Rivera revalida la presidencia de Ciudadanos con el 87,3% de los votos

Los afiliados han premiado a Rivera, reelegido por tercera vez desde 2006, como la cara visible de la expansión nacional de Ciudadanos, que en menos de un año pasó de ser una formación estrictamente catalana a convertirse en el cuarto partido de España. Sin rivales con peso orgánico ni político, la votación se ha convertido en un plebiscito sobre la figura del líder que ha movilizado a menos de 7.000 afiliados (34% del censo) porque el resultado era predecible. Lo mismo ocurrirá el próximo fin de semana con la Asamblea nacional, en la que se debaten tres enmiendas a la totalidad de su propuesta de estatutos, dos a la de valores y otras tantas a la de estrategia: los seguidores de Rivera se impusieron abrumadoramente en las elecciones de los compromisarios, lo que permitirá que el líder controle el cónclave con mano de hierro.

Más información

Los rivales de Rivera logran que haya interventores para auditar las primarias

Los fallos del sistema de votación agravan el pulso de Rivera y Punset

Rivera pierde en Cataluña frente al ala socialdemócrata de Ciudadanos

En esa Asamblea, Rivera se mostrará dispuesto a modificar su propuesta de expulsar a las corrientes internas de opinión (matizando que se refiere a grupos de afiliados organizados por otros partidos); defenderá que no hay que entrar en gobiernos que Ciudadanos no presida hasta 2019 (hay una enmienda que pide hacerlo "inmediatamente"); explicará que limita las primarias para que los candidatos puedan formar equipos cohesionados; y deberá decidir si finalmente extirpa la referencia al socialismo democrático del ideario de Ciudadanos, o si lo mantiene, como le pide una parte de la militancia que teme que esté derechizando el partido.

Con la vida interna del partido bajo su control, los retos de Rivera están en la política nacional y el Congreso de los diputados. Ciudadanos lucha para no caer en la irrelevancia. Sus 32 diputados fueron decisivos para favorecer la presidencia de Mariano Rajoy, pero no son suficientes para decidir las mayorías en la Cámara Baja. Eso ha provocado que el PP se acerque al PSOE, que tiene 85 diputados clave. Rivera se juega su futuro político a sacar adelante el mayor número posible de las 150 reformas que firmó con Rajoy en su pacto de investidura. En consecuencia, Ciudadanos se ha abierto por primera vez a buscar el apoyo de Podemos y del PSOE para impulsar esas medidas. Los dirigentes del partido saben que necesitan acudir a las próximas elecciones con un capital de reformas cumplidas que les permita justificar su apoyo a Rajoy, una y mil veces negado.

El otro reto que afronta el presidente de Ciudadanos es el de asentar la implantación nacional de su partido. Fran Hervías, secretario de Organización, reconoce que Ciudadanos es hoy un partido "de dos velocidades", capaz de ser decisivo en la formación de los gobiernos de cinco Comunidades Autónomas (Madrid, Castilla y León, Murcia, La Rioja, Andalucía) e irrelevante en otras tantas (no tiene representación en Galicia, País Vasco, Navarra, Canarias o Castilla-La Mancha). Para paliar ese déficit, Rivera apostará por recorrer España y delegar el día a día de Ciudadanos en José Manuel Villegas, nuevo secretario general, e Inés Arrimadas, nueva portavoz nacional. ¿Su objetivo? Preparar el partido para las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019, así como para un posible adelanto de las generales.