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El gran golpe contra el trigo: cómo robar 1.000 toneladas sin que nadie se entere

La cantidad sustraída, valorada en unos 240.000 euros, proviene de una cooperativa con sede en Valladolid

D. MUELA
Vista áerea de las instalaciones de ACOR.
Vista áerea de las instalaciones de ACOR.ACOR
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Cereal killer, or how to steal 900 tons of wheat without anyone noticing

El pasado sábado 13 de mayo varios empleados de la cooperativa ACOR se quedaron sorprendidos tras descubrir que les habían robado más de 900 toneladas de trigo (en concreto 909.380 kilos) almacenados en una nave de la localidad de Mojados, ubicada a unos 25 kilómetros de Valladolid, lugar donde la sociedad tiene sus oficinas centrales. “Hablé ayer con un perito del seguro y me comentó que no es normal un robo de estas dimensiones”, relata por teléfono Esteban Sanz, director de Servicios Agronómicos y de Cultivos de la cooperativa. Nada más conocer el suceso, Sanz y sus compañeros llamaron a la Guardia Civil, que se personó en apenas cinco minutos. “Vinieron en seguida, pero en el interior no quedaba ya ni un solo kilo”, se lamenta. Las pérdidas podrían ascender a 240.000 euros.

“Llevarse 900 toneladas de trigo no tiene mucho sentido debido a que, por ejemplo, tiene un precio muy bajo en el mercado comparado con otros alimentos como el azúcar”

La investigación policial sigue abierta pero de momento se desconoce cuándo ocurrió el saqueo y quién o quiénes lo acometieron y, sobre todo, el modus operandi utilizado para sustraer tal cantidad de trigo sin despertar ningún tipo de recelo. “Pudieron hacerlo perfectamente a la luz del día debido a que las empresas de alrededor están acostumbradas a que los camiones de nuestros clientes entren y salgan a menudo”, reflexiona Sanz. Los granos —de la variedad denominada trigo de fuerza— se usan habitualmente para elaborar productos de bollería, pan de molde y derivados y se guardan durante varios meses en las naves que el grupo alquila en función de la demanda. “Salvo las supervisiones periódicas de los técnicos y la empresa encargada de fumigar el trigo cada cierto tiempo, la nave está cerrada de forma permanente”, asegura Sanz.

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El almacén está ubicado en la antigua nacional N-601 (la llamada carretera de Madrid), una vía transitada con frecuencia y a pocos kilómetros de la fábrica que la cooperativa tiene en Olmedo. “No nos había pasado nunca algo así. Lo normal es que roben cantidades muy pequeñas que como mucho ocupen medio remolque de un camión”, explica Sanz. Desde ACOR piensan que el destino del trigo irá a parar a empresas harineras, fábricas de pienso o a ganaderías particulares. “Aunque no está pensado para el consumo animal, cualquier explotación ganadera podría alimentar a sus animales con estos granos”. Y añade: “Llevarse 900 toneladas de trigo no tiene mucho sentido debido a que, por ejemplo, tiene un precio muy bajo en el mercado comparado con otros alimentos como el azúcar”.

Este año se recolectarán cerca de 10 millones de toneladas, lo que supone la mitad de lo obtenido en la pasada campaña, según las estimaciones de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores. Castilla y León, región que aporta el 50% de la producción nacional, prevé pérdidas de hasta un 80%, en el peor de los casos. “En los últimos años hay un mayor número de robos en explotaciones y campos de cultivo, en especial en Aragón y Castilla La Mancha, no así dentro de naves o fábricas”, explican desde Cooperativas Agro-alimentarias de España.

Sanz espera que pronto se esclarezca lo sucedido porque piensa que “la Guardia Civil suele ser muy eficiente en este tipo de sucesos”. Un saqueo casi de película: no hay que olvidar que para trasladar 900.000 kilos de trigo se necesitan, como mínimo, más de una treintena de camiones con una capacidad de 26 toneladas cada uno.

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Sobre la firma

D. MUELA
Redactor en Escaparate. También selecciona para Descuentos EL PAÍS cupones exclusivos en la categoría de Tecnología. Antes trabajó en otros medios de comunicación. Ha desarrollado su trayectoria en secciones de EL PAÍS como Local o Última Hora. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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