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Cataluña proclama su soberanía

El 'Parlament' aprueba la declaración por la consulta entre graves tensiones en CiU y PSC 85 diputados (CiU, ERC e ICV) votan a favor, y 41 (PSC, PP y Ciutadans), en contra

Artur Mas y sus consejeros aplauden el resultado de la votación. Los escaños vacíos son del PP. FOTO: QUIQUE GARCÍA (AFP) / VÍDEO: ATLASFoto: atlas

La división en los dos grandes partidos de Cataluña, Convergència i Unió y el Partit dels Socialistes, marcó ayer lo que debía ser una jornada histórica en el Parlamento. La Cámara catalana aprobó por amplia mayoría, con 85 votos a favor (CiU, Esquerra, Iniciativa y un diputado de la CUP), 41 en contra (PSC, Partido Popular, Ciutadans) y dos abstenciones (CUP), el texto que proclama la “soberanía jurídica y política del pueblo catalán”. La resolución marca el camino hacia la consulta sobre la autodeterminación, fijada para 2014. La fecha no se concreta en el texto, que tampoco soluciona el encaje legal de la votación. Sostiene que “se utilizarán todos los marcos legales existentes para hacer efectivo el ejercicio del derecho a decidir”. La proclamación subraya que se buscará el diálogo con el “Estado español, las instituciones europeas y el conjunto de la comunidad internacional” para legitimar el proceso.

85 diputados (CiU, ERC e ICV) votan a favor, y 41 (PSC, PP y Ciutadans), en contra

Pese a la trascendencia del texto, la división de los grandes partidos enrareció el ambiente. CiU y PSC llegaron a la sesión parlamentaria arrastrando conflictos internos, que discurren por caminos dispares: mientras la federación nacionalista logró apagar momentáneamente el fuego, el polvorín socialista estalló y cinco diputados del sector catalanista rompieron la disciplina interna y no se sumaron al voto contrario decidido por la dirección del PSC.

Unió y Convergència enterraron el hacha de guerra, pero en las próximas semanas deberán sentarse para discutir el órdago lanzado por los democristianos, que retaron a CDC a revisar los pactos internos. Ayer los dirigentes de CiU se conjuraron para rebajar la tensión. Aparcado queda, de momento, el debate de fondo: Unió defiende el encaje con España y CDC, el Estado propio.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, quiso olvidar las rencillas y enfatizó la importancia de la declaración. “Se hará una votación que no es menor; es de carácter histórico”, proclamó. Aunque, como el texto es una simple proclama sin efectos jurídicos, avisó: “No resolverá los problemas en 24 horas, pero orientará el país hacia donde mayoritariamente queremos”. Mas aceptó que el proceso soberanista puede generar “algunas tensiones”, pero justificó su pulso con un argumento repetido: la independencia como solución a la crisis.

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El presidente catalán hizo su exposición horas antes de votarse la declaración, ya que su discurso giró entorno a la composición de su Gobierno. Fue Oriol Pujol, líder parlamentario de CiU, quien defendió el texto. Pujol tendió la mano al PSC y matizó que la resolución no es “ni una regulación jurídica ni una hoja de ruta”.

El nacionalista cerró un debate que abrió Oriol Juqnueras, líder de ERC. El republicano insistió en la trascendencia de la resolución y quiso resumir su sentido en una sola palabra: “Democracia”. Frente a la reticencia socialista a aceptar el concepto de soberanía, Junqueras argumentó su importancia para lograr la consulta: “La soberanía implica, literalmente, que por encima de la voluntad democrática de los ciudadanos no hay nada. Se sitúa por encima de cualquier imposición que venga de otros marcos legales o de la voluntad de otras naciones”.

Iniciativa, que logró modificar sustancialmente la declaración, explicó su posición: favorable al derecho a decidir sin que ello signifique que sea independentista. “No hay un debate entre los que son soberanistas y los que no, sino entre los que quieren que se reconozca un ejercicio democrático y los que no”, dijo el ecosocialista Joan Herrera.

Ni la crisis interna ni la presión de todos los partidos hicieron titubear a Pere Navarro, líder socialista. Navarro justificó su negativa al entender que CiU y ERC ya han dibujado un camino a la independencia que elimina el derecho a decidir. “Desfigura la consulta porque prefigura el resultado”, sentenció.

El texto, sin efectos jurídicos, marca el camino a la consulta soberanista

La inclusión del PSC al bloque contrario a la consulta motivó las chanzas de PP y Ciutadans, conscientes de la incomodidad que provoca en los socialistas verse junto a estos dos partidos. “Bienvenidos a la democracia y al Estado de derecho”, coincidieron la líder del PP, Alicia Sánchez-Camacho, y el de Ciutadans, Albert Rivera. El PP, cuyos diputados mostraron su malestar abandonando el pleno tras la votación, trató de hurgar en la herida de CiU instando a los diputados de Unió a votar en contra de la declaración. “Tienen la oportunidad de no avalar el separatismo”, les interpeló Sánchez-Camacho. Rivera ninguneó el debate, y pidió “acabar el teatro y comenzar la legislatura”.

La nueva formación parlamentaria, la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), se desmarcó del resto de partidos y sus diputados se dividieron: uno votó a favor y los otros dos se abstuvieron. Respondieron así al mandato de sus militantes, reticentes a un sí sin fisuras a la declaración: “Uno de los votos es sí a la soberanía y al derecho del pueblo catalán a decidir su futuro; y las dos abstenciones son para protestar por cómo se está liderando este proceso desde el principio”, explicó el diputado Quim Arrufat.

La votación se cerró con un largo aplauso. La declaración, de momento, solo tiene efectos políticos. CiU, ERC e ICV confían en darle carácter jurídico aprobando este semestre una ley de consultas que permita al Gobierno catalán valerse de un marco legal para convocar la votación.

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