Rubalcaba descubre su programa electoral
Paridad en grandes empresas | Subida de impuestos del tabaco y alcohol | Desbloqueo en las listas | Cierre de nucleares en 2028
El candidato del PSOE para las elecciones del 20-N, Alfredo Pérez Rubalcaba, reveló ayer, en la segunda jornada de la conferencia política de su partido, las claves de sus reformas políticas. Si el PSOE sigue en el Gobierno, obligará a las grandes empresas a que cumplan la Ley de Paridad en sus consejos de administración; subirá los impuestos del tabaco y el alcohol para ayudar a tapar el agujero de la sanidad; propondrá desbloquear por ley las listas electorales, aunque seguirían siendo cerradas; y se comprometerá a cerrar todas las centrales nucleares en 2028, con lo que no sobrepasarían los 40 años de funcionamiento.
Rubalcaba se comprometió a cambiar la Ley de Igualdad para obligar a las empresas que cotizan en el Ibex y otras grandes sociedades a que en sus consejos de administración se establezca la paridad (no menos del 40% ni más del 60% para cada sexo). “Si gobierno, la cambiaré y pondré que lo tienen que hacer”, afirmó.
La ley aprobada en 2007 establece en su artículo 75 que las grandes empresas “procurarán” incluir en su cúpula un número de mujeres “que permita alcanzar una presencia equilibrada de hombres y mujeres en un plazo de ocho años”, que se cumple en 2015. Las empresas a las que se refiere esta ley son aquellas que cumplen al menos dos de estos tres requisitos: cuando las partidas de activo superan los 11,4 millones de euros; cuando la cifra de negocios es superior a los 22,8 millones, y cuando las plantillas superan los 250 empleados.
En la práctica, apenas se ha cumplido esa disposición legislativa: el pasado julio, la proporción de mujeres en los consejos de administración de empresas del Ibex era del 11%. Rubalcaba señaló que el calendario para que las empresas alcancen la paridad figurará en su programa electoral. Se establecerá, dijo, “un calendario racional, con ritmos y no obligando a nadie a hacer cosas ilógicas”, pero advirtió que es un tema al que “hay que meterle marcha porque, si no, no avanza”. Esta medida, añadió el candidato, la acaba de aprobar Bélgica, y Suecia ya la aplica.
El PSOE y su candidato van a jugar todas sus cartas; no tienen nada que perder dado que al día de hoy la puerta de la victoria parece que está cerrada. Así, a través de esta conferencia política, el aspirante a La Moncloa por el PSOE ha lanzado una serie de propuestas a los ciudadanos en algún caso inéditas, en otros apuntadas pero sin llegar a rematarlas.
En todo caso, entran en el corazón del debate actual sobre los peligros que se ciernen en torno al Estado de bienestar, la calidad democrática y la posibilidad real de que sobre las mujeres recaigan más que en los hombres los efectos de la crisis. En estas líneas descansaron ayer las propuestas que Rubalcaba enunció en la segunda jornada de este cónclave, del que saldrá parte del programa con el que se medirá al PP el 20-N.
La primera sorpresa la ofreció a media mañana y fue sobre la financiación de la sanidad. Si gana las elecciones, el Gobierno de Rubalcaba subirá los impuestos del alcohol y del tabaco para financiar parte de la deuda sanitaria que ahoga a las comunidades autónomas. Se cuidó mucho de precisar que este impuesto no incluía ni al vino ni a la cerveza, sectores clave de la economía española. Cuando el candidato anunció otras medidas, esta vez para enjugar el déficit, relativas a quitar las desgravaciones fiscales de que ahora disfrutan las aseguradoras sanitarias, el auditorio prorrumpió en un apretado aplauso. Los militantes socialistas de toda España que acuden a esta conferencia se manifiestan continuamente, a través del debate de las comisiones, por medidas de corte clásico socialdemócrata, a las que el candidato está muy atento. Por eso no para de repetir que en momentos de crisis como el actual corresponde a los que “más tienen” hacer un mayor esfuerzo económico.
Además de las iniciativas para financiar la sanidad, para evitar el copago o la privatización, el PSOE se reservaba otro par de propuestas de impacto para esta conferencia. Rubalcaba pedirá al resto de las fuerzas políticas el apoyo para cambiar la Ley Orgánica Electoral General e implantar un sistema de listas desbloqueadas. Lo que se conoce en otros países como “listas desbloqueadas y modelo preferencial”. Los partidos se reservarían como hasta ahora la potestad de elaborar su candidatura, pero se dejaría a los electores la posibilidad de cambiar el orden de los candidatos de tal manera que si hay un porcentaje alto de electores que apuestan por un candidato que vaya, por ejemplo, en el número dos, le pueden alzar a la cabeza, torciendo la mano al partido.
Claramente, con esta incursión en la Ley Electoral, Rubalcaba atiende, aunque sea ligeramente, a algunas de las demandas del Movimiento 15-M, aunque sin llegar a proponer las listas abiertas.
De listas electorales y sobre todo de los puestos de las mujeres en ellas habló mucho Rubalcaba en otro de los actos esenciales de esta conferencia. El candidato quiso participar en la Comisión de Igualdad, en la que cientos de mujeres le escucharon compromisos muy serios para el avance de la igualdad. Fue aquí donde hizo quizá uno de los anuncios más relevantes de la conferencia, la reforma de la Ley de Igualdad.
Esta ley la aprobó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y establece que las grandes empresas “procurarán” introducir la paridad, es decir, que ningún sexo pueda tener más de 60% ni menos de 40%. Y como esto no se ha cumplido en absoluto, Rubalcaba ironizó. “En las empresas han procurado muy poquito. Así que, de procurar ya nada, sencillamente harán que se cumpla la paridad”. El aplauso fue estruendoso.
Seguramente Rubalcaba sabía que antes de su intervención iba a escuchar algunos reproches de sus compañeras de partido por las deficiencias que aprecian en la representación de mujeres en las listas para las elecciones del 20-N. Le llamaron la atención a la cara sobre el asunto la consejera andaluza Micaela Navarro y la ministra de Sanidad, Leire Pajín. Aprovecharon la presencia de Carlota Bustelo, una histórica del feminismo socialista, para recoger una frase que en los ochenta hizo época: “Si no van otras, yo tampoco voy”. Se refería así Bustelo a la escasez de mujeres en las listas y era su manera de protestar.
Rubalcaba cogió el guante y aseguró que pediría a los secretarios provinciales que revisen las listas porque, en efecto, se detecta un bajonazo en la representación de mujeres. “Cuidadito, cuidadito, vamos a llevarnos bien”, les lanzó el candidato. Estas advertencias tuvieron algo de teatro ya que la noche anterior Rubalcaba se reunió con los barones y, en privado, les pidió esa revisión para incluir a más mujeres. En esa reunión, el candidato y los barones hablaron de las perspectivas electorales del 20-N. Estuvieron de acuerdo en que la posibilidad de recuperar el voto de la izquierda, actualmente desapegado, solo podría llegar por propuestas nuevas y creíbles. Pero no solo. También con la movilización del partido.
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