‘Pelado’ sobrevive al encierro de Tordesillas
El primer Toro de la Peña acaba con algunos incidentes entre defensores y detractores
Apenas una hora de polvo, carreras y lluvia torrencial. Y Pelado, el primer Toro de la Peña, ha sobrevivido al encierro de Tordesillas. El municipio vallisoletano ha puesto fin a las 12.08 horas de este martes al festejo que ha sustituido este 2016 al polémico Toro de la Vega, prohibido por la Junta de Castilla y León el pasado mayo. Un torneo medieval consistente en alancear a un morlaco hasta la muerte y que ha enfrentado durante lustros a animalistas y muchos vecinos de esta localidad. Considerado por los primeros como el "icono del maltrato animal de España". Y calificado por los segundos como una "tradición" y la "columna vertebral" de su identidad —en boca del alcalde, José Antonio González (PSOE)—.
Con el reloj marcando las once y algún minuto de la mañana, Pelado se ha lanzado al empedrado de Tordesillas para bajar hasta la carretera de entrada al municipio, cruzar el puente sobre el río Duero y adentrarse en la Vega. Allí, tras décadas de muerte y sangre, no le han esperado las lanzas. Este año, han desaparecido del recorrido. Solo se han dejado ver algunos caballistas con picas. Y mozos a pie que han corrido durante cerca de una hora junto al animal.
Porque el festejo, aunque estaba previsto que concluyese a las doce y media de la tarde, ha acabado antes por la intensa lluvia. Y, una vez terminado, los organizadores han conducido al astado hasta una zona habilitada previamente, según ha asegurado a EL PAÍS el subdelegado del Gobierno, Luis Antonio Gómez. Aunque, pese a que el morlaco ha sobrevivido al encierro, la normativa actual prevé que el astado sea sacrificado, según ha explicado el Partido Animalista (Pacma), que ha encabezado durante años las protestas contra el Toro de la Vega: "No podemos confirmar si a Pelado se le ha dado muerte en la vega, una vez finalizado el festejo, o si fue trasladado anestesiado a algún otro lugar, donde se le deberá dar muerte en las 24 horas siguientes a la celebración del festejo".
Eso ocurrirá, en su caso, lejos de la vista del público, que ha comprobado este martes cómo Tordesillas se ha caldeado durante los últimos meses. Una prueba: un cartel con el lema "Tengo derecho a mi fiesta", que permanecía colocado en una fachada a la entrada del municipio y que se ha sustituido ahora por otro que reza "Políticos cabrones, respetad las tradiciones". De hecho, PSOE y PP ya aprobaron en el pleno del Ayuntamiento una moción para recurrir al Tribunal Constitucional el decreto que dio luz verde a su supresión. Y cerca de 3.000 personas se concentraron en junio en la Plaza Mayor de la localidad para pedir que se vuelva a permitir este torneo medieval.
Además, antes de que un cohete diera por acabado el primer Toro de la Peña, han vuelto a repetirse este martes los enfrentamientos entre defensores y detractores del torneo. Eso sí, con una intensidad menor a la de años anteriores. Solo un pequeño grupo de animalistas se ha desplazado hasta la localidad para protestar contra la tauromaquia. Medio centenar de ellos se ha concentrado fuera del recorrido, donde han intercambiado gritos e insultos con los partidarios del festejo prohibido. Según ha explicado el subdelegado del Gobierno, tras unos primeros empujones sobre las nueve de la mañana, la Guardia Civil decidió desplegar un cordón policial para separar a ambos bandos e incrementar su presencia. Después, la tensión solo ha subido cuando, nada más arrancar el encierro, los activistas han intentado acceder a la zona por donde pasaba el astado. Los han frenado los agentes rápidamente.
"Tradición, democracia y libertad"
A diferencia de otros años, cuando el foco mediático lo concentraron las movilizaciones de los animalistas, el protagonismo lo ha asumido este martes la protesta a favor del Toro de la Vega. Bajo la proclama "Tradición, democracia y libertad" y el lema "Tordesillas no se rinde", una manifestación de cientos de personas y una concentración de miles han cubierto desde las diez de la mañana el mismo recorrido que después ha hecho Pelado. Los asistentes han exigido que vuelva a permitirse el festejo suprimido por el Ejecutivo autonómico y han aplaudido la lectura de un manifiesto que calificó este segundo martes de septiembre como "el día de la vergüenza y del pisoteo a los tordesillanos".
"Se nos ha prohibido el Toro de la Vega de forma dictatorial. La sociedad tordesillana es víctima de la manipulación de los medios de comunicación, que pusieron el foco en nuestro torneo", ha recalcado el hombre que ha leído el manifiesto, que sentenció: "Este decreto de la Junta abre la puerta a la prohibición de todos los festejos taurinos". Mientras tanto, a pocos metros, los animalistas gritaban "Tauromaquia, abolición".
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