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La Infanta ensombrece el primer mensaje de Navidad del nuevo Rey

Don Felipe afronta su discurso más difícil desde su proclamación, el pasado 19 de junio La catalana TV-3 sí emitirá este año el mensaje. La vasca ETB no

Natalia Junquera
Felipe VI, durante el acto de abdicación de su padre en junio.
Felipe VI, durante el acto de abdicación de su padre en junio.Gorka Lejarcegi

Don Felipe afronta hoy su discurso más importante y difícil desde su proclamación, el pasado 19 de junio: su primer mensaje de Nochebuena como Rey. El auto del juez José Castro enviando a su hermana a juicio a 48 horas de dirigirse a los españoles le obliga a hacer a alguna referencia al respecto, igual que su padre aludió en la Nochebuena de 2011 a la situación de su yerno, sin citarlo —“La justicia es igual para todos”, dijo entonces—. Entonces, nadie en La Zarzuela pensaba que el caso Urdangarin acabaría arrastrando a la Infanta al banquillo.

En la Casa del Rey el secretismo es absoluto. No quieren que se filtre ningún detalle sobre el primer mensaje de Navidad del Monarca, uno de los tres únicos discursos de Felipe VI este año que habrá escrito él y su equipo y supervisado el Gobierno, y no a la inversa, como ocurre con el resto de sus intervenciones públicas. Llevan semanas preparándolo y cuando llegó el auto del juez Castro aún no había sido grabado, lo que permite a don Felipe introducir alguna referencia parecida a la que su padre tuvo que hacer hace tres años, cuando “el martirio” del caso Nóos, como lo llamaba Rafael Spottorno, no había hecho más que empezar.

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Don Felipe repetirá en su discurso de esta noche algunos de los temas que ya mencionó en su proclamación y en la entrega de los premios Príncipe de Asturias. La referencia a la corrupción es casi obligada ya que la lista de cargos públicos imputados ha engordado considerablemente este año. El nuevo Monarca ya admitió en Oviedo el pasado octubre que en la sociedad española no abundaban “las referencias morales a las que admirar y respetar”, ni los “principios éticos”. Antes, en el Congreso, en su primera intervención como Rey, también se había referido a la necesidad de que la “ejemplaridad” y la “honestidad” presidan la vida pública.

El procesamiento de la Infanta como cooperadora en el fraude fiscal de Urdangarin ensombrece inevitablemente sus promesas, por más que desde La Zarzuela se insista en que ya no forma parte de la familia real. Sigue siendo la hermana del Rey. Y sigue resistiéndose a renunciar a sus derechos dinásticos, es decir, a aliviar así la presión que su situación judicial ejerce en la Corona.

Está por ver si don Felipe es tan optimista como Rajoy sobre el fin de la crisis

Don Felipe suele unir el tema de la corrupción al del descontento y la crisis de confianza en las instituciones, incluida la suya. En sus intervenciones ha querido transmitir a los ciudadanos que comprende e incluso comparte esa indignación, pero para enviar a continuación un mensaje de esperanza poblado de palabras que prometen renovación y cambio y que animan a mirar al futuro. Hoy volverá a hacerlo.

El otro tema obligado del discurso será Cataluña. Don Felipe, que se ha esforzado en dejarse ver en la comunidad con frecuencia este año, ha intentado afrontar el desafío soberanista catalán con una estrategia en positivo, refiriéndose siempre a las ventajas de permanecer unidos en lugar de amenazar con las consecuencias de no hacerlo.

El nuevo Rey también se ha referido en varias ocasiones a la situación económica y el “sacrificio” ciudadano para salir adelante. También su padre lo hizo en su discurso de la pasada Nochebuena. “No podemos aceptar como normal la angustia de los millones de españoles que no pueden trabajar. Para mí la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar”, dijo don Juan Carlos. Está por ver si en su discurso de esta noche, don Felipe es tan optimista como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien hace menos de quince días proclamó: “La crisis ya es historia”.

Don Juan Carlos introdujo en su discurso de la pasada Nochebuena un mayor contenido social que otros años. De hecho, inició su mensaje a los españoles enviando un “saludo especialmente afectuoso” a los más “golpeados por la crisis”, entre los que citó a los parados, los que no podían disponer de una vivienda o los jóvenes que no habían podido encauzar aún su vida profesional. También mencionó a los inmigrantes —“cuya aportación hay que agradecer sin reservas”, dijo—, y a las personas mayores que estaban siendo “soporte de muchas economías familiares”. Su hijo también se ha referido en anteriores intervenciones a esos colectivos, especialmente al de los jóvenes que han tenido que buscar trabajo fuera de España y no dejará de hacerlo hoy en su primer discurso de Nochebuena como Rey.

Es previsible que don Felipe hable también de su padre, de quien siempre alaba su papel en la Transición. Don Juan Carlos, que en su último mensaje de Nochebuena como Monarca —seis meses antes de su abdicación— manifestó su “determinación a continuar”, dedicó buena parte de ese discurso navideño a reivindicar ese legado, que presentó como un “logro histórico”.

El último mensaje de Nochebuena de don Juan Carlos fue el menos visto de los últimos 15 años: perdió 341.000 espectadores respecto a 2012 y casi dos millones desde 1998. El año pasado no se emitió en la catalana TV-3 (los trabajadores estaban en huelga a esa hora) ni en la ETB vasca. Este año, el discurso de Felipe VI sí se podrá ver en la cadena catalana, no así en la vasca, que dejó de emitir los discursos navideños del Rey cuando el socialista Patxi López dejó de ser el lehendakari.

La Zarzuela no ha querido revelar posibles cambios de formato. Pero muchos de los temas de fondo serán los mismos aunque haya nuevo Rey, lo que indica que un año más, esos problemas siguen sin ser solucionados.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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