Casariche respira intranquilo
El municipio sevillano busca recuperar la calma horas después del intento de linchamiento a dos ciudadanos rumanos
A sus 76 años, José Rodríguez pasea por Casariche sin mirar de reojo a ninguno de sus 5.566 vecinos. Nunca lo ha hecho. Y tira de refranero para resumir lo que ocurre estos días en su pueblo: “Mucho ruido y pocas nueces”. A su alrededor, las calles de esta pequeña localidad de Sevilla parecen un desierto. Es temporada de aceituna y familias enteras están en plena faena. Charla despreocupado, pero le cambia la cara al recordar lo ocurrido apenas 48 horas atrás, cuando cerca de 300 vecinos quisieron linchar a dos personas que habían intentado robar en una casa del pueblo. “La que se lio”, relata con aspavientos.
La noche del domingo, dos hombres de nacionalidad rumana entraron en el número 6 de la Travesía Río Yeguas. En su interior descansaba José Manuel Romero junto a su mujer y sus dos hijos. “Cuando los escuchó, llamó a la policía y los ladrones intentaron huir por los tejados”, recuerda su hermana, Dolores. Buena parte del vecindario se echó a la calle para localizar a los presuntos delincuentes. “Si no llega a acudir pronto la Guardia Civil, corre la sangre”, subraya Jesús, que participó en la búsqueda. Los agentes detuvieron a uno de los supuestos ladrones, a quien tuvieron que escoltar para evitar agresiones.
El detenido —cuya participación en otros delitos en la comarca se descarta— fue puesto este martes en libertad provisional por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Estepa. Deberá comparecer los días 1 y 15 de cada mes en otro juzgado de la misma localidad. La Guardia Civil mantiene la investigación abierta para realizar la detención de su acompañante.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en Casariche viven 100 personas de nacionalidad rumana, menos del 2% de la población. Cifra muy parecida a la de localidades cercanas como Badolatosa, Estepa, Herrera o La Roda de Andalucía. Entre todas suman 31.953 habitantes, de los que apenas 387 (1,2%) proceden de Rumania. Claudio Barbu es uno de ellos. Llegó en 2002 desde Craiova, al sur del país, junto a su mujer, Loredana. Reside en la misma barriada que ocurrieron los hechos del domingo, a escasos metros de la vivienda asaltada. “Me siento un vecino más”, dice, mientras señala a Manuela, nacida hace seis años en Sevilla y que es hija de su amigo y compatriota Motori Baeram. “Vinimos a trabajar”, subrayan. Su calendario laboral está marcado por la recogida de ajos, cebollas y aceitunas. En primavera vuelven con las familias a Rumania para descansar un mes. “Estamos muy contentos. Aquí siempre nos han tratado bien, aunque en otros pueblos nos miran mal”, aclaran casi a la vez.
“Ese es el problema, que al final pagan inocentes que no han hecho nada”, explica Gabriela Stan, presidenta de la Federación de Asociaciones de Rumanos de Andalucía, quien cree que la respuesta popular “fue muy desproporcionada”. “Los delincuentes deben pagar por sus hechos, pero para eso está la justicia”, añade.
“Yo vengo a trabajar con el susto en el cuerpo”, cuenta Pilar Carvajal, que abre cada día a las seis de la mañana el pequeño supermercado que regenta frente al Ayuntamiento. Dice que nunca ha tenido problemas, pero ahora, “se escuchan tantas cosas por ahí…”. En los corrillos que se forman en el pueblo, se recuerdan ahora sucesos ocurridos en el municipio. Muchos se pierden en la memoria porque son casos de hace una o dos décadas; otros son recientes como el intento de robo a una menor en Navidad. La mayoría son atribuidos directamente a ciudadanos rumanos, pero nadie puede confirmarlo. La respuesta es siempre: “eso es lo que se dice”.
“Todo tiene mucho que ver con los resultados de las últimas elecciones”, afirma el alcalde, Basilio Carrión (PSOE). En la localidad, PSOE y Adelante Andalucía sumaron 2.432 votos (casi el 80%). Vox, apenas 110 (0,03%). “Son pocos, pero su mensaje cala”, añade el regidor, que el lunes emitió un comunicado en Facebook para “calmar los ánimos”. “Tenemos que acatar unas mínimas normas de convivencia pacífica y de responsabilidad social”, escribía en la red social, al tiempo que pedía no mezclar delincuencia con racismo.
Carrión ha vivido las horas más tensas de su mandato porque temió que se repitiera el incidente xenófobo que, hace justo un año, acabó en grandes altercados en otro municipio de la comarca, Pedrera, cuyo alcalde llegó a decir: "A mí también me gustaría ver a gente fusilada". “Es importante entender que lo del domingo es un hecho puntual”, insiste el regidor de Casariche. Las mismas palabras que utilizan fuentes de la Subdelegación del Gobierno de Sevilla, que destacan que este municipio es uno de los que cuenta con la menor tasa de delincuencia de Sevilla.
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