Brie Larson: «Me dan trabajo por decir lo que pienso»

Perseverancia. Esa es la palabra que mejor define a Brie Larson (Sacramento, EE UU, 1989). La californiana quería dedicarse a la actuación desde los seis años. Lo consiguió, y a los 26 se llevó el Oscar a mejor intérprete por su trabajo en La habitación. Ahora Brianne Sidonie Desaulniers, nombre de pila de quien se recuerda como una niña asmática y bastante retraída, ha encontrado el triunfo, la fuerza y, mucho más importante, su lugar en el tan denostado universo cinematográfico nacido de los cómics de superhéroes.

Ha sido protagonista de su propia película –Capitana Marvel– y participado en la última entrega de Vengadores: Endgame. Además, acaba de debutar como directora con Tienda de unicornios (una historia creada para Netflix en la que también es actriz principal). Su papel como Capitana Marvel no solo la ha lanzado a la estratosfera de Hollywood, sino que le ha dado una seguridad que desconocía. Y su voz amplifica la de esas otras mujeres a las que representa desde el movimiento igualitario Time’s Up.

Este es su año. Su nombre está a la cabeza de los mayores estrenos y se ha convertido en referente feminista. ¿Cómo vive esta súbita fama?

Me siento como una mujer bala que acaban de disparar del cañón. ¡Una pasada! ¡Todo es tan nuevo! Especialmente para alguien como yo: me cuesta ser sociable y durante gran parte de mi carrera me las vi y me las deseé para encontrar trabajo. ¡Ahora nado en un mar de ofertas! Lo curioso es que me buscan por lo que antes me metía en aprietos: por decir lo que pienso, no solo en el trabajo, también sobre el mundo en el
que vivimos. No solo sé que puedo manifestar abiertamente lo que siento, sino que no tengo que disculparme por hacerlo.

¿Cómo se decidió a dar el salto al cine de superhéroes, un género y un universo tan distantes de su anterior carrera?

Me gusta retarme, ver hasta dónde soy capaz de llegar. Pero lo pensé mucho. Sobre todo por mi falta de constitución física. Nunca, ni en sueños, pensé que iba a ser capaz de conseguir lo que he podido hacer con mi cuerpo. Cuando eres actriz y mujer se le da tanta importancia al físico que yo siempre preferí eliminarlo de mi trabajo. Pero he aprendido a utilizarlo como un arma, un pincel con el que expresar emociones sin que hagan falta las palabras. Mi silueta es capaz de decirte «Mírame, te estoy hablando» sin necesidad de abrir la boca. Mis dudas también tenían mucho que ver con el tamaño y el alcance de una producción como esta, la antítesis de la joven huidiza que fui toda mi vida. Pero una vez tomada la decisión estoy orgullosa de haberlo hecho, de lo que hemos conseguido y del apoyo que estoy recibiendo.

Un apoyo en ambos sentidos, porque también se ha convertido en una de las actrices a la cabeza del movimiento Time’s Up en defensa de la igualdad de la mujer.

Esa ha sido mi mejor recompensa. Cuando echo la mirada atrás me parece increíble la simbiosis que se ha producido entre mi vida y mi carrera. Porque mi entrenamiento para ser la Capitana Marvel coincidió con las primeras reuniones de Time’s Up: aprendí cómo luchar, cómo expresarme con mi cuerpo y encontré mi voz como actriz a la vez que disfrutaba codo con codo de la fortaleza de otras mujeres, haciéndonos oír todas juntas. ¡Qué momento tan poderoso para crecer! ¡Nunca me sentí tan yo!

¿Qué entiende por feminismo?

Es una conversación que nunca acaba, que es capaz de definir a la mujer en su totalidad. Que abarca su complejidad y su locura, su belleza y su preparación. Una conversación que viene de antes y pasará a las próximas generaciones y en la que quiero participar el resto de mi vida.

¿Echa algo en falta en este año de bienes?

La invisibilidad. Poder seguir haciendo estos grandes proyectos y a la vez desaparecer entre la multitud sin que me vean. Queda algo en mí de la niña algo esquiva que fui.

Si lo era tanto, ¿por qué quiso ser actriz?

Me gusta ponerme a prueba. Como buena introvertida siempre fui un manojo de nervios a la hora de enfrentarme con el mundo. Menos cuando estaba en un set. Cuando actúo me sé las reglas del juego, formo parte de un universo que tiene sentido. Fuera, se me hace un poco confuso.