La debilidad de Podemos pone en riesgo la mayoría de izquierdas en Valencia
Las encuestas reflejan que supera por poco el 5% de intención de voto. Si cae por debajo, quedará fuera del Parlamento autonómico y la Generalitat será para la derecha
Todas las encuestas predicen que las elecciones valencianas del 28 de abril alumbrarán una reedición del Gobierno de izquierdas y que, por la correlación de fuerzas, volverá a presidirlo el socialista Ximo Puig. Pero los sondeos también reflejan que la fortaleza tiene un agujero: Unidas Podemos apenas rebasa el 6% en intención de voto. Si obtiene menos del 5% se quedará fuera de las Cortes Valencianas y será difícil que el PSOE y Compromís alcancen por sí solos la mayoría, con lo que la Generalitat podría acabar en manos del bloque de derechas.
"Es imposible que nos quedemos fuera de las Cortes Valencianas. No nos lo planteamos", afirma Alejandro Aguilar, responsable de la campaña de Unidas Podemos para las elecciones autonómicas valencianas. Aguilar confía en que el tirón de la formación en los comicios generales impulse la candidatura autonómica en esta última semana y les permita romper, para bien, las previsiones. Pero sus socios en la presente legislatura, socialistas y Compromís, no las tienen todas consigo. "En nuestras encuestas internas, Podemos supera el 5% y entra en el Parlamento autónomo, pero está todo muy justo, hay mucho indeciso y nadie sabe realmente cómo funcionará Vox", admite una fuente del PSOE.
En 2015, Podemos suscribió con socialistas y Compromís el llamado Acord del Botànic, el pacto entre las tres fuerzas que acabó con dos décadas de gobiernos del PP en la Comunidad Valenciana. Pero la formación morada rehusó entrar en el Ejecutivo valenciano y se limitó a apoyarlo desde el Parlamento autónomo. Aquella decisión no le permite ahora capitalizar los logros del Gobierno de izquierdas. Y tampoco puede criticar con dureza a un Ejecutivo al que ha sostenido durante cuatro años y con cuyos integrantes ha pactado otros tantos presupuestos de la Generalitat.
En tierra de nadie
"Podemos se ha quedado en tierra de nadie en la Comunidad Valenciana. No ha conseguido la visibilidad que proporciona estar en el poder y tampoco ha logrado la imagen de solidez y de experiencia de Gobierno que los socialistas ya tenían y que Compromís ha adquirido en estos años", considera la politóloga Paola Cannata.
El anterior secretario general de Podemos en la Comunidad Valenciana, Antonio Montiel, afirma que el partido se quedó en 2015 fuera del Consell de la Generalitat porque en aquel momento aspiraba a "sustituir al PSOE" y la consigna de la dirección estatal era que no tenía sentido entrar en gobiernos presididos por un socialista. Montiel, que hace cuatro años, como candidato, obtuvo el 11,6% de los votos en las autonómicas, añade que sí estaban dispuestos a incorporarse a un Gobierno presidido por Compromís. Pero esa circunstancia no se produjo.
Las encuestas sobre las elecciones del próximo domingo reflejan que Podemos pierde apoyos en favor del PSOE, que se beneficia, entre otros elementos, de representar el voto útil ante la perspectiva de un Ejecutivo que incluya a la extrema derecha, un fenómeno que se está produciendo en toda España, afirma el politólogo Álex Comes. "Pero en la Comunidad Valenciana Podemos tiene el problema añadido de que cuenta con un competidor por la izquierda, que es Compromís", añade.
El sondeo de las elecciones publicado por EL PAÍS refleja que quienes dicen que van a votar a Unidas Podemos prefieren como presidenta, por una décima, a la líder de Compromís y vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, antes que a Rubén Martínez, el propio candidato de la formación de Pablo Iglesias. Martínez lo atribuye a que todavía no es muy conocido. Más del 60% de los entrevistados en la encuesta no sabían hace nueve días quién era. Y el adelanto de las elecciones autonómicas al 28 de abril —inicialmente estaban previstas para el 26 de mayo— no le ha favorecido, destaca Paola Cannata.
Perfil académico
A diferencia de lo que ha sucedido en el ámbito estatal y en otras autonomías, Podemos no ha sufrido grandes guerras internas en la Comunidad Valenciana, pero sus referentes han desaparecido. Hoy no queda nadie de la dirección de 2015, en la que tenían preeminencia los afines a Íñigo Errejón. Antonio Estañ, que sustituyó a Montiel como secretario general y portavoz en las Cortes Valencianas a mitad de la legislatura, se autodescartó como candidato en las autonómicas. El partido eligió entonces en primarias al profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia Rubén Martínez, promovido por el sector de Estañ y a quien el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dio el visto bueno.
Martínez ofrece un discurso tranquilo, poco dado a las soflamas y a las críticas encendidas. Como otros dirigentes de Podemos, formó parte del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS). Asesoró a los gobiernos de izquierdas de Venezuela, Ecuador y Bolivia en sus procesos constituyentes. Participó en la redacción de la Constitución de Venezuela en época de Hugo Chávez, y rompió con el régimen de Nicolás Maduro en un artículo de opinión publicado hace dos años en EL PAÍS, en el que denunciaba su deriva autoritaria. "No tengo claro que sea el tipo de candidato que necesitaba Podemos. Es poco conocido y tiene un perfil muy académico que hace difícil que conecte con el electorado joven", opina Comes.
¿Influirá el factor meteorológico?
La unanimidad de las encuestas agrada en la sede de los socialistas valencianos: siempre es mejor empezar la carrera con el cartel de caballo ganador. Pero también preocupa el exceso de confianza que puede generar en el electorado de izquierdas en una época en que los análisis demoscópicos han dado muestras de tener dificultades para acertar con los nuevos partidos. El resultado de Andalucía está en la mente de todos los dirigentes del PSPV-PSOE y el mensaje para esta última semana es no bajar la guardia. Una baja participación, advierten, abriría la puerta del Palau de la Generalitat a la derecha.
La inquietud alcanza al factor meteorológico. El domingo 28 de abril, el día de las elecciones autonómicas, que el presidente Ximo Puig adelantó a esa jornada para hacerlas coincidir con los comicios generales, cae en medio de un puente, porque el lunes 29, San Vicente Ferrer, es festivo en Valencia. Los socialistas ya sabían ese dato —y fue debidamente sopesado— cuando decidieron anticipar un mes las elecciones, que en principio iban a coincidir con las locales. Lo que los socialistas no esperaban era el temporal que ha azotado la Comunidad Valenciana durante toda la Semana Santa. A diferencia de la famosa gota fría, fenómeno meteorológico de finales del verano y principios del otoño, el último temporal de Levante se ha caracterizado —salvo en comarcas como La Marina Alta, donde más de 100 personas han tenido que ser rescatadas— por precipitaciones moderadas pero prácticamente ininterrumpidas entre el Jueves Santo y ayer.
En un territorio cuyos habitantes están poco acostumbrados a la lluvia, eso suele significar que la gente se encierra en casa. En el PSOE preocupa ahora que, ante una victoria anunciada por todas las encuestas, sus votantes opten por resarcirse del mal tiempo y se vayan de puente el fin de semana que viene.
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