El estreno de ‘Rompiendo las normas’: la revolución de la primera Miss Mundo negra que mantuvo en vilo a 100 millones de personas
La película, protagonizada por Keira Knightley y Gugu Mbatha-Raw (que se estrena el 25 de diciembre en Movistar+), recuerda un episodio que ocupó todas las portadas en su momento: el boicot feminista al concurso de belleza, celebrado en Londres y presentado por Bob Hope.
En los sesenta y los setenta el concurso de Miss Mundo era un fenómeno global. Cada año, millones de personas dejaban todo lo que estaban haciendo para sentarse frente al televisor y ver a las reinas de la belleza de distintos países competir para ser coronadas como la mujer más hermosa del mundo. “Lo vieron 100 millones de personas en todo el mundo, más que la llegada del hombre a la Luna”, dice uno de los personajes de la nueva película Rompiendo las normas (que se estrena directamente en Movistar + el 25 de diciembre), refiriéndose al certamen de 1969, el año de la misión del Apolo 11. De ahí que esta cita se convirtiera en una oportunidad de oro para la reivindicación, que diversos colectivos –de círculos anarquistas a movimientos antiapartheid– quisieron aprovechar para transmitir sus mensajes al mundo a través de la pequeña pantalla.
Rompiendo las normas se centra en la historia de uno de esos grupos, el movimiento por la igualdad de los derechos de las mujeres, a través del que diferentes agrupaciones feministas se organizaron para boicotear a lo grande la ceremonia. Keira Knightley interpreta a Sally Alexander, una divorciada con una hija que acaba de entrar en la universidad para estudiar Historia y cambiar el sistema desde dentro. Su visión choca al principio con la de Jo Robinson, que vive en una comuna y propone acciones de guerrilla. Juntas, organizan un happening en plena retransmisión de Miss Mundo: ellas y otras compañeras se infiltran en el Royal Albert Hall e interrumpen el discurso del presentador, Bob Hope, con panfletos y pancartas con eslóganes como “No somos guapas, no somos feas, estamos enfadadas”.
“Creo que la cosificación sexual de las mujeres sigue vigente. Me parece que la única profesión en la que las mujeres cobran más que los hombres es en la de modelo”, explica Knightley en el vídeo de presentación de la película, que estrenamos en S Moda. La actriz reconoce que hasta ahora no conocía al detalle historia, pese a que su madre formó parte de la segunda ola feminista. “Me parece una época fascinante, porque la gente realmente trataba de cambiar el mundo, la percepción de las cosas”, añade. En 1970 se acababan de vivir el verano del amor del 67, el mayo francés del 68 y las protestas contra la Guerra de Vietnam estaban en pleno auge. Y justo en ese momento el certamen de Miss Mundo se convirtió en el inicio de una revolución feminista que a los pocos meses se tradujo en la primera gran marcha de las mujeres de Londres.
Pero eso solo llegó después de un boicot televisado, el hito de la primera miss negra y un juicio a las líderes de la protesta. La película se basa en el libro Miss World 1970: How I Entered a Pageant and Wound Up Making History (Miss Mundo 1970: cómo entré en un concurso de belleza y acabé haciendo historia), escrito por Jennifer Hosten, la representante de la isla caribeña de Granada, que se llevó la corona ese año. La propia Hosten aparece al final de la película, junto a las protagonistas de la protesta y la otra única representante negra que participó en el concurso, Pearl Jansen, de África del Sur (quien quedó clasificada como primera finalista, en lo que muchos interpretaron un reconocimiento del black power).
La película incide en que las activistas no querían acusar o criticar a las candidatas, sino luchar contra los estereotipos patriarcales que las convertían en objetos, contra un sistema que las cosificaba. El pasado febrero Hosten reconoció en The Observer que con el tiempo ha comprendido que tanto ella como las feministas que se oponían al evento tenían mucho más en común de lo que pensaban: “Al principio no me di cuenta, pero todas nosotras utilizamos ese concurso para enviar un mensaje. Para mí se trataba de hablar sobre raza e inclusión, y para ellas sobre la explotación de las mujeres”. Gugu Mbatha-Raw –que interpreta a Hosten en la ficción– resume ese sentir en un momento de la película: “Habrá niñas que se verán diferentes porque he ganado y verán que no tienes que ser blanca para lograr lo que quieres”, le explica en un momento a la activista encarnada por Knightley.
Pese a que Eric Morley, fundador del certamen, había extremado la seguridad alrededor de la gala para evitar que las diferentes protestas anunciadas afectaran a su desarrollo, el grupo feminista encabezado por Sally Alexander y Jo Robinson logró colar sus pancartas en el evento. Las activistas habían participado en debates televisivos defendiendo su postura antes del concurso, y por eso el presentador del mismo, el humorista Bob Hope, arrancó su intervención bromeando sobre esas “mujeres liberadoras que dicen que esto es un mercado de ganado”. La alusión lo precipitó todo: hizo que las activistas comenzaran a protestar antes de tiempo, que se armara un gran alboroto en el Royal Albert Hall y que se tuviera que interrumpir durante un buen rato la retransmisión en directo del certamen.
Al día siguiente, portadas de todo el mundo recogían la doble noticia: el hito de la primera miss negra y la intervención feminista en medio de la gala. Cinco activistas fueron juzgadas meses después. Sus condenas fueron leves, pero su legado permanente: solo tres meses después del juicio, en marzo de 1971, tuvo lugar en Londres la primera gran marcha de las mujeres.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.