Mas llama a cerrar filas ante el reto soberanista pero Unió se le resiste
El presidente arenga a sus altos cargos y Duran se desmarca de la cadena humana
Artur Mas reunió ayer a 250 altos cargos de su Gobierno en el Palacio de la Generalitat para cerrar filas ante el que se antoja como el curso más difícil desde que asumió la presidencia, en diciembre de 2010. Con Cataluña viviendo en prórroga presupuestaria, incapaz de debatir las cuentas en el Parlamento autonómico, Mas espera convocar la consulta sobre la independencia en 2014. Y por ello convocó ayer a sus altos cargos, para dar ánimos y sobre todo mantener prietas las filas ante el desafío soberanista.
En la reunión con sus altos cargos, la tercera que celebra Mas desde que es presidente, el líder de CiU utilizó una de sus habituales metáforas para referirse al momento político que vive Cataluña. Así, comparó la situación con la de un avión que está a punto de despegar y que cuando se produzca ese momento se vivirá una situación de no retorno, en referencia al deseo de no pertenencia a España.
El presidente de la Generalitat también dijo que la legislatura concluía en 2016, en un intento de rebatir las voces que dan por sentada la celebración de unas elecciones plebiscitarias en 2014, después de que el Gobierno de Mariano Rajoy impida la celebración de la consulta soberanista. Mas también recordó que el objetivo de su Gobierno, además de la reclamación del derecho a decidir, es la salida de la crisis económica, y animó a sus altos cargos a trabajar en ello.
El PSC anuncia que no acudirá, pero da libertad a sus cargos para el 11-S
Con todo, el planteamiento de Mas hizo agua incluso antes de iniciarse la reunión, precisamente dentro de su propia federación. El presidente espera que la cadena humana que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) organiza para la Diada le sirva de disparadero hacia la consulta. Por eso llamará a acudir a la marcha y ha movilizado a su partido, CDC. Pero Unió Democràtica, socio minoritario de la federación, hará caso omiso a ese llamamiento. El partido decidió ayer desmarcarse de Via Catalana para mantener sus principios como formación: la defensa de la consulta y la confederación con España.
En un curso decisivo para Mas, Unió y Convergència aparecen divididos en una cuestión central en la política catalana, como es el proceso soberanista: consensuaron un objetivo común, la consulta, y un programa electoral que consagraba la independencia como objetivo político de CiU, pero el desplante de Unió en la cadena humana arriesga la unidad de la federación. Convergència ha movilizado a todos sus dirigentes para asegurarse de que la cadena sea un éxito. Es la enésima crisis interna en CiU, que a medida que avanza el proceso soberanista agrava su tradicional mala salud de hierro. El único argumento que no genera dudas en CiU es culpar de la crisis económica al resto de España. Convergència generó revuelo en las redes sociales por publicar uno de los lemas recurrentes del partido: “La Cataluña productiva paga la España subsidiada”.
Pese al desmarque de Unió, algunos dirigentes asistirán a la cadena humana a título personal, pero ningún consejero democristiano de Mas —ni la vicepresidenta del Gobierno catalán, Joana Ortega, ni el consejero de Agricultura, Josep Maria Pelegrí— ha confirmado su presencia. Quien seguro que no asistirá es el líder del partido, Josep Antoni Duran. Declarado detractor del independentismo, el partido alegó “problemas de agenda” de Duran, que el día 11 de septiembre acudirá al Congreso.
Pelegrí, secretario general de Unió, fue incapaz de concretar ayer por qué motivo Unió no asistirá a la cadena humana. Los democristianos pidieron a la ANC que convocara la manifestación para pedir el derecho a decidir —y no la independencia— y los organizadores, sin cambiar el lema, han subrayado en las últimas semanas que su objetivo es lograr que se convoque la consulta. Un gesto para atraer a los democristianos que es “insuficiente”, según Pelegrí.
Si las costuras de CiU se están tensando más de lo habitual a propósito del proceso soberanista, algo parecido sucede con los socialistas catalanes. Después de reproches cruzados entre algunos miembros del sector más catalanista y el secretario de acción política, Antonio Balmín, el PSC optó ayer por reconducir las aguas y clamar por la unidad. La ejecutiva del partido celebrada produjo un efecto balsámico al inicio de la reunión, en la que se acordó que el partido no secundaría Via Catalana y, por tanto, no acudiría a la cadena humana. “Es una convocatoria con el objetivo claro de la independencia, que nosotros respetamos y es claramente legítima, pero que no compartimos”, dijo el primer secretario del PSC, Pere Navarro.
Su propuesta de que los convocantes de la cadena asuman el coste que supondrá para las arcas públicas un acto tan multitudinario fue rechazada ayer por todos los partidos. Al término de la ejecutiva, Navarro no volvió a insistir en ese tema y prefirió cargar contra Artur Mas y Mariano Rajoy por no sentarse a negociar la celebración de una consulta legal y pactada, como la que se producirá en Escocia el próximo año. “Parecen más interesados en aumentar la crispación y el enfrentamiento entre Cataluña y España”, reprochó el líder del PSC al presidente del Gobierno y al de la Generalitat.
Los socialistas cierran la polémica tras unos días de reproches internos
Pese a que los socialistas catalanes no secundan la Via Catalana, se da por hecho que algunos de sus cuadros asistirán a la convocatoria a título particular, como ya sucedió en la masiva Diada independentista de 2012. La corriente de opinión Agrupament Socialista de Catalunya-Fòrum Cívic, que se constituyó formalmente ayer y lo comunicó a la dirección del PSC, solicitó en esa reunión de la ejecutiva que se dé libertad de asistencia a la militancia y así se acordó.
Navarro también corrigió a su número dos, Antonio Balmón, y dijo que en el PSC no sobraba nadie y que prefería “sumar a restar”. En este sentido, el líder de los socialistas catalanes admitió que en el partido existen partidarios de la independencia de Cataluña, a los que animó a quedarse, “porque tienen derecho a defender sus posiciones”, dijo.
En Iniciativa per Catalunya también existen diversas sensibilidades en relación al proceso soberanista. Los ecosocialistas tienen un alma federalista y otra que apuesta claramente por la independencia, y que hasta ahora han convivido en armonía porque el partido no se ha posicionado oficialmente sobre qué aconsejaría votar en la consulta.
La ejecutiva de ICV se reunió en la tarde de ayer para adoptar una postura en relación a Via Catalana.
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