bajo la fórmula de reducciones de capital con devolución de aportaciones.
“La regulación de las Sicav no tiene ninguna malicia cuando funcionan como un fondo de inversión. Ahora empiezan a no ser equitativas cuando son manejadas por una sola persona, de forma que logra diferir la tributación que debería pagar si fuera un particular”, indica Luis del Amo, gerente del Registro de Economistas y Asesores Fiscales.
El argumento que se dio para esta discriminación cuando se crearon en 1983, en el primer Gobierno de Felipe González (aunque quedaron reguladas definitivamente en 2003 bajo el mandato de José María Aznar), era evitar la fuga de capitales. Es decir, hay que tratar bien a los que más tienen para evitar que se vayan.
“Si eres un deportista de élite es fácil residir y tributar en cualquier lado. Pero si eres un empresario y tienes el núcleo de tu negocio en tu país es mucho más complicado”, precisa Del Amo. En otros países no están de acuerdo con esa filosofía y creen que los efectos de la recesión deben recaer también sobre las espaldas de los poderosos.
Francia acaba de aprobar un impuesto especial que grava las rentas que superen los 500.000 euros; Italia fijará un nuevo impuesto del 3% a los contribuyentes con ingresos superiores a los 300.000 euros anuales; Barack Obama pretende eliminar las exenciones fiscales de las que gozan los que ganan más de 250.000 dólares (unos 180.000 euros) en Estados Unidos; y Reino Unido ha alcanzado un acuerdo con Suiza para que los británicos con cuentas en el país helvético paguen impuestos en el Reino Unido a partir de 2013.
El presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, ha pedido al Gobierno de Silvio Berlusconi que no cargue con más impuestos a los que ganan 4.000 euros al mes y, en su lugar, le propone un impuesto extraordinario del 0,5% sobre los patrimonios de más de 10 millones. Dieciséis de las mayores fortunas de Francia pedían un tributo especial para “preservar un modelo francés y de un entorno europeo de los que nos hemos beneficiado”.
En España, Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE, decía recientemente: “No es momento de la queja constante, sino del sacrifico constante”. Pero se refería a los funcionarios.
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