Robles a De Rosa: “O convocas un pleno o saldrás en julio con deshonor como Dívar”

La feroz batalla emprendida por la vocal del Consejo General del Poder Judicial Margarita Robles para aupar al primer sillón de la judicatura española al expresidente de la Asociación Profesional de la Magistratura, el conservador José Ramón Ferrándiz, llegó incluso a la amenaza el pasado miércoles.

Robles, propuesta como vocal por el exministro socialista José Blanco, quería a toda costa que el actual presidente en funciones, Fernando de Rosa, convocase un pleno extraordinario para elegir a un nuevo presidente del Consejo y del Tribunal Supremo. De Rosa se resistió inicialmente, al entender que quienes sugerían el pleno no reunían los 12 votos necesarios para nombrar a un nuevo presidente. No obstante, al día siguiente lo convocó para mañana, tras pedirlo por escrito Robles y otros dos vocales.

Vocales del Consejo pugnan por los 12 votos que permiten elegir al presidente

Según varios consejeros, el miércoles hubo dos momentos especialmente tensos, que acabaron al día siguiente con De Rosa en el hospital debido a la tensión vivida. En el primero, Robles soltó al actual presidente del Consejo: "Así empezó Dívar, vas por el mismo camino"; y, posteriormente, le amenazó: "O convocas un pleno o saldrás en julio con deshonor, como él". Fuentes progresistas y conservadoras del Consejo ignoran a qué deshonor aludía Robles. Un vocal explica: "Si la amenaza es que Fernando viajó como vicepresidente al Cono Sur de Argentina en un viaje oficial que autorizó la Permanente del Consejo, a la que ella pertenece, también deberán explicar sus viajes a Australia, China y Cartagena de Indias —y son solo tres ejemplos— los vocales Félix Azón, Inmaculada Montalbán y Miguel Collado". Precisamente, estos son tres de los ocho vocales que secundan a Robles en su intento de colocar a un magistrado conservador en el primer sillón de la justicia.

Los clanes del Consejo volverán hoy a la carga en busca de los 12 votos que permitan designar el martes al relevo de Dívar. Tras la tensión vivida la semana pasada, a día de hoy no hay un consenso nítido. Y ninguno de los grupos o camarillas del Poder Judicial reúne la llave (12 votos) que convierte a un juez en jefe de todos los jueces.

La opción de Ferrándiz parece haber perdido fuelle, pero se mantiene firme en el baile de aspirantes a suceder a Dívar. Es el candidato que, en principio, aglutinaría más votos: nueve o diez. Pero le faltan al menos dos. Los vocales partidarios del pleno confían en el efecto inercia, el de los vocales que a última hora añaden su voto a un candidato aparentemente ganador para que conste que ellos también le apoyaron.

El clan que lideran Robles y el vocal conservador Manuel Almenar, y afines de ambos, no las tiene todas consigo. Los vocales están muy escaldados.

Otro candidato para relevar a Dívar es el ex fiscal general del Estado Carlos Granados, de la moderada Asociación Francisco de Vitoria. Tampoco cuenta con 12 votos. Aglutina unos seis, provenientes del ala del Consejo que ha permanecido fiel a la disciplina del grupo progresista, de la que desde hace años solo quedan ecos. Entre los respaldos de Granados se incluyen dos vocales conservadores (Claro José Fernández y Concepción Espejel) que hace ya tiempo se alzaron contra el mercadeo asociativo que ha caracterizado a este Consejo en la elección de los altos cargos.

Con este escenario, en el pleno de mañana puede ocurrir cualquier cosa. Otros posibles relevos de Dívar, teniendo en cuenta que se busca a un juez próximo a la jubilación para que ocupe el primer sillón de la justicia durante los 14 meses de legislatura que restan a este Consejo, hay unos cuantos: los jueces del Supremo Ángel Calderón, Rafael Fernández Montalvo, Jesús Corbal, Ricardo Henríquez, Juan Saavedra...

Si fructifica el proyecto avanzado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el Consejo que suceda a este será otra cosa. Las rencillas, trifulcas, amaños y, sobre todo, el caso Dívar han dejado expedito el camino a Gallardón para fulminar la figura del Consejo tal y como hoy se conoce y, de camino, recortar gastos.