“La crisis nos obliga a ver la tecnología con otros ojos, más allá del puro negocio”
El director del Observatorio Nacional 5G sitúa a España entre los primeros de Europa en el despliegue del nuevo protocolo de telecomunicaciones
Imagina cómo hubiera sido la crisis sanitaria con el veloz nuevo protocolo de telefonía móvil ampliamente desplegado. El director del Observatorio Nacional 5G de la Mobile World Capital Barcelona, Federico Ruiz (Madrid, 56 años), explica que hubiéramos notado mucho menos la distancias con videollamadas “robustas” que hubieran podido servir para un primer diagnóstico a pacientes, sin contacto. “No hay que rasgarnos las vestiduras, porque ningún país lo tenía”, expone ante un terreno aún por sembrar. Sin embargo, el Informe sobre la regularización del 5G, que acaba de presentar el Observatorio, ubica a España entre los primeros de Europa en el despliegue del nuevo protocolo de telecomunicaciones, que conlleva un desarrollo tecnológico que Ruiz ve como una oportunidad de negocio en tiempos de inseguridad por la crisis derivada de la pandemia.
Ruiz explica que a “a las antenas 5G idealmente hay que llegar con fibra óptica” y España cuenta ya con una red más extensa que la de otros países como Reino Unido, Alemania o Francia. El ingeniero de Telecomunicaciones defiende que el cambio que va a suponer el nuevo protocolo nos sitúa “casi en la frontera” de lo que fue el paso de 2G a 3G. Más allá de teléfonos móviles a velocidades de vértigo (ya funcionan en algunas ciudades), la promesa del 5G radica en sus aplicaciones en la industria pesada, como la de los astilleros y la automoción, en las que “España destaca”, igual que con el número de pruebas piloto del nuevo protocolo, como el corredor mediterráneo 5G, que con un presupuesto de 16 millones probará el coche conectado entre Figueres (Girona) y Perpiñán (Francia). El reto es que la conexión no note el cambio de país.
“Se trata de unas reglas de cortesía, de hablar un mismo lenguaje”, apunta Ruiz sobre el hecho de que los países europeos dedicarán al 5G las mismas frecuencias, o muy próximas. A finales de junio se tenía que realizar la subasta a las operadoras de las frecuencias que eran de la TDT (700Mhz) y que ahora se van a usar para el 5G en España. Finalmente se va a realizar en octubre. “La crisis nos obliga a ver la tecnología con otros ojos, más allá del puro negocio”, considera Ruiz, que ve el aprendizaje de la pandemia como una oportunidad para plantear un uso de las infraestructuras técnicas que “transcienda” la conectividad, con unos ciudadanos que no sean solo “clientes pasivos” y opinen sobre cuáles tienen que ser los nuevos usos del 5G.
Preguntado por el veto de Reino Unido a la tecnología Huawei para el despliegue de la red 5G, Ruiz responde que el Observatorio Nacional del 5G no valora “decisiones de estados”. Sin embargo, asegura que la decisión —en línea con la batalla entre China y Estados Unidos— es un recordatorio de que “hay una carrera tecnológica por el 5G y todos sus componentes”, al igual que pasa con los satélites o con la cuántica. Por este motivo, ve “absolutamente esencial tener cierta independencia tecnológica” en la Unión Europea y “coser tantas piezas” como sea posible en el desarrollo de la nueva tecnología. Ve difícil “cortar todos los lazos” con los grandes bloques tecnológicos y cree que "sería lógico” que el viejo continente liderara el 5G industrial. Sin embargo, apunta que para la “soberanía tecnológica” es importante también tener un papel importante en las conexiones que llegan al consumidor, conseguir “grandes volúmenes de producción”. “La covid-19 nos ha recordado lo importante que es poder controlar las cadenas de suministro”, concluye.
Una de las novedades de la quinta generación es que permite trabajar con “lonchas” (slices). Eso quiere decir, explica Ruiz, que las operadoras podrán dedicar una parte del espectro de frecuencias a una actividad concreta en un ámbito geográfico, como a una empresa o a los ferrocarriles: “Algún día es posible que los convoyes circulen con cierto grado de autonomía, por lo que la cobertura tiene que ser perfecta”. No todo se moverá por la red con las mismas condiciones, como sucede con el 4G, se podrán ofrecer varios niveles de calidad y fiabilidad. “Existe un enorme campo de pruebas y un enorme terreno donde crear apps y soluciones industriales de primer orden”, considera el ingeniero, que sostiene que “los países que sepan desarrollar sofware y tengan equipos humanos preparados estarán en un buen lugar para situarse en el lado ganador”. En este sentido, el ingeniero apuesta con optimismo por tejer un nuevo tejido empresarial europeo alrededor del protocolo.
Sobre las teorías conspirativas sobre el 5G que han proliferado durante la pandemia, Ruiz reacciona “con asombro” porque “no tienen ninguna base”. “Me costó trabajo entender la razón mental de la gente que da por ciertos los bulos”, zanja.
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