Lady Gaga o el don de la ubicuidad: las actrices que pisaron dos alfombras rojas diferentes la misma noche

Pocas cosas se le resisten a Lady Gaga. La cantante y actriz, que además ostenta en su currículo otros títulos tan dispares como el de compositora, activista, productora y hasta modelo ocasional, sorprendió a sus fans añadiendo a la lista de talentos el de poseer el don de la ubicuidad. Con solo cuatro horas de diferencia, la protagonista de La casa Gucci se dejó ver en la alfombra roja de los premios Bafta, que se celebraron en Londres a las ocho de la tarde del pasado domingo, para acto seguido posar en la de los Critics Choice Awards. Estos últimos tuvieron lugar en Los Ángeles a las doce de la noche del mismo día, por lo que no hay que ser un hacha en matemáticas para reparar en que las cuentas no salen. Ni el jet privado más rápido hubiera sido capaz de recorrer los casi 9.000 kilómetros que separan ambas ciudades en solo cuatro horas.

La explicación es más mucho sencilla: la organización de los premios Critics Choice celebró dos ceremonias que se retransmitieron de forma simultánea –una tuvo lugar en el hotel Savoy de Londres y otra en el Fairmont Century Plaza de Los Ángeles– para asegurarse la presencia del mayor número de estrellas posible. Una solución de emergencia después de que la ceremonia, que debía haberse celebrado el pasado 9 de enero, tuviera que ser aplazada por los estragos de la variante ómicron. Aunque Lady Gaga optaba a sendos premios en las dos entregas por su papel en La casa Gucci y finalmente se fue de vacío, la neoyorquina ha logrado numerosos titulares por los impactantes estilismos que eligió para asistir a ambos eventos. Ahora ya sabemos que lo hizo sin necesidad de teletransportarse y que no fue la única: Ariana DeBose, Alana Haim, Emilia Jones o Rachel Zegler fueron otras de las que hicieron doblete, además del actor Troy Kotsur.

En la alfombra roja de los Bafta, Gaga encarnó el glamour del viejo Hollywood con un diseño verde con larga cola de Ralph Lauren, bolso de plumas (una de las tendencias de la temporada) y melena peinada con ondas al agua al más puro estilo Veronica Lake. Poco después, la Patrizia Reggiani de Ridley Scott sorprendió con una apuesta mucho más arriesgada en los Critics Choice Awards. Para la ocasión eligió un vestido dorado y negro protagonizado por un espectacular escote y firmado por Gucci que completó con joyas de Tiffany & Co. El pelo, esta vez recogido, y un maquillaje en el que destacaba su mirada en un amarillo saturado, terminaron por delimitar bien las diferencias entre ambas apariciones demostrando el poderío de su equipo de estilismo, peluquería y maquillaje para ejecutar el cambio en tiempo récord. Aunque no ha sido nominada al Oscar, Gaga sí acudirá a la gran noche del cine de Hollywood el próximo 27 de marzo en calidad de presentadora, por lo que esta no será su última aparición en la extenuante temporada de premios.

Pero la intérprete de Bad Romance no fue la única en dejarse ver en las dos galas. Muchas otras nominadas hicieron acto de presencia por partida doble en una noche que tendrá sus implicaciones en la ansiada carrera al Oscar. Ariana DeBose, la grandísima favorita para hacerse con la estatuilla a mejor actriz de reparto por su papel en West Side Story y que reafirmó su condición con sendos premios en la misma categoría, recogió el Critics enfundada en un Carolina Herrera teñido de un color a medio camino entre el naranja y el amarillo. En la misma gama cromática hizo lo propio en los Bafta, esta vez apostando por un Oscar de la Renta.

Confiando en la misma firma, Louis Vuitton, pero cambiando el verde de los Bafta por el negro de los Critics, Alana Haim se fue de vacío por su papel en Licorice Pizza. Y lo mismo le ocurrió a Emilia Jones (CODA: Los sonidos del silencio), que brilló con un Atelier Versace dorado para pasarse a la formalidad del blanco y negro de otro Vuitton, sin lograr hacerse con ninguno de los galardones. La gran triunfadora a ambos lados del Atlántico fue El poder del perro, el western dirigido por Jane Campion que también fue reconocida como mejor directora del año.

El premio a la más camaleónica de la noche bien se lo pudo llevar Rachel Zegler que, aunque no acumulaba ninguna nominación individual por meterse en la piel de María en la West Side Story de Spielberg, hizo el todavía más difícil luciendo hasta tres estilismos diferentes en unas pocas horas. La actriz pasó de un Vivienne Westwood de azul intenso y hombros al aire en los Bafta a un conjunto de top de plumas y falda de lentejuelas firmado por David Koma en la fiesta posterior a los premios británicos. Después se dejó ver con un Dior alta costura en los Critics. Su estilista, Sarah Slutsky, fue la artífice de los tres cambios de look más rápidos de la noche.