Los coches necesitan 5G (y se lo van a dar)
La Universidad Politécnica de Valencia investiga qué tiene que aportar la transmisión de datos a alta velocidad a la conducción automática. Puede ser clave para mejorar su rendimiento y abre la puerta al telepilotaje.
Una investigación del Centro de Cerebro y Cognición de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona establece que el cerebro humano tarda unos 200 milisegundos en recoger las señales del entorno, procesarlas y tener conciencia de ellas. Y la quinta parte de un segundo parecerá poco, pero es muchísimo: un coche conectado actual envía información de su estado cada 100 milisegundos gracias al 4G; un vehículo autónomo de nivel 4 o 5 (los que ya no requieren la figura del conductor) precisa transmitir y recibir datos con una latencia máxima de 15 milisegundos para comunicarse con las infraestructuras y el resto de los automóviles y funcionar correctamente. Sin 5G no existirá la conducción automatizada: solo la quinta generación de la red de datos es capaz, por el momento, de llevar tantísima información de un lado a otro a esa velocidad imprescindible.
“La red 5G aporta tres cosas fundamentales: más capacidad de transmisión, mucha menos latencia y una mayor fiabilidad, de manera que podemos llegar a unos niveles de seguridad que sean los adecuados para el coche conectado”, resume el investigador José Francisco Montserrat, del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia (iTEAM), de la Universidad Politécnica de Valencia. Gracias a esta red, los vehículos automatizados podrán, por ejemplo, compartir su posición antes de llegar a un cruce y cederse el paso sin necesidad de semáforos.
Un futuro cercano y fiable
Entre otros proyectos, el iTEAM valenciano está investigando en torno a la aplicación directa de esta tecnología en la movilidad, con resultados como el coche teleconducido mostrado recientemente. “Con este vehículo —que, por otra parte, también puede funcionar de manera autónoma gracias a nuestro software propio—, demostramos que la conducción asistida a distancia es posible.
Una cámara en el retrovisor detecta que el conductor se ha dormido o se ha desmayado, manda un aviso a un teleconductor remoto y este puede manejar el coche y evitar un accidente. Solo la red 5G, que ofrece una respuesta instantánea, permite este servicio”, explica Montserrat. “No es ciencia ficción, no es un prototipo, es una realidad”, matiza el investigador.
BMW, por ejemplo, ya trabaja en esta línea La presencia de la quinta generación de transmisión de datos se hace igual de imprescindible en la conducción autónoma. “El 5G facilita que haya muchos más dispositivos conectados a la vez y eso sirve para definir nuevos servicios, como el Eagle View. El coche que está delante te envía las imágenes captadas por sus cámaras, de modo que se simplifica el adelantamiento. Eso implica transmitir vídeo en alta definición a gran velocidad, algo que la red 4G no puede soportar”, argumenta el experto de iTEAM.
Montserrat estima que los plazos propuestos por Europa para el desembarco del coche autónomo no son un disparate: para 2030 los vehículos automatizados circularán por las carreteras europeas, conviviendo con los convencionales, y en 2050 nadie podrá conducir. “Tecnológicamente no hay problema, el coche autónomo ya existe y es muy fiable, y las comunicaciones las estamos haciendo ya. Hay compañías que ofrecen 5G para particulares y para los coches estará disponible en diciembre. En dos años habrá infraestructuras de redes plenamente disponibles en Europa”, apuesta Montserrat.
Un corredor entre Múnich y Bolonia
En este proceso de creación de redes 5G para el coche autónomo tendrán mayor protagonismo los desarrolladores de la tecnología, especialmente gigantes como Ericsson, Nokia y las chinas Huawei y ZTE.
Pero un peldaño más abajo, en el de los proveedores, se juega otro partido importante cuyo desarrollo futuro se investiga en el proyecto 5G-Carmen, en el que participa el Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia (iTEAM), de la Universidad Politécnica de Valencia. El objetivo para los próximos dos años y medio (el programa arrancó en noviembre) es crear un corredor de 5G entre Múnich y Bolonia para resolver algunas dudas fundamentales.
"En Europa tenemos un sector de las telecomunicaciones muy fragmentado, con problemas de discontinuidad en la red. ¿Qué le pasaría a un coche autónomo al llegar a la frontera entre dos países? ¿Se pararía mientras busca la nueva red? Estamos investigando en este terreno", explica José Francisco Montserrat, del iTEAM. No saben, por ejemplo, si convendría crear un operador transnacional al que todos los vehículos se conecten. "O si Europa debe instalar balizas transmisoras en las carreteras que permitan la comunicación entre vehículos", continúa. "O, por el contrario, aprovechar la infraestructura de operadores locales. En un año esperamos tener coches circulando e ir resolviendo dudas".
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