Decir ‘storytelling’ en vez de ‘narrativa’ no te hace más listo y puede dañar tu cultura
La tecnología nos ha llenado de nuevas palabras y hace que estas circulen a mayor velocidad. Pero, ¿son todas necesarias y resulta inocuo su uso? La respuesta es NO
La lengua española, la segunda más hablada de todo el planeta, corre un cierto riesgo. Los peligros son pérdida cultural, peor comunicación entre los hablantes y, en último caso, empobrecimiento económico. Y el causante, la invasión de extranjerismos fundamentalmente debido al auge de la tecnología.
[En RETINA no estamos libres de culpa: un ejemplo, esta noticia sobre nuevas profesiones que lanzamos hace poco. Pero hay más, muchas veces usamos extranjerismos innecesarios].
El exponencial auge de la tecnología y de otras disciplinas como el marketing digital han acelerado la proliferación de anglicismos en nuestra lengua. No es un proceso nuevo. Pero, al mismo tiempo, es distinto debido al actual ritmo de la comunicación, a la inmediatez y a la ausencia de fronteras en un mundo global y acelerado.
“Adoptar extranjerismos necesarios puede enriquecer la lengua”, explica a EL PAÍS RETINA Javier Lascurain, coordinador general de Fundéu, la Fundación patrocinada por la Agencia EFE y el BBVA, y asesorada por la Real Academia Española. “Quedarnos con cualquier palabra foránea innecesaria puede acabar condenando al desuso a voces de nuestra propia lengua”. Algunos lingüistas alertan, además de que la influencia actual del inglés no se da solo (ni es la más preocupante) en el léxico, sino que también se producen en otros niveles de la lengua, como el gramatical. Y esta no es cosa menor (o dicho de otra manera, es cosa mayor, que diría el expresidente Mariano Rajoy). “La gramática es la columna vertebral de la lengua”, aseguró recientemente a Verne Pedro Álvarez de Miranda, miembro de la RAE. “Podemos incorporar una palabra y luego dejar de usarla si ya no es útil, pero los cambios en la gramática afectan a toda la lengua”.
“Manejarnos entre estos neologismos forma parte de nuestro día a día”, explica por su parte el catedrático de Comunicación de la Universidad Carlos III (y columnista de EL PAÍS RETINA), Antonio Rodríguez de las Heras. “Observamos una necesidad de definir fenómenos nuevos, y quien tiene el poder impone los suyos, esto ha sucedido siempre a lo largo de la historia. Es normal”.
Tan normal es que llevamos siglos incorporando vocablos. En unas épocas adoptamos más arabismos o italianismos, en otra, lusismos. “Cuando se fundó la Real Academia en 1713, los académicos dejaron constancia de que para ellos era un motivo de preocupación la incorporación frecuente de galicismos", recordó recientemente Darío Villanueva, expresidente de la institución. Eso es cosa del pasado: desde hace décadas los reyes absolutos son los anglicismos.
Incorporar extranjerismos constituye algo natural. El problema, sin embargo, se produce cuando la incorporación de estos vocablos se produce debido a la “pereza y el apresuramiento, y otra es un papanatismo que trata de significarse con uso”, como sostiene Rodríguez de las Heras. “La palabra podcast, por ejemplo, es un neologismo inglés perfectamente útil, dado que no significa exactamente lo mismo que audio. Pero hay otras que ya están perfectamente determinadas en nuestra lengua, como por ejemplo el manido fake news, que tiene alternativas válidas como noticias falseadas.
El catedrático apunta lo que considera “la parte más negativa del uso de estos términos sin filtro ni contrastación”. En su opinión, estamos “reforzando una sensación de dependencia cultural nada conveniente”, asegura. “Van a emerger formas culturales diversas, y no podemos mantener nuestra idea de sumisión y dominación”, asegura. “Tenemos incrustado este sometimiento cultural”. El presidente de la Real Academia Española va en la misma línea: "Es una cosa absurda que la gente en español siga diciendo tablet y no tableta, que es lo que corresponde", sentenció. "Detrás de esto subyace cierto complejo de inferioridad que me parece muy desagradable".
- Sometimiento
Descubriendo el Mediterráneo
Al día. "Parece que si no usas esas palabras no estás al día", advierte Antonio Rodríguez de las Heras, quien asegura que el uso del anglicismo tiene un punto de no retorno en el que la palabra castellana deja de tener validez, como en el caso de app.
Crítica. Lo preocupante no es tanto que adoptemos voces de otras lenguas para completar nuestro propio léxico", asegura Javier Lascurain, coordinador general de Fundéu, "sino que las aceptemos de forma acrítica, por pura moda o por esnobismo, sin pararnos un minuto a pensar si el español tiene ya una palabra que designe esa realidad".
Este sometimiento se observa, sobre todo, en vocablos como storytelling. “Es uno de los anglicismos que más me molestan”, afirma Rodríguez de las Heras, “porque es como descubrir el Mediterráneo. Desde hace mucho tenemos recursos para expresar el hecho de contar historias usando distintas estructuras narrativas. Pero así, usando extranjerismos, se pretende dar la impresión de que se acaba de inventar esta palabra.
Y eso, cuando estos anglicismos no contribuyen directamente a entorpecer la comunicación. "¿De verdad creemos que la mayoría de los hablantes saben que es un mat, un prepper, un update o el backstop?", se pregunta Javier Lascurain, de Fundéu, quien resalta otro factor: a veces las formas que vienen de fuera, precisamente "porque no son tan claras y hasta por su sonoridad, pueden enmascarar" cierto tipo de realidades. “¿Si en un artículo de prensa se habla de grooming se está transmitiendo la gravedad de lo que en realidad es, en español, un engaño pederasta? ¿O si hablamos de cutting, refleja la realidad de una conducta autolesiva y peligrosa? Puede que, en casos como estos, las alternativas en español sean más largas y tengan menos glamur, pero ¿no son mucho más eficaces para que el lector sepa en realidad de qué hablamos?".
Una de anglicismos...
Carteles:
Invitaciones:
Nombres de comercios o negocios:
Sector de la moda o la belleza
Profesiones:
Internet:
Programas de televisión:
Gastronomía:
Frases hechas en el español oral:
No es difícil encontrar anglicismos en nuestro día a día. Nos topamos con vallas publicitarias, carteles en escaparates (incluso escritos con rotulador en las tiendas), nombres de comercios o negocios (originarios de España), nombres de programas de televisión, publicidad y artículos (especialmente relacionados con moda y belleza) cargados de anglicismos. Este es un compendio de ejemplos elaborado por la Real Academia de la Lengua a finales de 2017:
RefugeesWelcome, en el Ayuntamiento de Madrid.
Shopping night. La revista Vogue organiza en septiembre una noche en la que las tiendas permanecen abiertas hasta las 00 h. Numerosas tiendas colocan el cartel de shopping night en lugar de «noche de compras».
Musthave. Podemos encontrar esta frase en la cartelería de C&A.
Sales, en lugar de «rebajas» o «descuentos».
Black Friday o Ciber Monday.
Takeaway. Podemos verlo en cafeterías, donde ofrecen café o comida para llevar.
Coffee, bread.
Save the date
Dress Code
Magic Foto (estudio de fotografía)
Nails Factory o Nails
Hugo Bikes (taller de motos)
Diverbikes (tienda de alquiler de bicis)
Alborada Home Academy (tienda de lanas donde hacen cursos de costura y punto)
Oh my cut (peluquería)
Las Musas Hostel, TocHostel Madrid
Body Factory, Basic Fit (gimnasios)
Spejo's Peluqueros. En este caso, utilizan el apóstrofo como en inglés, en el genitivo sajón, para marcar posesión, siguiendo el patrón «antropónimo + 's», que significa «local de + nombre».
Productos de belleza: gloss (brillo o brillo de labios).
Fashion week, en lugar de «semana de la moda».
Casual, en lugar de «informal» o «estilo informal».
Clutch, en lugar de «bolso de mano» o «cartera».
Glitter, en lugar de «brillante».
It-girl, en lugar de «chica de moda».
Musthave, en lugar de «imprescindible».
Front row, en lugar de «primera fila» (usado en los desfiles).
Cool hunter, en lugar de «cazatendencias».
Fashion, en lugar de «de moda».
Oversize, en lugar de «ancho».
Print, en lugar de «estampado».
Wedding planner, en lugar de «organizador de bodas».
Baby sitter, en lugar de «cuidador, niñero».
Product manager, en lugar de «jefe de producto».
Community manager, en lugar de «gestor de redes sociales».
Account executive, en lugar de «ejecutivo de cuentas».
CEO, en lugar de «consejero delegado».
Deadline, en lugar de «fecha límite».
Influencer. El Departamento de «Español al día» de la RAE, presente en Twitter, ha aconsejado usar los términos «influyente», «persona con influencia» o «persona influyente».
Followers, en lugar de «seguidores».
Trending topic, en lugar de «tendencia» o «tema del momento».
Link, en lugar de «enlace».
Newsletter, en lugar de «boletín digital o electrónico».
Like, en lugar de «me gusta».
Fake news, en lugar de «noticias falsas».
Master chef celebrities, Family, Spain in a day, Va de bikes, Ninja warrior, La voz kids, Sábado deluxe, All you need is love… o no, First dates.
Asimismo, en televisión encontramos conceptos en inglés fácilmente traducibles al español: prime time (horario de máxima audiencia); share (porcentaje de audiencia); streaming (en directo); talent show (concurso de talentos); reality show (telerrealidad o programa de telerrealidad); indie (independiente); biopic (biografía o película biográfica); spin-off (película derivada); spot (anuncio); spoiler (destripe).
Afterwork. Uno de los anglicismos más difíciles de traducir literalmente porque, si decimos «después del trabajo», pierde el sentido original, ya que implica «tomar algo». Se podría evitar diciendo «tomar algo después del trabajo».
Cocktail, en lugar de «cóctel» o «coctel», recogidas ambas palabras en el DLE.
Craftbeer, en lugar de «cerveza artesanal».
Fast food, en lugar de «comida rápida» o «comida basura».
Food truck. Para este neologismo, «Español al día» propone «gastroneta».
Muffin, en lugar de «magdalena».
Show cooking, en lugar de «demostración culinaria».
Smoothie, en lugar de «batido».
Street food, en lugar de «comida callejera».
Take away, en lugar de «para llevar».
Topping, en lugar de «extra» o «ingrediente extra».
OK.
No problem!
Of course.
Fuck!
Oh my God!
Esto es muy hardcore, en lugar de «Esto es muy fuerte».
Nesting, en lugar de «quedarse en casa» (fin de semana).
Wardrobing, en lugar de «devolver una prenda usada».
Sinkies. Acrónimo del inglés single income, no kids: parejas con un solo sueldo y sin hijos.
Coliving, en lugar «compartir piso».
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