El ‘número 3’ de Trillo en Defensa se incorpora a Marca España
Jiménez Ugarte maniobró para que las familias del Yak-42 no descubriesen la verdad
El exsecretario general de Política de Defensa y número tres de dicho departamento en la etapa en que lo dirigía Federico Trillo, el diplomático Javier Jiménez-Ugarte, se ha incorporado a la oficina del Alto Comisionado de la Marca España, en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Jiménez-Ugarte no tuvo responsabilidad en el accidente del Yak-42, pero Trillo le encomendó la relación con las familias de las víctimas, a las que dio un trato desconsiderado y en ocasiones desabrido, mientras maniobraba para evitar que descubrieran la verdad.
Javier Jiménez-Ugarte, que fue relevado el pasado 31 de marzo como embajador en Suecia, cargo que ocupaba desde mayo de 2012, se ha incorporado al Alto Comisionado de la Marca España, el organismo que vela por mejorar la imagen de España en el extranjero. Fuentes diplomáticas aseguran que su incorporación se ha producido “a petición propia” y que no está previsto que ocupe ningún cargo en la oficina del Alto Comisionado, Carlos Espinosa de los Monteros. Y ello a pesar de que la dirección de la misma está vacante desde junio pasado, cuando se marchó Rafael Conde, y de que Jiménez-Ugarte será el único diplomático en Marca España tras la salida prevista de los dos que quedan. Jiménez-Ugarte se jubila el próximo 18 de diciembre, por lo que estará menos de un año en su nuevo destino.
En el Consejo de Estado hasta los 70
Tras dimitir como embajador en Londres el pasado 13 de enero, Federico Trillo se ha reincorporado a su plaza de letrado mayor del Consejo de Estado. Trillo, que el 23 de mayo cumple 65 años, ha pedido una prórroga para seguir en activo en el prinicipal órgano consultivo del Gobierno hasta los 70. La moratoria le ha sido concedida, pero eso no significa que deba agotarla, ya que en cualquier momento podría jubilarse voluntariamente, según las fuentes consultadas. Fue precisamente un informe del Consejo de Estado, difundido en enero pasado por EL PAÍS, el que certificó oficialmente por vez primera la responsabilidad del exministro de Defensa en el siniestro del Yak-42, en el que perdieron la vida 62 militares españoles.
La vinculación de Jiménez-Ugarte a la imagen de Marca España resulta cuando menos controvertida por el protagonismo que tuvo en la gestión de la crisis del Yak-42. El diplomático no participó en la contratación del avión ni en la falsificación de la identidad de los cadáveres pero, como encargado por Trillo de la relación con las familias de las víctimas, hizo todo lo posible por impedir que descubrieran la verdad. Cuando la viuda de uno de los militares expresó por primera vez en una carta pública sus dudas sobre la identificación del cadáver de su marido, Jiménez-Ugarte le recriminó duramente su comportamiento. “Sería más solidario por su parte no escribir cartas que solo sirven para denigrar a la Sanidad Militar y hacer sufrir aún más a todos sus compañeros y compañeras de esta tremenda tragedia”, le escribió.
El 2 de marzo de 2004, después de que EL PAÍS publicase el acta turca que revelaba que 30 de los 62 cadáveres habían sido repatriados sin identificar, escribió a las familias tachando la información de “campaña sensacionalista y cruel [...] que sin duda responde a los momentos electorales que vive nuestro país”, en alusión a las elecciones generales del 14 de marzo.
Para evitar que los parientes de los militares muertos viajasen a Turquía para cotejar su ADN con las muestras de los cadáveres que se conservaba allí, hizo uso de sus contactos diplomáticos. “He hablado hoy nuevamente tanto con el cónsul en Estambul como con el embajador en Ankara”, escribió a Trillo el 23 de marzo de 2004, ya con el Gobierno de Aznar en funciones, “para evitar que algún cambio de política en Turquía, forzado por la hiperactiva abogada de la asociación [de familiares de las víctimas del Yak-42], pueda llevar a que el Instituto [Forense] de Estambul termine aceptando la visita de [Carlos] Ripollés [presidente de dicha asociación] y de sus acompañantes, en contra de todo lo previsto”.
La Audiencia Nacional acabó condenando, en mayo de 2009, al general Vicente Navarro y a sus dos ayudantes a penas de tres años y 18 meses de cárcel, respectivamente, por haber falsificado la identificación de 30 cadáveres. Ni Trillo ni Jiménez-Ugarte prestaron declaración en la causa, pese a que lo pidió la asociación del Yak-42.
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