Los guardianes de la salud ocular
En la atención a los pacientes con retinopatía diabética los oftalmólogos no están solos. Un proyecto pionero en Canarias, que ha incorporado a profesionales de los servicios de Atención Primaria y de Farmacia Hospitalaria en el cribado y tratamiento, ha permitido detectar precozmente la enfermedad y evitar su peor consecuencia: la ceguera
¿La atención de la salud visual es competencia del oftalmólogo? Contestar afirmativamente podría interpretarse como una simplificación propia de una medicina compartimentada en especialidades. La respuesta correcta en estos tiempos sería: “sí, pero no solo”. El oftalmólogo sigue siendo la figura central, pero no es el único sanitario que cuida de nuestros ojos: hoy estamos en transición a un modelo en el que también desempeñan un importante papel otros profesionales.
Es lo que se conoce como enfoque multidisciplinar, que da cabida a Atención Primaria y a Atención Hospitalaria, “de forma que, entre todos, podemos actuar de manera coordinada para ofrecer una mejor atención al paciente”, explica el doctor Francisco Cabrera, jefe de Oftalmología del Complejo Hospitalario Insular Materno Infantil de Gran Canaria. Una mejor atención que se ha traducido en que en una comunidad autónoma con una incidencia de diabetes superior a la media nacional, “apenas se vean ya casos de cegueras secundarias provocadas por esta enfermedad”, explica.
No ha sido algo improvisado. En 2008, el Servicio Canario de Salud puso en marcha el proyecto Retisalud. El objetivo era detectar precozmente la retinopatía diabética, una de las principales causas de ceguera en el adulto. “Esta enfermedad habitualmente se diagnosticaba en estadios avanzados, a menudo irreversibles, pero se sabe que si se detecta en fases iniciales se puede comenzar a tratar y evitar su progresión. Por eso, la clave era hacer cribados en la población en riesgo, es decir, en los pacientes diabéticos”, señala Cabrera.
Los guardianes de la salud ocular MÉDICO DE FAMILIA
La atención primaria es la puerta de entrada al sistema sanitario y el camino idóneo para detectar si los pacientes con diabetes tienen alteraciones visuales en la retina. El médico de familia evalúa las retinografías y, en caso de que haya patología, lo deriva a control hospitalario.
Foto: Quique Curbelo
Foto: Quique Curbelo
El proyecto pionero Retisalud involucró a Atención Primaria, “que es la puerta de entrada al sistema sanitario y desde donde podía resultar más sencillo identificar a estos pacientes”, apunta el doctor Cabrera. No se trataba solo de esta identificación, sino de hacer una primera evaluación del ojo. Por eso, se fue dotando progresivamente a todas las zonas básicas de salud de una herramienta esencial, el retinógrafo, hasta entonces reservado a los servicios de oftalmología.
En un primer momento hubo reticencias, reconoce la doctora Alicia González Sansó, médico de familia del Centro de Salud Escaleritas, en Las Palmas de Gran Canaria. “Era algo que hacían los oftalmólogos y al principio lo vimos como una carga de trabajo más. Hoy lo tenemos completamente integrado en nuestra cartera de servicios”.
El proceso, explica, consta de dos etapas: una, la identificación y captación de los pacientes en riesgo; dos, la exploración de sus ojos con el retinógrafo. “Un 35% de las personas con diabetes tienen alteraciones visuales en la retina; si las diagnosticamos pronto, no desarrollarán déficits visuales graves. Se trata de informarles y de solicitar esa valoración”, añade.
Los guardianes de la salud ocular ENFERMERÍA ATENCIÓN PRIMARIA
Desde Enfermería se realiza el proceso de captación y búsqueda de pacientes con diabetes, tanto para informarles del programa de retinopatías como para hacer el seguimiento en el tiempo y asegurarse de que se realizan periódicamente las pruebas.
Foto: Quique Curbelo
Foto: Quique Curbelo
El papel de enfermería en el proceso de llegar hasta los pacientes es importante. “Cuando tenemos en consulta a un paciente con diabetes, siempre comprobamos si ya se ha hecho una revisión de la retina; si no es así, la pedimos”, explica Quira Mesa, enfermera en este mismo centro de salud. “En otros casos, cuando los pacientes no vienen, los buscamos”. El área técnica nos da listados con el mapa de la diabetes, y ahí vemos quiénes no se han hecho la exploración y nos ponemos en contacto con ellos”.
Después viene la retinografía, que la realizan las auxiliares técnicos de cuidados de enfermería. “En caso de que el paciente necesite dilatación de la pupila, la enfermera se encarga de ello bajo protocolo. Una vez terminada la prueba, la imagen es valorada por el médico”, añade Mesa.
Los guardianes de la salud ocular OFTALMOLOGÍA
El oftalmólogo evalúa los casos de posibles retinopatías diabéticas que le remite Atención Primaria y, en función del estadio de la enfermedad, establece el procedimiento que se debe seguir con cada paciente.
Foto: Quique Curbelo
Foto: Quique Curbelo
Cada mañana, la doctora González Sansó revisa en su bandeja de entrada las retinografías pendientes. “Estamos formados y acreditados para hacer esta evaluación. Si no hay dudas y todo está bien, se cita al paciente para una nueva revisión en uno o dos años. Si tengo alguna duda, me pongo en contacto telemático con el oftalmólogo para que lo evalúe. Es una manera de seguir mejorando nuestra formación”.
En los casos en los que se ven lesiones que sugieran una retinopatía, es el momento de citar al paciente en control de oftalmología. Así, explica el doctor Cabrera, “le evaluamos y si vemos que precisa tratamiento intravítreo, nos coordinamos con la farmacia hospitalaria, otra especialidad que tiene un papel fundamental y con la que debemos estar estrechamente en contacto”.
Los guardianes de la salud ocular FARMACIA HOSPITALARIA
El paciente con enfermedades como la retinopatía diabética o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) va a requerir tratamientos intravítreos. Estos fármacos, que necesitan un estricto control, se dispensan a través de Farmacia Hospitalaria. La comunicación estrecha entre este servicio y el de Oftalmología es esencial.
Foto: Quique Curbelo
Foto: Quique Curbelo
El tratamiento de patologías oculares como la retinopatía diabética y una de sus más graves complicaciones, el edema macular diabético o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) suelen requerir de inyecciones intravítreas. “Son de uso hospitalario y requieren un seguimiento estrecho”, explica Mª Aránzazu Velaz Suárez, jefa de Farmacia Hospitalaria del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil.
La especialista recuerda que, en Canarias, la prevalencia de la diabetes es muy elevada “y también lo son las patologías oculares secundarias a esta enfermedad. Los oftalmólogos prescriben los tratamientos con una cadencia determinada y en la unidad se validan los tratamientos diarios”.
El volumen de trabajo es cada vez mayor, señala Cristina L. Crespo, farmacéutica en esta unidad. “En los últimos años ha aumentado el número de pacientes tratados, actualmente entre 40 y 60 al día, y de la misma manera lo ha hecho la atención farmacéutica en éste área. Por eso es muy importante que haya una buena comunicación con el jefe de servicio, así como con los prescriptores, para agilizar el proceso y resolver cualquier duda o incidencia que pudiera surgir sin que se demore la atención”.
Entre unos y otros se ha conseguido que la ceguera asociada a la diabetes sea prácticamente cosa del pasado, concluye el doctor Cabrera. “Con Retisalud se ha logrado cribar a prácticamente el 70% de la población diabética. Los oftalmólogos ya solo nos ocupamos de los casos en los que hay patología. Ahora también estamos en fase de desarrollo de softwares de lectura e interpretación mediante inteligencia artificial para disminuir la presión sobre los médicos de atención primaria”.