Amores perros: la condena de una pareja que no comparte el amor por las mascotas
Desde alergias hasta incompatibilidad de caracteres, hay parejas cuyas relaciones se ven truncadas a causa de las mascotas
Quienes tienen mascota bien saben lo importante que es encontrar una pareja que se lleve bien con su amigo peludo incluso cuando este no es especialmente amigable. En Algo pasa con Mary, Matt Dillon demuestra con su empeño por intentar conquistar a la complicada mascota que para enamorar a alguien que ama a los animales, es vital compartir ese amor o al menos, lograr que la convivencia no sea dramática.
El problema es que las mascotas, sobre todo los perros, son muy sensibles a las emociones humanas y a veces pueden percibir cuándo alguien no les tiene afecto o se siente incómodo en su presencia. “Esto se debe a su capacidad para interpretar señales sutiles, como el lenguaje corporal, el tono de voz, la forma en que se les mira o incluso los niveles de estrés del entorno. El cambio de humor de una persona también puede detectarse a través del olor y de su increíble sentido del olfato. Además, una persona a la que no le guste demasiado un animal de compañía puede comportarse de forma diferente cuando está cerca de él, aunque sea de forma involuntaria e inconsciente. Es posible que intente evitarlos activamente e incluso que se aleje rápidamente de ellos o que se mueva de forma más errática, sobre todo si el animal se le acerca, aunque sea de forma amistosa. También pueden utilizar un tono de voz más áspero al hablar, y la tolerancia general a su comportamiento puede ser menor de lo habitual”, explica Adem Fehmi, especialista en comportamiento canino de Rover.com, que señala que todo ello puede afectar aún más a su comportamiento e incluso contribuir al desarrollo de otras conductas no deseadas. “Independientemente de sus sentimientos hacia su mascota, es muy importante que no reciba ningún refuerzo negativo ni establezca asociaciones negativas, ya que esto puede causar problemas de comportamiento que pueden manifestarse en otros contextos. Por lo tanto, es importante fomentar las interacciones positivas y trabajar para crear un entorno de vida armonioso para todos”, asegura.
La marca de comida canina Burns indicaba en un reciente estudio que el 58 % de quienes tienen perro serían capaces de despreciar a una posible cita si no les gustaran los canes, teniendo las mujeres más posibilidades (66%) que los hombres (50%) de sentirse desanimadas si ello sucediera.
En el caso de que realmente no haya match alguno con la mascota de la pareja, el enfoque comunicativo es clave para preservar la armonía en la relación. Por ello, es esencial abordar el tema desde una perspectiva constructiva, evitando culpabilizar o menospreciar el vínculo afectivo de la otra persona con el animal. “El primer paso es elegir el momento y el tono adecuados. Una conversación tranquila, fuera de momentos de tensión o conflicto, permite que ambos se sientan escuchados. Al expresarte, es útil usar el lenguaje de “yo” en lugar de “tú” para evitar percepciones defensivas. Por ejemplo, en lugar de decir “Tu mascota me molesta mucho”, puedes optar por “He notado que me cuesta adaptarme a ciertas situaciones relacionadas con tu mascota, y me gustaría que habláramos de cómo manejarlo juntos”, dice a SModa Silvia dal Ben, psicóloga y directora clínica de Unobravo en España. Comenta que en ocasiones, el rechazo hacia una mascota puede ser un reflejo de un conflicto más profundo en la relación de pareja. “Este rechazo, aparentemente dirigido hacia el animal, en realidad puede estar relacionado con emociones o problemas no resueltos hacia la pareja. Es difícil identificarlo por cuenta propia, ya que el pensamiento consciente suele centrarse únicamente en la mascota. Para explorar esta posibilidad, algunas preguntas útiles pueden ser desde cuándo se siente el rechazo hacia la mascota, qué comportamientos de la pareja son los que incomodan y qué impacto tiene esto en la relación. Reconocer que la solución puede implicar compromisos por ambas partes —ya sea en términos de adaptación o ajustes en la dinámica cotidiana—, y aceptar que este proceso lleva tiempo, ayuda a mantener una perspectiva positiva y resiliente ante los desafíos”, explica.
Recalca también la importancia de validar los sentimientos de la pareja hacia la mascota, reconocer su importancia y el rol que juega en su vida demuestra empatía y disposición para encontrar una solución equilibrada. “Además, la colaboración debe estar presente en la conversación: plantear el problema como un desafío compartido y no como una exigencia unidireccional facilita la negociación de posibles acuerdos, como establecer espacios o momentos diferenciados en casa”, dice. Fehmi considera que en el caso de que el comportamiento de la mascota sea una de las razones por las que no se siente bien con ella, puede ser beneficioso elaborar un plan para superar los comportamientos no deseados. “Un especialista en comportamiento acreditado puede ayudar a introducir cambios positivos para mejorar la relación con la mascota y sentirse más a gusto con ella. Para ello se requiere un enfoque coherente, por lo que puede ser fundamental encontrar soluciones conjuntas. Esto puede incluir el ajuste de ciertas rutinas o el establecimiento de nuevos acuerdos sobre el cuidado del perro y su adiestramiento. Además, garantiza un entorno más equilibrado para todos, incluida la mascota, que también necesita un entorno en armonía”, asegura.
Pero hay veces en las que los problemas con la mascota se deben a cuestiones médicas cuando entran en juego las temidas alergias. Adem Fehmi asegura que el primer paso es identificar la causa específica o consultar a un alergólogo para que administre el tratamiento adecuado, como antihistamínicos o inmunoterapia. “Además, es importante mantener la casa limpia y bien ventilada, ya que esto puede ayudar a reducir los alérgenos. Bañar y cepillar con frecuencia a la mascota, preferiblemente por alguien que no tenga alergias, y utilizar purificadores de aire en casa son medidas eficaces” asegura. Recomienda crear habitaciones o zonas designadas para los perros en su casa y restringir el acceso a otras zonas para intentar controlar las alergias al limitar la exposición, al igual que ofrecerles sus propias zonas designadas para dormir en lugar de permitirles residir en camas y sofás donde también pueden residir personas. Lavar las mantas, la ropa de cama de las mascotas y artículos como manoplas y toallas con frecuencia y a temperaturas de 60 grados o más también puede ayudar a mantener a raya los alérgenos circulantes. “Con el enfoque adecuado, es posible minimizar el impacto de las alergias y vivir más cómodamente con una mascota”, asegura para terminar.
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