Cambiar la funda de almohada cada dos días y evitar la protección solar con aceite: así se evita el acné cuando llega el calor
El solar que utilizas, la sábana en la que duermes, las brochas con las que te maquillas e incluso la alimentación que llevas, entre otros pequeños gestos, son claves para prevenir el acné cuando llega el calor.
Aunque tomar el sol en dosis bajas tiene un ligero efecto secante que incita a bajar la guardia cuando llega el calor, la alegría dura poco en las pieles grasas con tendencia acneica. Y es que el verano es una época idónea para disparar los brotes que creíamos controlados. Un problema en auge que aumenta cuando suben las temperaturas. En primavera, las búsquedas en TikTok de “acné”, “piel acneica” y “piel grasa” han crecido un 445,6% en según Spate, firma analista de tendencias en la red. “Ha aumentado también el interés por los limpiadores en espuma y por activos como el ácido salicílico, ambos relacionados con la piel grasa con tendencia a la aparición de brotes”, indican desde la compañía. Entonces, ¿qué ocurre con el acné? ¿Hay uno de invierno y uno de verano? “Sí, es muy común que en verano aparezcan muchos más granitos de los habituales. Mientras que en invierno tienen su origen en cuestiones internas, hormonales o por estrés, en verano obedecen más a aspectos externos que inciden en nuestra piel”, explica Estefanía Nieto, experta en cosmética y directora técnica de Omorovicza. El fenómeno tiene su porqué. “Durante los meses de verano, el calor y el exceso de sudoración alteran la producción de sebo y la inmunidad de la piel. El sebo aumenta para luchar contra la deshidratación, y las bacterias y los procesos inflamatorios crecen en consecuencia. Por eso el objetivo siempre va a ser disminuir el sebo, mantener las bacterias que causan el acné alejadas de la piel y los poros limpios para evitar obstrucciones. Existen soluciones para prevenir el acné, pero cuando aparece lo ideal es acudir al dermatólogo para que dé la pauta correcta. No es lo mismo tratar un acné hormonal que surge en la zona de la barbilla como el que aparece en las mejillas”, aclara Alicia merino, dermatóloga estética de Dermik. Expertos nos dan los consejos para disfrutar del sol este verano y mantener a raya los granitos.
Limpieza suave y efectiva
El uso continuado de protectores solares es una de las principales causas del acné de verano. “Los protectores, aunque imprescindibles, son de los productos que más impurezas depositan en la piel. Una higiene diaria incompleta o aplicar exceso de producto es fácil que produzca imperfecciones, sobre todo en aquellas pieles más sensibles o grasas, ya que los filtros solares tienden a tener una mayor base lipídica en su formulación”, dice Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8. Por este motivo la primera medida a adoptar es llevar “una rutina de limpieza con productos poco agresivos, pero higienizantes que eliminen la proliferación bacteriana sin resecar el tejido, tanto antes de la aplicación del solar, como inmediatamente después de la exposición. De esta manera, el producto se depositará en la superficie correctamente para ejercer su acción y, a continuación, lo eliminaremos para evitar ahogar y asfixiar la piel en exceso”, asegura Silvia Oliete, directora y fundadora de los centros Blauceldona y de la línea cosmética SO.
Rutina antioxidante
Para que la exposición al sol no sea tan dañina lo ideal es completar la acción de los solares con una buena rutina antioxidante. “Conviene incorporar antioxidantes tópicos como el cobre, las vitaminas C y E… así como modificar nuestra alimentación para que nuestro organismo, desde dentro, refuerce el escudo de nuestra piel, con frutas y verduras antioxidantes y que mejoren el sistema inmunitario”, argumenta Raquel González, cosmetóloga y directora de Perricone MD. Además, para evitar las reacciones a los protectores solares, “lo ideal será añadir a la rutina de cuidado sueros e hidratantes ligeras a base de agua o gel que no obstruyen los poros porque no contienen aceites. Si incorporan principios activos antiinflamatorios, como la niacinamida, mucho mejor”, apostilla la dra. Alicia Merino.
Protección solar libre de aceites
Las pieles grasas temen que el protector solar obstruya los poros y empeore el acné existente. “Es normal que estas pieles sean reacias a aplicarse productos solares, porque aun siendo ligeros e invisibles, los propios filtros generan una película más o menos brillante que podemos ver en superficie, y esto les recuerda al brillo que su piel tiene de manera natural. Por lo que existe un freno físico, real y visible, y otra psicológico al pensar que están echando más leña al fuego”, dice Oliete. Pero no aplicarse protección solo empeora el problema. “Una piel con acné es una piel agredida y delicada, por este motivo, cualquier otro agresor, como los rayos UV, la debilita e inflama más. La solución pasa por elegir un producto de textura fluida, sin aceites y con alto índice de protección para evitar marcas y manchas solares. Durante la exposición hay reaplicarlo cada dos horas y siempre realizar una correcta limpieza después para eliminar todos los restos. El maquillaje también debe ser libre de aceites y no oclusivo”, aclara Jennifer Douville, directora de formación de Rituals España. Y como apunta Ana Santamarina, experta en dermocosmética y fundadora de la marca Santamarina Cosmetic “a veces hay que probar varios solares hasta encontrar el que nos vaya bien. En este tipo de cosméticos los términos “oil free” o ´´no comedogénico´´ nunca son garantía de que no nos van a causar granitos en un momento concreto”.
Exfoliación suave y regular
Las pieles que lidian con el acné necesitan exfoliaciones suaves y muy controladas. “Los productos mecánicos que funcionan mediante frotación son contraproducentes porque eliminan los aceites naturales de la piel y provocan más brotes. Lo ideal es exfoliar de forma suave con productos a base de ácido glicólico o salicílico que ayudan a eliminar las células muertas, destapan los poros y previenen las espinillas. Los retinoides nocturnos funcionan bien para contrarrestar la oleosidad propia de la piel en verano. Pero recomiendo elegir fórmulas no fotosensibles o reducir la concentración que utilizamos en invierno”, añade la dra. Alicia Merino. Esta exfoliación regular, realizada de manera adecuada y sin excesos, “mejorará la calidad de la piel, su resistencia frente a los envites del exterior y favorecerá el deslizamiento y acción del SPF al encontrar una superficie más permeable y homogénea”, concluye Silvia Oliete.
Cambia la funda de tu almohada cada dos días
Sabemos lo importante que es irse a la cama con la piel limpia e hidratada porque de noche se produce la regeneración celular, pero de poco sirve meterse en ella con la rutina de belleza perfecta si la almohada no está limpia. “La funda de la almohada hay que cambiarla, al menos, cada dos días. Aunque a priori pueda parecer algo sin importancia, pensemos en que, durante toda la noche, la piel del rostro está en contacto con ella y, al final, se acaba convirtiendo en un depósito de bacterias y, como consecuencia, pueden aparecer puntos negros y granitos en nuestra piel”, señala Estefanía Nieto. También se recomienda apostar por fundas de seda que no atrapan bacterias, son muy suaves con la piel y previenen las arrugas del rostro al despertar.
Limpia las brochas de maquillaje
Las brochas y esponjitas de maquillaje son un caldo de cultivo para las bacterias que causan el acné… y rara vez suelen lavarse. “No limpiar los accesorios de maquillaje significa acumular células muertas, grasa, maquillaje, bacterias y suciedad en general. Puede tener consecuencias negativas en la piel al obstruir los poros e intensificar así la aparición de granitos e irritaciones. Además, utilizar las brochas sucias sobre los productos cosméticos acelera su caducidad y, sobre todo, se estropean antes. Hay que limpiar las brochas o pinceles para polvos una vez a la semana. Y las brochas para los productos líquidos como bases de maquillaje o corrector en cada utilización porque las bacterias crecen más rápido con estos productos líquidos”, dice Begoña Gómez, experta en tratamiento de Yves Rocher. La firma cuenta con un práctico limpiador sólido de brochas y pinceles que facilita la tarea. Si no dispones de uno específico «puedes utilizar tu limpiador de rostro en formato gel o espuma jabonosa para las brochas. Debemos evitar aquellos de base oleosa, ya sea en bálsamo, aceite o crema porque no se retiran bien y, después, la brocha, no se desliza con facilidad sobre el rostro», aclara Estefanía Nieto.
Evita tocarte la cara
Cuando aparecen las imperfecciones, muchas personas se tocan la cara sin ser conscientes de lo que hacen. Una manía tan simple puede introducir suciedad, bacterias y grasa no deseada en la piel y conseguir que se infecte. Este es un hábito que vale la pena romper. ”Para evitar tocarse las imperfecciones mi truco preferido es utilizar parches para granitos porque además de tratarlos, los proteges del sol y evitas la tentación de manosearlos a todas horas», asegura Ana Santamarina.
Usa toallas limpias
También es buena idea lavar regularmente la toalla con la que nos secamos la cara y las manos. «En las toallas se acumulan ácaros, piel muerta y secreciones salivales. Si nos secamos habitualmente con la misma toalla y, sobre todo, si la usamos para la cara y el cuerpo, los microbios y otras secreciones se quedan impregnados en el tejido, pudiendo ser el foco de granitos u otras reacciones cutáneas. Mi recomendación es usar siempre una toalla limpia para la cara y cambiarla a diario”, comenta Sonia Ferreiro, directora técnica en Byoode. Además, si usas una toalla para secarte el sudor mientras haces ejercicio, asegúrate de que está limpia «dejar el sudor mucho tiempo en la piel puede irritarla, pero frotarlo con toalla provoca brotes. Lo ideal es eliminarlo con una limpieza suave”, dice Santamarina.
Sí, el cloro y la sal afectan a tu piel
Saltar en una piscina o disfrutar de un baño refrescante en la playa es uno de los mayores placeres del verano. Pero la piel se resiente. «El cloro de las piscinas y el agua del mar tienen propiedades antibacterianas; y eso es útil para luchar contra el acné. Pero ocurre lo mismo que con el sol, demasiado cloro o sal provocan efecto rebote, la piel produce más aceite y el sebo se dispara. Para evitarlo lo ideal es pasar por la ducha cada vez que salgas del agua. Si eres disciplinada, puedes llevar contigo un agua termal para refrescar, calmar e hidratar entre baños”, comenta Inma Riu, farmacéutica experta en dermofarmacia.
Limpia la alcachofa de ducha
Hay pocas sensaciones más placenteras que darse una ducha con presión después de un día de calor. Sin embargo, la alcachofa de la ducha acumula cal que puede alterar al equilibrio cutáneo; y no todo queda ahí. Si no limpiamos a menudo la alcachofa, aparecen microbacterias debido a la humedad que afectan a nuestra piel. “La cal daña la barrera de protección y, como consecuencia, pueden aparecer patologías como la dermatitis atópica e incluso eccemas. Por otro lado, estas bacterias suelen ser el acelerador de determinados procesos acneicos”, apunta Elisabeth San Gregorio.
La lista de la compra antiinflamatoria
Es muy común que en épocas en las que cometemos excesos en la alimentación, como en vacaciones, la piel se acabe resintiendo. “Una dieta inadecuada puede llevar a una inflamación que desemboca en rojeces, granitos, falta de hidratación, exceso de grasa, tono apagado u otras muchas consecuencias visibles debidas a un desajuste del organismo. Para evitarlo, recomiendo optar por una lista de la compra antioxidante y antiinflamatoria rica en pescados azules, verduras de hoja verde, y aceite de oliva, además de mucha agua. Es tan importante hidratarse por fuera como por dentro. Evita las harinas refinadas y cualquier alimento que produzca picos de azúcar, para que la piel no pierda colágeno” concluye Raquel González.
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