No hace falta que sean unisex: nueve perfumes masculinos perfectos para mujeres
Los roles de género han saltado por los aires… también en la perfumería. Así es como hemos dinamitado las viejas normas por narices.
Era un frasco de vidrio, pero consiguió cambiar el universo de la perfumería para siempre. De color verde oscuro y las aristas en dorado, con un gran tapón beige que evocaba el corcho de una botella de champán, y una etiqueta frontal en forma de escudo en la que podía leerse Jicky. Arriba, Guerlain y abajo Paris. Tenía un inequívoco aire a las lámparas Tiffany. Y era lógico, porque corría el año 1889 y el Art Noveuau lo invadía todo.
Pero Jicky no era una colonia más. Fue un hito en la perfumería, porque huía de la recreación de la naturaleza que dominaba el mercado hasta entonces y se entregaba sin reparos a lo artificial. Un éxtasis de la Segunda Revolución Industrial. La primera fragancia en utilizar moléculas creadas en laboratorio como materia prima, y no solo ingredientes naturales. Eran la cumarina, que es un derivado del haba tonka que aporta un intenso sabor avainillado (y que ingerido en determinadas dosis puede resultar tóxico, por lo que está prohibido en gastronomía desde 2015 en España), la vainillina y la nota que inclinó la balanza hacia el lado masculino: el almizcle. También conocido como musk en este sector, se trata de un olor entre animal y amaderado con muchos matices, que dependen tanto del olfato del receptor como de la piel de la persona que lleva el perfume. El almizcle original se extraía de una glándula del ciervo almizclero, para lo cual había que matar al animal. Por suerte, hoy las cosas han evolucionado y hay otras maneras de conseguirlo. Este ingrediente actúa como un perfecto fijador y permite así que la fragancia dure más tiempo. En Jicky, el acorde del almzicle hizo que las mujeres no acogiesen muy bien el perfume y, los hombres, sin embargo, se pirrasen por él.
La guerra (olfativa) de sexos
Guerlain inauguró así la era de los perfumes divididos por géneros. Hasta ese momento todo olía a frescor y a naturaleza de un modo unisex. Pero entonces llegó Aimé Guerlain, hijo del fundador de la casa, para cambiar las reglas… aunque probablemente lo hizo sin querer. Según la leyenda, Aimé Guerlain se enamoró de una joven llamada Jicky mientras cursaba sus estudios de química en Londres. La fragancia en honor a ella no solo levantó un muro en el verde valle de la ambigüedad perfumística, sino que también fue el primer invento de la familia oriental fougère.
Jicky fue modificando tanto su fórmula como su frasco a lo largo del siglo XX, para adaptarse a las leyes, la moral, la disponibilidad de los ingredientes y los gustos de cada momento, y cosechando fans tan diversos como Jackie Kennedy, Serge Gainsbourg o Sean Connery. Para muchos es el primer perfume moderno de la Historia. Y tiene el privilegio de ser la única creación de Aimé Guerlain que sigue produciéndose hoy en día.
Pero la tendencia de las fragancias para mujer y para hombre no se disparó hasta que llegó la explosión de la publicidad, en los Estados Unidos de los 50. La distribución y el consumo también cambiaron mucho. Ya no vendían perfumes solo las tiendas especializadas, sino también los supermercados. Ya no era un producto solo para las ocasiones especiales, sino para el día a día. Y así llegó la era de la democratización perfumística. Florales y frutales para ellas, amaderados para ellos. Mundos bien divididos. Pero hay matices. «Considero que las notas utilizadas en la paleta del perfumista no tienen género, sean naturales o sintéticas», asegura Elisabeth Vidal, Académica de Número de la Academia del Perfume – Sillón Bergamota y Prestige Senior Perfumer en Puig. «El sexo lo adquieren dependiendo de la forma en que se combinen con el resto de ingredientes, y sobre todo de las proporciones en las que se utilicen».
Una nota hizo acto de presencia en ese momento dentro de la perfumería masculina occidental, para ampliar el espectro más allá de la lavanda: el vetiver. Es la época de Pour Monsieur (1955), la primera y única fragancia para hombre creada por Coco Chanel, o Vétiver (1959) de Guerlain. Los 60 trajeron clásicos para hombre basados en notas amaderadas como Habit Rouge (1965), de Guerlain o Eau Savage (1966) de Dior.
Y Calvin Klein trajo la paz
La división de los géneros en perfumería fue, pues, una cuestión publicitaria. Así que solo la publicidad podía recorrer el camino de vuelta, y así lo hizo en los 90. Las nuevas fragancias de Calvin Klein, CK One en 1994 y y CK Be en 1996, eran unisex, tenían como musa a Kate Moss y fueron el mayor éxito de la década. Lo mejor es que la gente joven, esa que hoy ya no lo es tanto y conocemos como generación X, las acogió sin problema. En realidad, lo hizo con entusiasmo: CK One generó unas ventas de cinco millones de dólares en sus primeros diez días. Su estética andrógina, minimalista y urbanita condesaba el look de toda una época y abría un camino en perfumería que todavía hoy se recorre.
La senda unisex estaba abierta de nuevo, muchas décadas después de su declive. En 2006, el perfumista alemán Geza Schoen fundó Escentric Molecules (hoy, una de las casas de perfumes unisex más importantes) a partir de una sola molécula: Iso E Super. Realmente fue creada unas décadas atrás, en 1973, en International Flavors & Fragances, una empresa neoyorquina que se dedica a fabricar aromas. Posee la cualidad de dar al perfume un carácter envolvente. Y eso fue justo lo que le sedujo a Schoen. «La primera vez que lo olí, me di cuenta de que todas las fragancias que me gustaban tenían grandes cantidades de esta molécula como común denominador. Es olerlo una sola vez y ya quieres todo el bote. Es como una droga», dice. Una noche, cuando salió por ahí con un colega, este le sugirió que probase a aplicarse solo la molécula. En cuanto se sentaron en un bar, una mujer se acercó a preguntarles por su perfume. Schoen dio con la tecla, y entonces creó dos fragancias con distintas concentraciones de la molécula (una de ellas, sin nada más) y el éxito fue increíble. Este año ha añadido la quinta fragancia a esa misma colección. Todas unisex.
La revolución de los perfumes genderless
Esta línea de hitos que volaron por los aires el mundo rosa y azul sembró el campo para lo que hoy es una auténtica revolución olfativa. ¿Estamos acaso viviendo el punto álgido de la perfumería unisex? «En los últimos años han tenido lugar dos fenómenos que están influenciando muchísimo las tendencias de la perfumería actual en este sentido», explica Elisabeth Vidal. «Uno de ellos es la perfumería oriental, caracterizada por su potencia, por la presencia de notas amaderadas y oud, y por la nimiedad del género en la categoría. Otro es el aumento de las colecciones privadas y nicho, que atraen a un consumidor ávido de novedad y diferenciación, que prima el atractivo de la fragancia por sí misma obviando el tema del género. De todos modos, este fenómeno es todavía hoy muy exclusivo y característico de la perfumería nicho».
Mintel, una agencia británica especializada en estudios de mercado, detectó que en 2010, solo un 17% de todas las fragancias del mercado eran unisex. Para 2018, esa cifra había ascendido al 51%. Podría pensarse que esa cantidad cada vez mayor de fragancias sin sexo es el reflejo de la revolución de los roles de género y el auge del genderless que viven todos los sectores. ¿Es así? «Desde mi punto de vista, no», sentencia Vidal. «Creo que es debido a otras causas, como la influencia de la perfumería de Oriente Medio, o el auge de la perfumería más alternativa. Esta última es una categoría que está experimentando un gran dinamismo, transformando la forma de creación y olvidando el género como base de partida, ya sea en colecciones a base de viajes, arte o conceptos de sostenibilidad».
Una estrategia que funciona
En efecto, la perfumería nicho lleva unos cuantos años de ventaja en ese sentido, con fórmulas, envases y tiendas (Abanuc, en Madrid, es un buen ejemplo) que no distinguen sexos. La estrategia ha funcionado tan bien que firmas tan globales como Gucci (con Mémoire d’une Odeur, lanzada en 2019) o Celine (con una colección de fragancias con nombres neutros como Nightclubbing o Dans Paris) se han apuntado, con buenos resultados.
El año pasado, Yves Saint Laurent fue un paso más allá y decidió invertir los papeles. Creó la primera fragancia para mujer de la familia olfativa fougère (tradicionalmente masculina). El nombre, Libre. La imagen, Dua Lipa. Fougère significa helecho en francés, pero esta planta en realidad no huele a nada. Los acordes predominantes de esta familia son la lavanda, el geranio o el patchouli. Libre juega con inteligencia al despiste con algunos de ellos y, por el momento, parece que seduce tanto a mujeres como a hombres. Porque, al final, la libertad va de que cada uno busque su propio camino.
Perfumes masculinos perfectos para mujeres
Dior Homme Intense
Esta línea comenzó con Dior Homme en 2007. Supuso un punto muy interesante en la perfumería masculina de entonces, porque aportaba grandes dosis de iris. Y eso lo convertía en una fragancia muy cercana a lo tradicionalmente femenino. De hecho, muchos la asociaban al olor de un estuche de maquillaje. Dior Homme fue reformulada el año pasado y eliminaron esa característica nota, que sí se conserva en la versión Intense.
Monsieur Beauregard, Penhaligon’s
La colección Portraits de esta firma británica es una joya, empezando por el envase de los eau de parfum que la componen y pasando por el elaborado storytelling que envuelve a cada una de ellas. Esta abre con lima y pimienta rosa, para luego ofrecer notas de raíz de lirio, canela y benjuí, y un fondo de haba tonka, sándalo y patchouli. Muy versátil.
Dolce & Gabbana Light Blue
La imagen de la fragancia es un hipermasculino David Gandy, pero el olor en sí es cítrico (gracias a notas de salida como el limón siciliano o la manzana) y, en conjunto, lo que generalmente se conoce como fresco. Debido a su publicidad, todo el mundo lo asocia con el verano, pero en invierno deja brotar matices que también son interesantes.
L’Eau d’Issey pour Homme Issey Miyake
Un clásico que nunca se agota. Lanzado en 1994, es un eau de toilette cuya fórmula resultó muy novedosa en su momento. Hoy sigue funcionando como en aquel entonces. Lo hace gracias a acordes acuáticos muy profundos y a un equilibrio perfecto de notas amaderadas. Además, recientemente han lanzado IGO, su versión para llevar: tiene la fragancia también en el tapón.
Valentino Uomo
Una de las pocas fragancias masculinas fuertemente empolvadas. Tiene grandes similitudes con Dior Homme Intense, por el acorde del iris y la vainilla, pero evolucionan de diferente manera. Es envolvente, aterciopelado y tiene una larga durabilidad en la piel. Una de esas fragancias con mucho carácter, sin duda.
Narciso Rodriguez for him
El primer perfume masculino de Narciso Rodriguez, creado en 2007 por el mítico Francis Kurkdjian, es muy particular. Su evolución es evidente, de jabonoso a profundo, pero cuenta con muy pocos ingredientes. Tan solo hojas de violeta, patchouli, ámbar y almizcle. Una joya, sobre todo al final. ¿Lo malo? Ya es bastante difícil de conseguir.
Baudelaire, Byredo
El cuero es la nota protagonista de esta fragancia, aunque en la salida predominan las notas especiadas de la pimienta y la alcaravea. Es toda una referencia para los amantes de los perfumes cálidos. Un tributo a la decadencia a cargo de Ben Gorham. Perfecto para ponerte de noche con un total look negro.
La Couche du Diable, Serge Lutens
Con un marcado carácter ahumado, posee notas tradicionalmente masculinas y femeninas. La salida es extraordinariamente rica, una bomba de oud, ládano y rosa. El ámbar, la canela y el azafrán aportan las notas especiadas y redondean una fragancia oscura, sensual y muy embriagadora.
Déclaration, Cartier
En su versión parfum de 2018 (la mejor de todas), la naranja amarga, el comino y el cardamomo hacen acto de presencia a la primera en esta fragancia, lanzada originalmente en 1998 y, en cierta medida, pionera. Adelantó muchas de las tendencias que vendrían después. Tiene una proyección inigualable, muy potente, y no deja indiferente a nadie.
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