Ideas frente a cuentas pendientes
El debate del PSOE confirmó lo que ha venido ocurriendo durante la campaña: hay dos líderes empeñados en debatir ideas y proyectos de futuro y uno enrocado en los eslóganes y en las cuentas pendientes del pasado
El esperado debate entre los tres candidatos en las primarias del PSOE confirmó lo que ha venido ocurriendo durante la campaña: hay dos líderes empeñados en debatir ideas y proyectos de futuro y uno enrocado en los eslóganes y en las cuentas pendientes del pasado. La única duda es si los militantes prefieren los discursos emocionales a los racionales. Si no, no se explica la distribución de avales que conocimos la semana pasada.
Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López salieron al debate con objetivos muy distintos. Y un primer balance permite afirmar que mientras la candidata andaluza y el líder vasco salieron reforzados con sus argumentos, el ex secretario general fracasó en su objetivo de embarrar el terreno de juego y volver a sacar provecho de una supuesta lucha entre los militantes y el aparato del partido.
La líder sevillana tenía claro que debía intentar desmontar el relato victimista y agresivo de Sánchez, pero manteniendo el autocontrol y, sobre todo, proponiéndose como la candidata del voto útil. Díaz se fajó ante los primeros ataques de Sánchez y le llegó a decir que su problema no era ella, sino él mismo, que había conseguido los peores resultados del PSOE, que puso sus intereses por delante de los del partido y al que abandonaron la mayoría de sus colaboradores porque no era fiable.
En vez de continuar en la línea de enfrentamiento que proponía el ex secretario general dimitido, Díaz optó por un tono más conciliador, buscando complicidades con Patxi López y presentándose como la candidata capaz de recuperar la fuerza del partido y ganar las próximas elecciones a la derecha.
Sánchez se plantó en Ferraz con el objetivo de llevar el debate a la crispación e incluso a la provocación, como está siendo su campaña. Empezó muy al ataque contra Díaz, contra la gestora y, sobre todo, contra la decisión de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, y acabó claramente a la defensiva ante las respuestas y propuestas de los otros dos contendientes. Las disyuntivas que planteó a modo de eslóganes —“o curar o cronificar la abstención”, “un partido de militantes frente a uno de notables” y “un modelo a la portuguesa o una gran coalición”— quedaron empequeñecidas ante las respuestas de los otros dos.
Quien más daño le hizo fue el candidato con menos opciones: López acalló sus eslóganes con una pregunta que dejó a Sánchez balbuceante —“¿tú sabes lo que es una nación?”— y con un requiebro que cortó todo intento de acercamiento —“me parece bien que si no tienes ideas cojas las mías”—. Pasado el debate, el PSOE sigue dividido.
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