Teresa Perales: “La compasión ayuda, la lástima es un puñal”
La nadadora zaragozana perdió la movilidad en las piernas a los 19 años. Ha cosechado siete oros en los Juegos Paralímpicos y en junio fue distinguida con el Premio Princesa de Asturias del Deporte
Teresa Perales (Zaragoza, 45 años) divide su vida entre sus adorados marianos —marido e hijo—, la piscina y una incansable labor solidaria en diversas fundaciones. Ha sido oro en los Juegos Paralímpicos siete veces y en cuatro ocasiones campeona del mundo. Fue diputada en las Cortes de Aragón por el ...
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Teresa Perales (Zaragoza, 45 años) divide su vida entre sus adorados marianos —marido e hijo—, la piscina y una incansable labor solidaria en diversas fundaciones. Ha sido oro en los Juegos Paralímpicos siete veces y en cuatro ocasiones campeona del mundo. Fue diputada en las Cortes de Aragón por el Partido Aragonés Regionalista (PAR) y es autora de varios libros. Con 19 años, una neuropatía le robó la movilidad de las piernas. En junio fue distinguida con el premio Princesa de Asturias del Deporte.
Pregunta. ¿En qué piensa debajo del agua cuando nada?
Respuesta. Si es entrenando, puedo hasta hacer mentalmente la lista de la compra o preparar un discurso. En una final, en nada. Es que una final es mi versión más animal. Aprieto los dientes. Y suelo sonreír, es curioso. Y me dejo llevar.
P. ¿Llega a poner la mente en blanco?
R. Sí. Aunque es más fácil en una distancia corta. En una larga tienes que dejar sitio para pensar en la estrategia.
P. Sólo competí una vez en natación. Quedé último. Al salir vi a mis padres y a mis hermanos que habían ido a verme. Me quería morir. Eso no le ha pasado, ¿no?
R. ¡Ja, ja, ja! No, pero yo voy nadando y mirando a ver quién está.
P. ¿Cómo? ¿Le da tiempo a eso?
R. En un campeonato de España me pasó que oía mientras nadaba “¡vamos, Teresa; vamos, mamá!”, y me despistó tanto que hice 450 metros en vez de 400.
P. ¿Qué es una piscina, además de una pileta con agua?
R. Un espacio de libertad. Una libertad en la que me reencuentro con mi cuerpo. Cuando al principio no tenía la destreza de ahora para manejar la silla, meterme en el agua y flotar fue increíble… sentir que recuperaba mi autonomía.
¿Sabes eso que dicen de que lo importante es participar? Es mentira
P. De las derrotas se aprende mucho, pero mejor ganar, ¿no?
R. ¿Sabes eso que dicen de que lo importante es participar? Es mentira. Lo importante es participar queriendo ganar.
P. La silla. ¿Mi puta silla o mi adorada silla?
R. Uf… mi estupenda silla. Con ella me he enfrentado a todo: escalones, rampas, he subido a una pirámide. Bueno, la silla se quedó abajo y yo subí a culo, pero ella me llevó hasta allí. He subido una duna a rastras y luego he bajado haciendo la croqueta. Y mi silla me llevó hasta allí.
P. ¿Se compite contra otras o se compite contra una?
R. Sobre todo contra una. Es el amor propio, y tengo mucho. También mis dosis de vanidad.
P. ¿Qué es una neuropatía, explicada para tontos?
R. Una enfermedad del sistema nervioso que lo puede dañar a nivel periférico, a las extremidades o a nivel central. En mi caso fueron las extremidades. Me pasó muy jovencita y fue una putada en toda regla.
P. A veces hablamos absurdamente de “reseteo”. Esto sí que es un reseteo, ¿no?
R. Lo es. Pero a la vez es muy bonito. A ver, ¿tú te acuerdas de la primera vez que te ataste los cordones?
Lo único que no puedes cambiar es la muerte. Con lo demás se lidia
P. Pues no.
R. Porque lo has hecho millones de veces. Pues cuando a mí me pasó esto tuve que aprender de nuevo a vestirme, a caminar distinto, a hacer cosas rutinarias que habían dejado de ser importantes porque las hacía todos los días. Y de pronto, me reencontré con la magia de la primera vez.
P. ¿Qué es el sufrimiento?
R. Para mí, lo que no puedes cambiar. Y lo único que no puedes cambiar es la muerte. Con lo demás se lidia.
P. ¿Qué sentido tienen las palabras “no”, “límite” o “imposible”?
R. Si los demás se lo quieren dar, allá ellos. En mi cabeza no tienen sentido. Son sólo excusas que nos empeñamos en sacar.
P. ¿Qué es una lesión, cómo actúa en la mente de un deportista de élite?
R. Pues un cambio de planes radical. Yo con esta he tenido que hacer hasta mi propio duelo, he perdido algo en lo que durante cinco años he estado soñando todos los días. Quería ganar y superar a Phelps. Es que yo, desde que empecé, siempre he querido ganar.
Compasión no es lástima. La compasión tiene que ver con voluntad de servicio
P. El tiempo le ha dado la razón.
R. Ya, pero esta es la primera vez que una lesión no me permitirá competir en condiciones. De hecho, en Tokio voy a nadar con un brazo. Eso sí, iré a muerte.
P. ¿Qué es la retirada?
R. Algo que te persigue y a lo que yo le estoy dando esquinazo.
P. ¿Qué es la compasión?
R. La hemos malinterpretado. Compasión no es lástima. La compasión tiene que ver con voluntad de servicio. Conmigo al principio mucha gente sentía lástima. La compasión ayuda, la lástima es como si te clavaran un puñal y te lo retorcieran.
P. Igual de malo será eso de “tranquila, no pasa nada”…
R. Eso es lo peor. ¡Claro que pasa, esto te cambia la vida!
P. ¿Quién es Nano?
R. Uf… ¿Cuánto rato tienes?
P. Mucho.
R. Lo más bonito que me ha regalado la vida, lo que jamás soñé tener, la persona que más me motiva, la que cambió mi mundo, la que dio sentido a todo, a la que quiero achuchar, besar, oler. Mi hijo lo es todo.
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