Bombero, árbitro y arquitecto
Javier Fernández se ha lanzado a la reconstrucción del partido, empezando por la búsqueda de la unidad perdida
Javier Fernández ha empezado con mucho ánimo y talante abierto su gestión al frente del PSOE. Después de que el partido se rompiera el sábado, el político asturiano se ha lanzado a su reconstrucción con una agenda muy clara: lo primero, apagar el incendio y buscar la unidad perdida; después consensuar la posición socialista ante la investidura de Mariano Rajoy; y, por último, rearmar política e ideológicamente el partido. Será bombero, árbitro y arquitecto, por ese orden.
Medir los tiempos para ejercer cada una de esas tres profesiones va a ser clave para el éxito o el fracaso de Fernández y del PSOE. El tiempo apremia, porque el 31 de octubre cae la última hoja del calendario para formar Gobierno y, si no lo hay, se convocarían automáticamente las terceras elecciones. Pero no se debería plantear el debate sobre si abstenerse o no frente a Rajoy antes de que se hayan apagado, no solo las llamas, sino las brasas del incendio de Ferraz. Si se precipita al convocar el Comité Federal puede revivir el fuego y eso sería demoledor para el futuro de los socialistas.
Lo que sí puede hacer la gestora desde ya, es ser didácticos respecto a las consecuencias de una u otra decisión. A estas alturas ya nadie cree que haya tres alternativas, sino solo dos: o abstención o terceras elecciones. La quimera de una coalición de izquierdas ha caído por su propio peso. “Una abstención no es lo mismo que un apoyo”, dijo Javier Fernández el lunes en lo que se puede interpretar como el primer paso para elaborar un relato capaz de contrarrestar el “no es no” con el que Pedro Sánchez pretendía perpetuarse al frente del PSOE.
Una vez apagado el fuego y consensuada una respuesta ante la posible investidura de Rajoy, el presidente de la comisión gestora tendrá que afrontar el tercer y definitivo paso para reconstruir el PSOE: convocar un congreso federal que elija una nueva ejecutiva, un nuevo secretario general y, sobre todo, que debata el rumbo que emprenderán los socialistas para recuperar la posición perdida.
La nueva estrategia del PSOE pasa por redefinir su posición en, al menos, tres ejes: el ideológico, el territorial y el generacional. La socialdemocracia está herida en Europa por la mala gestión de la crisis de 2008 y es urgente rearmarse y buscar un espacio capaz de contener los movimientos populistas de izquierdas. Lo mismo sucede con la política territorial, en donde los socialistas podrían tener una ventaja estratégica si avanzan en su propuesta federal y dejan de jugar con el fuego del derecho a decidir.
Es el tercer eje, el generacional, el que más podría ayudar a reconstruir el PSOE. Gran parte de los menores de 35 años de ideología progresista han dado la espalda a los socialistas y se han pasado a Podemos y sus aliados o a la abstención. Es urgente diseñar una política para intentar recuperarlos. Si no consigue seducir a los jóvenes, el PSOE nunca volverá a ser una alternativa de Gobierno.
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