Falciani: “Si cada país controla sus finanzas, la economía irá bien”
El informático que desveló los datos de miles de evasores presenta tres programas antifraude
Se cumplen ya casi cuatro años desde que el entonces desconocido ingeniero informático Hervé Falciani (Montecarlo, 1972) provocara un fuerte impacto mediático por desvelar una lista con la identidad de 130.000 evasores fiscales que eran clientes del banco británico HSBC, para el que trabajaba. Ahora vive en caballo entre España, Francia e Italia. Va siempre acompañado de dos guardaespaldas, que avisan, con 20 minutos de antelación, del lugar del encuentro. Le mueven ahora tres proyectos técnicos contra la corrupción, que estos días presenta en España de la mano del Partido X, una formación surgida del movimiento 15-M. El ingeniero y, con el paso del tiempo, estratega, tiene un plan con “orejas, ojos y memoria”.
Pregunta. Usted que ha conocido el sistema bancario y financiero por dentro, ¿cómo es?
Respuesta. El problema es que las finanzas se basan en la preservación del secreto bancario, en vez de en la preservación de la economía. Lo que se debe comprender es que cuando queremos conservar un secreto, la información se divide en trozos, para que nadie disponga de todos los datos. Lo hace la banca tal y como está organizada. Así, en una operación que va a pasar por distintos bancos, cada entidad no sabe en qué operación completa está participando.
P. ¿En un banco, a partir de qué nivel se conoce este proceso?
R. Depende del tamaño. Pueden ser los meros gestores, pero en una banca privada solo pueden ser los directores.
P. ¿Por qué tomó la decisión de arriesgarse y hacer públicos los datos de cientos de miles de usuarios del banco HSBC en Suiza, donde trabajaba?
R. Porque existe una auténtica desconexión entre los políticos y la realidad técnica de la que hablo. Cualquier ministro de Economía cuenta con muy poca información; en el mejor de los casos, porque no tiene el conocimiento de base y, en el peor, porque hay gente que puede convencerle de hacer la vista gorda. Cuando fui consciente de este desajuste entre las decisiones políticas y los efectos reales malos para nosotros, la decisión llegó de una manera natural. Me dije: esto es una estafa de Estado, internacional y tengo las pruebas.
P. ¿Para qué ha servido la revelación de esta información?
R. Para recuperar algo del dinero, para mostrar que nadie está al abrigo, pero sobre todo para que cada cliente se convierta en testigo de cómo funciona el sistema.
Si no nos reapropiamos de la política, la dejamos en otras manos. Y tenemos las marcas, hoy, de que esas manos son peligrosas
P. Y ahora quiere dedicarse a la política…
R. La política no es una profesión, es un deber. Es un elemento de control de nuestro destino. Si no nos la reapropiamos, la dejamos en otras manos. Y tenemos las marcas, las pruebas, hoy, de que esas manos son peligrosas.
P. No quiere llamarse “cabeza de partido”, pero ¿simboliza usted la unión del Partido X?
R. No, el partido no me necesita para estar unido. Yo simplemente soy un elemento participante, que trae su experiencia en un campo. De esta manera, somos un partido con la posibilidad de aportar elementos técnicos a un problema como la corrupción que era hasta ahora abordado de manera solo teórica o legal.
P. ¿Cuáles son los elementos técnicos que puede aportar el Partido X?
Vamos a ayudar. Pero también a meter miedo a aquellos que se quieren esconder
R. Uno de los sistemas, que pondremos en marcha en cuatro meses, consistirá en un sitio en internet y una línea telefónica, en distintos idiomas –castellano, catalán, inglés, francés o portugués-. Es muy sencillo: cualquier persona puede llamar y dejar un mensaje de manera anónima. Luego alguien le dará una cita. Por ejemplo, alguien que trabaja en el sector nuclear dejará su recado, a continuación le daremos el contacto de un experto en el sector y la próxima vez que llame podrá hablar con él de forma directa, pero también anónima. Permitirá a la persona protegerse, poniéndole en contacto con las fuerzas de seguridad, y revelar los problemas a los que se enfrenta allí donde trabaja. Costaría unos 50.000 euros al año.
P. ¿Querrán las fuerzas de seguridad participar?
R. Es una buena pregunta. Pero lo mejor y lo más importante es que si quieren o no quieren, no cambia nada. La línea telefónica será un número gratuito. Las llamadas en España pasarán por otro país. Es un servicio que ofrecemos. No manejamos nada sensible. Vamos a ayudar. Pero también a meter miedo a aquellos que se quieren esconder.
P. ¿Quién le ayuda?
Soy el único expuesto porque no hay necesidad de ser más
R. Somos un conjunto. Soy yo quien me expongo porque hoy tengo la posibilidad de estar protegido (señala a sus dos guardaespaldas). No estaba solo entonces [cuando hizo públicos los datos de 130.000 clientes], no lo estoy ahora. Simplemente soy el único expuesto porque no hay necesidad de ser más.
P. Otra de las herramientas que presenta en España con el Partido X es un nuevo software destinado a analizar los cruces de transacciones financieras entre bancos y que, a través del rastreo de esa información, se puedan detectar fraudes bancarios ¿Es así?
R. Mejor que eso. Vamos a recopilar los elementos bancarios más simples [las transacciones] para poner trabas a la corrupción, solo con este gesto ya les damos miedo. Pero también servirá para recopilar los datos que necesitan los investigadores para luchar contra la corrupción. Ellos te dicen que lo más importante es la información de los movimientos con los siguientes datos: la primera cuenta, la segunda cuenta, la fecha y la cantidad. Le costaría a cada país, entre 4 y 7 millones de euros al año. Todo está preparado: los conceptos, el sistema, se trata de ponerlo en marcha y mantenerlo.
P. ¿Para eso es necesario que los bancos estén de acuerdo?
R. El objetivo es que los bancos participen. ¿Por qué? ¿Cuál es su interés para participar? Porque les libera de una parte del control obligatorio. Además, tendrán que gastar menos dinero y ofrecerán un mejor servicio. Ya hay bancas éticas que quieren participar…
P. ¿El nombre del cliente estará protegido?
R. El nombre del cliente no estará protegido. Pero las personas que van a estudiar esos datos tendrán una responsabilidad legal. La encargada sería una entidad independiente, que nos gustaría que fuera pública. Pero la importancia no está en controlar el último céntimo de un ciudadano, si no en protegerse de las instituciones, en vigilar que ellas cumplan su papel en favor del interés general y no del de particulares.
Ofrezco este producto a la democracia. Somos una reunión, detrás de proyectos
P. ¿Por qué no ofrecérselo a otros partidos con mayor capacidad de actuar?
R. Ofrezco este producto a la democracia. Si mañana, el PP o el PSOE quieren apoyar este proyecto -aunque no seremos amigos por ello-, será suficiente con que paguen, con que ofrezcan expertos que se reúnan con nosotros. No hay ideología, solo hay proyectos.
P. ¿Y el tercer proyecto?
R. El tercer proyecto es simplemente una memoria para que no se pierda la información, porque si se pierde, se pierde la memoria colectiva. Además, los datos de esta memoria se analizarán para enriquecerlos. Serán útiles para la policía, para la justicia. En resumen, ofrecemos: la asistencia, el radar y la memoria. Orejas, ojos y memoria.
P. ¿Por qué trae estos proyectos en primer lugar a España?
R. Cuando se va a los países del sur, se observa que la gente está en contacto con la corrupción. Las entidades que luchan contra esto están acostumbradas a luchar a plena luz; no están amordazadas. Es un combate. Pero un combate donde los ciudadanos son conscientes. En este sentido, los países del sur están más avanzados que los países del norte. Allí, la lucha contra la corrupción se queda en la sombra.
Suiza es el dedo meñique. Si corto las venas que llevan la sangre hasta él, no hay sangre que llegue ahí y el dedo cae
P. Entonces, ¿los paraísos fiscales, como Suiza, seguirán existiendo?
R. Imagínese el riego sanguíneo: Suiza es el dedo meñique. Si corto las venas que llevan la sangre hasta él, no hay sangre que llegue ahí y el dedo cae. Si controlo todos los vasos que van a Suiza, controlo Suiza. No necesito pedir permiso al dedo.
El principio de base debería ser que si cada país tiene cuidado de sus finanzas, cuida la economía y así todo irá bien. Pero nadie lo hace. Se necesita comprender lo que quiere decir controlar. La policía, la aceptamos; la justicia, también; pero la finanza no. Esto es una voluntad política.
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