El increíble viaje del huevo del quebrantahuesos
Los embriones de este buitre en peligro, que en el Pirineo aragonés no prosperan, han servido para que la especie pueble de nuevo el Parque Nacional de los Picos de Europa
Aquellos que borraron al quebrantahuesos del Parque Nacional de los Picos de Europa en el siglo XX —intencionadamente a escopetazos o accidentalmente con cebos envenenados para osos y lobos— seguro que no imaginaban que seis décadas después se necesitaría la colaboración de tanta gente para revertir lo que hicieron. Es decir, para conseguir que este buitre amenazado vuelva a establecerse en el parque nacional, el más antiguo de España (este julio cumple cien años). El último ejemplar de quebrantahuesos de Picos de Europa murió en 1956 a manos de un cazador.
“Se les mató por bellos”, dice Gerardo Báguena, director de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos. “El sueño que teníamos era devolver al parque una especie extinguida por el hombre”, añade sobre el programa de suelta de ejemplares que iniciaron de forma experimental en 2010 y que, ocho años después, ha conseguido el regreso de estos animales a los Picos de Europa. Se ha logrado gracias a la colaboración entre la UE, el Gobierno, varias comunidades autónomas y entidades como la Fundación Santander, que esta semana ha invitado a varios medios, entre ellos EL PAÍS, a conocer el proyecto.
Tras lograr afianzar la población de Aragón se decidió buscar nuevas zonas
Una pequeña representación de todas esas instituciones colaboradoras del programa Life del quebrantahuesos se reunió cerca de los Lagos de Covadonga (Asturias) el miércoles. Acudieron para compartir experiencias y liberar un ejemplar. Se unirá a la docena de quebrantahuesos —entre ellos una pareja reproductora— que se han soltado ya en estos ocho años dentro de este programa de recuperación y siguen vivos.
Durante este mes se liberarán siete, la cifra más alta desde que el programa liderado por la Fundación para la Recuperación del Quebrantahuesos se puso en marcha a principios de esta década. Todos provienen de una misma vía: de huevos rescatados a 400 kilómetros de distancia, en el Pirineo aragonés, la última gran reserva en Europa de esta especie amenazada.
En el Pirineo habita el 85% de la población europea de quebrantahuesos, un animal único que se ha especializado de tal forma que basa su dieta casi exclusivamente en los huesos. “Si hubiera una enfermedad fuerte en el Pirineo podría desaparecer el 85% de toda la población europea”, advierte José Carlos González, biólogo de la Fundación para la Recuperación del Quebrantahuesos. Por eso se buscaron nuevas zonas para su reintroducción, como Picos de Europa o Cazorla, en Jaén.
En los años noventa —cuando apenas quedaban una treintena de parejas reproductoras en el Pirineo— los esfuerzos se centraron en fortalecer esa población. Y se consiguió. “Cada año han aumentado las unidades reproductoras [formadas por dos o más ejemplares] y ahora hay casi 90”, explica Manuel Alcántara, jefe del servicio de Biodiversidad del Gobierno de Aragón y uno de los mayores expertos en esta especie.
Pero, pese a lograr ese aumento de las unidades reproductoras, “el número de pollos sigue igual”, explica Alcántara. Básicamente, el problema reside en que “los hábitats adecuados” para que los huevos y las crías prosperen en esa zona están ocupados. “El Pirineo está casi colapsado”, indica Alcántara.
Esta ave ha vuelto a Asturias 60 años después de su extinción
Cuando se constató la existencia de ese problema, se decidió aumentar las zonas de expansión del quebrantahuesos fuera del Pirineo. Pero no bastaba con capturar ejemplares y trasladarlos hasta los Picos de Europa. “Esta ave tiene una filopatria muy alta”, explica José Carlos González. Es decir, tienen una tendencia natural muy elevada a criar en el lugar en el que nacieron —que registran en su cerebro en el primer vuelo que hacen en su vida—.
Así que los responsables del programa de recuperación se fijaron en los huevos. “El Gobierno aragonés identificó que el 40% de los huevos fracasaban”, señala Báguena. Decidieron emplear los embriones que no prosperaban para repoblar Picos de Europa. Para ello se estudiaron los nidos y parejas que no sacaban adelante los huevos. Y cada enero desde principios de esta década, con la ayuda de los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil, Báguena los retira de los nidos.
Este año han sido siete los huevos rescatados, el número más alto hasta ahora. Luego se trasladaron al centro de cría del quebrantahuesos, donde, tras 54 días, eclosionaron entre finales de febrero y principios de mayo. Comenzaba entonces una carrera de tres meses para que el polluelo no olvide lo que es: un quebrantahuesos. “Tienen una impronta muy alta”, apunta González, con lo que se les queda grabado lo primero que ven e, instintivamente, lo siguen durante su vida. Por eso, para alimentarlos en el centro de cría, los técnicos emplean marionetas.
Tras 90 días en el centro fueron trasladados a los Picos de Europa, al sistema de jaulas —de 3.000 kilos— instalado en una de las cumbres. Allí pasaron un mes más observando a varios ejemplares de su especie cómo se alimentaban en el comedero habilitado. El último paso, abrir las jaulas para que sobrevuelen de nuevo los Picos de Europa, de donde el hombre los borró hace 60 años, y graben en el cerebro esas montañas como su patria. “Extinguir esta especie aquí fue un ejercicio descoordinado, pero para recuperarla se necesita una enorme coordinación”, resume Báguena.
Próxima parada: la Sierra de Gredos
Tras lograr con éxito la reintroducción del quebrantahuesos en Picos de Europa por un lado y la Sierra de Cazorla a través de otro programa de recuperación, el reto ahora es lograr una conexión entre las poblaciones del norte y del sur de la Península. Ese suele ser el objetivo de la mayoría de programas de recuperación de especies: intentar que no haya poblaciones aisladas, sino interconectadas. Y en el caso del quebrantahuesos la estación intermedia es la Sierra de Gredos, al sur de Castilla y León. “Gredos es un punto de conexión y ya hemos detectado la presencia de ejemplares procedentes de Cazorla desde hace cuatro años”, explica Nicolás González, director conservador del Parque Regional de la Sierra de Gredos.
González acudió también esta semana a la suelta en Picos de Europa. “Estamos ahora con los primeros contactos y los trabajos empezarán a partir de 2019”, apunta. La idea es hacer lo mismo que en Picos de Europa, es decir, soltar también pollos para que se instalen allí y críen. Esta especie desapareció a principios del siglo XX de la Sierra de Gredos. “No es una especie conflictiva”, detalla González, por lo que no espera que haya una resistencia entre la población local como la que sí existe con otros animales como el lobo o el oso.
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