Los 60 son los nuevos 50, según la ciencia y la gente de 60

Un estudio señala que la edad de inicio de la vejez se viene atrasando en los últimos años por las mejoras en la calidad y esperanza de vida, pero también ha cambiado la autopercepción de las personas

Un grupo de personas mayores conversando en un parque en Sevilla.PACO PUENTES

La vejez empieza cada vez más tarde, especialmente si preguntas a los afectados. Un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología señala cómo los adultos de mediana y avanzada edad creen que la vejez comienza ahora más tarde de lo que sus coetáneos señalaban hace décadas. Incluso de lo que dijeron ellos mismos entonces. Ser viejo ya no es lo que era. El estudio refleja cambios biológicos, pero también sugiere mucho sobre la forma en la que nos relacionamos con el envejecimiento. “Hay una t...

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La vejez empieza cada vez más tarde, especialmente si preguntas a los afectados. Un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología señala cómo los adultos de mediana y avanzada edad creen que la vejez comienza ahora más tarde de lo que sus coetáneos señalaban hace décadas. Incluso de lo que dijeron ellos mismos entonces. Ser viejo ya no es lo que era. El estudio refleja cambios biológicos, pero también sugiere mucho sobre la forma en la que nos relacionamos con el envejecimiento. “Hay una tendencia histórica sorprendentemente sólida hacia un aplazamiento o un comienzo subjetivo más tardío de la vejez”, explica Markus Wettstein, psicólogo en la Universidad de Humboldt, en Berlín, y autor principal del estudio. “Y aún no entendemos totalmente el motivo”.

En los últimos años, han aumentado la esperanza y la calidad de vida. Esto ha venido acompañado de cambios en la sociedad: las etapas vitales se han ido postergando, empezando por la emancipación, el matrimonio o la maternidad. Y terminando en muchos países con la jubilación, puerta de entrada oficial en la tercera edad. Puede que el difuso concepto de anciano se haya alejado unos años debido a estos cambios, sugieren los investigadores. O puede que, en una sociedad edadista, nadie quiera percibirse a sí mismo como un anciano.

Pero, ¿qué significa exactamente ser anciano? ¿A partir de qué edad uno lo es de forma objetiva? Los encuestados respondieron a la pregunta entre una y ocho veces a lo largo de un periodo de 25 años. Fueron cambiando su respuesta a medida que envejecían, alejando más y más la entrada en la vejez. Al final, la edad más mencionada fueron los 70 y 71 años. Wettstein no se ve capaz de refrendar esos números. “Es difícil definirlo porque siempre vemos en nuestras investigaciones lo tremendamente heterogéneo que es el grupo de los adultos mayores”, explica en un intercambio de mensajes.

En general, las mujeres tienden a situar la vejez más lejos que los hombres. Es algo que se ha visto con anterioridad y que este estudio confirma, con una diferencia de 2,4 años entre ambos. “Ellas suelen vivir más que ellos, lo que podría explicar esta diferencia en la percepción del inicio de la vejez”, señala el experto. El estudio, que utilizó los datos de 14.000 ciudadanos alemanes, analizó cómo han cambiado términos como la edad biológica, la edad cronológica y la subjetiva desde 1988 hasta fechas más recientes. Entonces, la esperanza de vida en España se situaba en los 76,86 años. En 2021, y después de un leve bache tras la pandemia, avanzó hasta los 83,2. “Si la esperanza de vida es mayor, la percepción del comienzo de la vejez podría posponerse hasta cierto punto”, reflexiona Wettstein. “Alguien de 60 años podía considerarse viejo en el pasado, pero hoy en día, puede esperar vivir 20 años o más”.

Bruno Arpino, sociólogo de la Universidad de Florencia especializado en envejecimiento, va más allá y habla de una edad prospectiva. “Normalmente, se mide la edad mirando hacia atrás, al momento en que uno nació. Una perspectiva totalmente diferente, que algunos investigadores proponen, consiste en mirar hacia el futuro, es decir, a cuántos años una persona puede esperar vivir”. En este contexto, ser mayor no solo depende de cuándo se nace, sino de dónde. La esperanza de vida del país determinará lo que entendemos por anciano.

Los ancianos más sanos siguen siendo ancianos

La vejez no es un número, sino un concepto subjetivo, que cambia según la sociedad. “En un estudio realizado en países europeos se observaron grandes diferencias entre países, de hasta 10 años”, señala Wettstein, que explica estos cambios en función de “la participación de los mayores en el mercado laboral, la proporción de adultos mayores dentro de un país o la percepción cultural de la vejez y de los adultos mayores”.

El estudio señala como “la edad subjetiva del individuo puede ser un factor importante” a la hora de hablar de vejez. La edad subjetiva es esa que nos dice el espejo y no el DNI. Cómo de mayores nos sentimos en contraposición con cómo de mayores somos. Y en términos generales, la gente adulta es bastante indulgente a la hora de echarse años. Según un estudio de 2006, los adultos mayores de 40 años se perciben a sí mismos, de media, un 20% más jóvenes de lo que realmente son. La diferencia entre la edad cronológica y edad subjetiva, la que nos echamos, comienza a agrandarse lenta, pero inexorablemente, a los 25 años y no para de aumentar desde entonces. Como dicen los autores de un estudio sobre edadismo de la Universidad de Virginia, “el envejecimiento subjetivo parece ocurrir en Marte, donde una década terrestre equivale a 5,3 años marcianos”.

Esto es lo que dicen los mayores sobre qué significa ser mayor, pero ¿qué dice la ciencia? ¿Hay cierto respaldo en esta percepción subjetiva e interesada? La respuesta corta es que sí. Pero Wettstein prefiere dar la larga: “Gracias a los avances médicos, los adultos mayores están en cierta medida más sanos que hace 10 o 20 años, y eso podría explicar por qué también creen que la vejez empieza más tarde”, señala. Así que este fenómeno no solo es psicológico, hay una base real.

Un estudio realizado en Finlandia y publicado en 2021 le puso cifras a esta idea. Sometieron a una batería de pruebas físicas y cognitivas a hombres y mujeres de entre 75 a 80 años. Guardaron estos resultados y cuando pasaron 28 años, volvieron a repetir las mismas pruebas a otro grupo de hombres y mujeres de esa edad. Los ancianos actuales mejoraron las marcas anteriores en todos los apartados. Demostraron caminar entre 20 y 40 centímetros por segundo más rápido, fueron capaces de agarrar con una fuerza entre el 5% y el 25% mayor y podían alzar la pierna entre un 20% y el 47% más que el grupo que hizo esas pruebas 28 años antes. Además, demostraron al menos un 14% más de capacidad pulmonar, mejor fluidez verbal, razonamiento y memoria de trabajo.

El presente estudio aleja la vejez y sus autores señalan que es una tendencia sólida. Pero no todos los gerontólogos opinan igual. “No tenemos datos fiables de épocas pasadas”, concede Arpino. Sin embargo, a partir de los textos de poetas, escritores e historiadores se pueden obtener informaciones interesantes. “Por ejemplo, el poeta de la Grecia Antigua Mimnermo escribió: “A los sesenta años, lejos de enfermedades y angustias penosas, el destino de la muerte me atrapa”. En la actualidad, la edad en la cual se empieza a definir a una persona como anciana está en torno a los 60 o 65 años. “Se trata de una edad de conveniencia utilizada incluso por organizaciones internacionales como las Naciones Unidas”, señala Arpino. Así que la cosa no ha cambiado tanto. Puede que distintos estudios hablen de ancianos más sanos y fuertes, pero eso no hace que dejen de ser ancianos. Los 60 son los nuevos 50, pero solo para la gente de 60. Y eso dice más sobre los estigmas asociados a la vejez que sobre cuándo llegamos a ella. “A lo largo de la historia ha cambiado más la percepción de cómo se envejece que el cuándo”, concluye Arpino.

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