La extraña reinvención de Eva Mendes tras casarse con Ryan Gosling: de los platós de cine a vender estropajos desde su cocina
La intérprete latina de 48 años, que se retiró del cine en la cúspide de su carrera para dedicarse de lleno a la familia que formó junto a Ryan Gosling, saborea ahora las mieles del éxito profesional con la empresa de utensilios de cocina Skura. ¿Su mayor éxito de ventas? Un estropajo ‘inteligente’ que te avisa de que debe ser reemplazado por demasiado uso.
Es la plaga más extendida e incontrolable del Hollywood actual. Jóvenes o veteranas, en pleno pico de fama o ya apartadas de la primera línea, mitos del cine o iconos de la televisión, modelos, cantantes que montan un negocio. No hay estrella ahora mismo en las colinas de Los Ángeles que no presuma hoy de su propia marca comercial. Ya sea cosmética (Rihanna, Kylie Jenner o Selena Gomez), de estilo de vida (Gwyneth Paltrow, Jessica Alba), audiovisual (Reese Witherspoon, Margot Robbie) o centrada en el sector de las bebidas espirituosas (Cameron Diaz o Kendall Jenner), se cuentan ya por decenas el número de intérpretes que han decidido conciliar sus carreras en los platós con una lucrativa inversión de dinero e imagen en negocios alejados del séptimo arte. Sin embargo, ninguna ha protagonizado una aventura empresarial como la de Eva Mendes que, retirada del cine desde hace casi una década, saborea ahora las mieles del éxito con el producto más insólito inimaginable para una estrella de Hollywood: los estropajos de cocina. El mítico «el frotar no se va a acabar» es el nuevo mantra de la actriz y empresaria.
“¡Somos los números uno!”. Ni un éxito en taquilla ni un prestigioso galardón, el motivo del entusiasmo digital de la actriz conocida por películas como 2 Fast 2 Furious o Training Day no era otro que conocer que la revista sobre el cuidado del hogar Good Housekeeping había nombrado los estropajos de su marca Skura Style como los mejores del mercado. La latina, que decidió anteponer el cuidado de las dos hijas que tiene con Ryan Gosling a su carrera profesional, ha encontrado en esta firma la mejor forma de monetizar su pasión por sacar brillo a cada utensilio de la cocina. Una afición que comenzó de manera “obsesiva” a raíz de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19. “No soy la cocinera de la familia –ha calificado a Gosling como un “excelente cocinero y repostero”–, pero los platos son mi territorio. El lavado de platos me parece extrañamente emocionante y me quedé impactada al enterarme de que el estropajo es el artículo más sucio de toda la casa. Fue entonces cuando empezó mi obsesión por Skura”, explica la intérprete, que asegura que limpiar la cocina le proporciona “bienestar mental”. Así lo atestigua también la revolución sufrida por su perfil digital: si antes su cuenta de Instagram era un escaparate de su rutina diaria, ahora es poco más que una teletienda monotemática de su catálogo de productos.
Sorprende que en 2023, ningún hombre aparezca en la publicidad de los estropajos de Eva Mendes. Ni rastro de ellos, ni en la web ni en el Instagram de Skura Style. Parece como si el producto estuviera especialmente pensado para las tradvives, ese movimiento de mujeres que han decidido dejar sus empleos para dedicarse de pleno al trabajo doméstico y defienden que su felicidad pasa por el servilismo a sus maridos e hijos.
Eva Mendes se convirtió en copropietaria y embajadora de Skura Style en mayo del pasado año, uniéndose así a las fundadoras originales Linda Sawyer y Alison Matz. Estas dos amigas de la infancia dejaron sus respectivos trabajos en publicidad y medios de comunicación en 2018 para liderar una revolución en la cocina que diera respuesta a su obsesión compartida por la limpieza, acto que denominan como toda una forma de arte. Su máxima lo deja claro: “Lavar los platos debería ser una experiencia igual de gratificante que ensuciarlos”. El interés de Mendes nació como usuaria de un producto que se ha convertido en todo un fenómeno de ventas en plataformas de comercio digital como Amazon, con más de 6000 opiniones y más de cuatro estrellas de valoración media. Calificadas como las esponjas “inteligentes”, entre sus innovaciones destacan su capacidad para inhibir olores, su secado rápido, su almohadilla no abrasiva o una tecnología pionera que destiñe el monograma grabado en ellas para avisar sobre la necesidad de reemplazo. Skura comercializa, también en España, un pack de cuatro estropajos en cuatro colores diferentes por poco más de 18 euros.
Ajeno a tendencias o modas, aunque no reúna los ingredientes del glamour habitual de Hollywood el negocio de los estropajos se antoja como una inversión de rentabilidad segura. Los expertos recomiendan reponer cada semana estos utensilios, ya que son imposibles de reciclar o desinfectar por su capacidad para atraer bacterias. En un estudio realizado por Scientific Report, se encontraron 50.000 millones de bacterias por centímetro cúbico y hasta 362 tipos de gérmenes distintos. Además de estropajos, Skura Style también despacha toallitas reutilizables de microfibras, paños de cocina o estropajos extrafuertes para acabar con la grasa más resistente en ollas o parrillas.
De ascendencia cubana, la artista de 48 años se retiró de las pantallas cuando experimentaba un momento de indiscutible fama dentro y fuera de los sets de grabación. Además de ser imagen de firmas como Pantene o Estée Lauder y de ser nombrada como la mujer más sexy del mundo en el 2008, había conseguido el anhelo por el que algunas de sus compañeras luchan durante décadas: conciliar su presencia en proyectos con ambición de blockbuster con un incipiente estatus de estrella de culto en el género indie, con películas como Holy Motors o Cruce de Caminos, en la que conoció a Ryan Gosling, su actual marido.
Gosling y Mendes han mantenido los últimos años una estricta política de privacidad familiar. No acuden a eventos, premieres o galas de premios, y su última imagen juntos en un photocall data de 2012, por lo que no parece factible que veamos al protagonista de La La Land embadurnado de Fairy para promocionar los productos de Skura. Aunque Mendes dice que su excedencia es temporal, reconoce que no lo “echa de menos” y achaca su inapetencia por la profesión al racismo que experimentó en primera persona en la industria cinematográfica. “Me cansé de luchar por buenos papeles (…) Ahora hay más oportunidades para las actrices latinas, pero cuando me fui hace diez años no me ofrecían trabajos que no fueran específicamente para latinas”, ratificó en Variety.
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