Anja Rubik: “La ultraderecha es muy patriarcal y el aborto es lo primero que ataca”
Con 25 años de carrera, la polaca, embajadora de Saint Laurent, se ha ganado el privilegio de elegir: cómo ser modelo o cuándo hacer activismo para combatir la intransigencia con educación sexual
Una película en el Festival de Cannes y los recortes al derecho al aborto en su país hicieron que en 2017 Anja Rubik (Rzeszów, Polonia, 40 años) diera un inesperado giro a su trayectoria. “Formé parte de las protestas que se organizaron contra la ley del aborto del anterior ejecutivo. Estaba prohibido menos en tres excepciones: violación, malformaciones o si corría peligro la vida de la madre. Pero hicieron que también fuera ilegal si el feto tenía defectos congénitos”, cuenta en un luminoso estudio parisino. Acaba de terminar de posar para las fotografías de este reportaje, pero ahora se recoge el pelo y salta a su papel de activista: “No podía entender que la gente que estaba en contra del aborto también negara la educación sexual”.
Entonces ya presumía de una carrera consolidada, con casi 20 años trabajando sobre las mejores pasarelas. Rumiaba qué podía hacer para contrarrestar las políticas de ultraderecha de su país, cuando le llegó la inspiración en Cannes. Entre las joyas y el glamur del festival, viendo la película 120 pulsaciones por minuto: “Es una cinta sobre los inicios de la crisis del VIH, de cómo el gobierno no quería informar, así que un grupo de activistas iba por las escuelas repartiendo panfletos. Pensé, ‘ya está, voy a ir a por los colegios’. Luego me di cuenta de que no sería eficiente, pero ahí empecé”. Grabó unos vídeos virales para redes sociales, escribió un libro del que vendió 200.000 copias y creó su fundación, Sexedpl: “Si quieres cambio no puedes ser un hashtag, necesitas apoyar en el día a día”. En su organización hoy trabajan 11 personas y colaboran una veintena de ginecólogos, sexólogos, psicólogos, abogados... “Tenemos una línea telefónica de ayuda, hacemos programas educativos online y offline o entrenamos a trabajadores de hoteles y empresas varias para ayudarles a comprender la diversidad, a reaccionar cuando alguien cruza los límites, etc.”.
El aborto se ha restringido en Polonia o en Estados Unidos. ¿Por qué cuando hay una ola reaccionaria se recortan de inmediato los derechos de las mujeres?
Me encantaría tener la respuesta perfecta. La ultraderecha es muy patriarcal y es lo primero que ataca. Está conectado con una forma conservadora de pensar y de entender el mundo. Se busca recuperar un tiempo pasado en el que no había libertades. Creo que es una manera de impactar rápidamente en la población. Una mujer fuerte empodera a la sociedad, y una sociedad fuerte no es fácil de manipular. Supongo que el objetivo es dividir y debilitar.
¿Qué le hizo enfocarse en la educación sexual?
Me di cuenta de que en Polonia teníamos un problema desde hace generaciones, que iba más allá del gobierno de ultraderecha, porque nunca se ha enseñado educación sexual. Es un gran riesgo tanto para los adolescentes como luego para los adultos en los que se transforman. Es una materia amplia, más que anticoncepción o sexo seguro. Entender el sexo nos enseña a ser personas, a gestionar emociones, a escuchar nuestro cuerpo, a generar confianza, aceptación, poner límites…
¿Cómo fue su propia formación sexual de adolescente?
Mis padres son veterinarios, doctores, así que cuando me llegó el periodo no hubo ningún tabú. La parte técnica estaba cubierta, pero más allá de eso nunca aparecieron otros asuntos como la sexualidad o los límites. Mi madre tiene una personalidad fuerte, pero también es bastante anticuada en cómo ve el papel de los hombres en el mundo. Así que aprendí sobre la marcha, pero hay cosas que no las he aprendido hasta hace muy poco.
¿Como por ejemplo?
Especialmente sobre consentimiento y sobre cómo funciona mi cuerpo. Yo no tuve mi verdadera educación sexual hasta los treinta y pico años, hasta que empecé con la fundación.
Imagino que una parte importante de su trabajo al frente de Sexedpl es conseguir financiación, ¿qué tal se le da?
Solemos cerrar acuerdos con distintas compañías para obtener fondos y pasa algo curioso: el sexo es algo que nos interpela a todos, pero cuando tengo a una interlocutora mujer la respuesta es más positiva, hay una conexión inmediata. Sin educación sexual integral no se puede construir una sociedad segura, igualitaria y tolerante y, por lo general, esto es algo que entienden mejor las mujeres que los hombres. Así que la mayoría de las empresas con las que colaboramos tienen a mujeres dirigiendo.
El liberal Donald Tusk acaba de ser nombrado primer ministro polaco, ¿es optimista con el cambio político?
Sí, será muy difícil y harán falta años hasta que cambie la manera de pensar de la gente, pero hay cosas que ya están mejorando. Estoy hablando con la nueva ministra de Educación y hay ilusión. Porque obviamente las ONG pueden ayudar, pero el núcleo es la escuela y sería fantástico cambiar el sistema actual.
Decía que el problema en Polonia viene de atrás, ¿está relacionado con el papel de la Iglesia en la educación?
Sí, mucho. La Iglesia católica está implicada en la educación y en la mentalidad de los polacos. Además, en los últimos años el tema de la educación sexual se ha usado como munición política para atacar. La televisión está politizada y ha emitido información engañosa sobre que se quiere sexualizar a los niños. Pero lo único que se ha demostrado en los pocos países en los que se da una verdadera educación sobre el tema, como Suecia, Noruega, Holanda o Australia, es que tienen más confianza. Incluso el momento de la iniciación sexual se retrasa, porque no sienten tanta presión.
¿Se le han cerrado puertas por tratar este tipo de temas?
Fuera de Polonia no, pero allí sí. Me convertí en una persona demasiado controvertida y provocadora como para que me contratasen. Me parece una locura porque los derechos de las mujeres no deberían ser provocadores, el sexo no es provocador.
En las capitales de la moda las puertas se abren de par en par ante Anja Rubik, que ha posado frente a los fotógrafos más reputados y ha colaborado con los mejores diseñadores. Algunos, como el director creativo de Saint Laurent, Anthony Vaccarello, son sus amigos. Se conocieron hace 13 años, cuando él aún se abría camino: “Nos caímos bien inmediatamente, me gustó su visión y lo claro que lo tenía todo. Me puse una de sus piezas para una fiesta y desde entonces hemos seguido apoyándonos”. Cuando en 2016 él fue nombrado en Saint Laurent, Rubik se convirtió en su mejor embajadora. “Su sueño era trabajar para la casa, entiende su ADN. Tiene muy claro lo que es bueno para la marca y se aferra a ello, sin dejarse llevar. En su belleza no hay hipocresía, nunca va a hacer algo en lo que no crea, tiene mucha determinación. Y creo que lo hace increíblemente bien”, dice la modelo que, como su íntimo, sabe lo que quiere y lo demuestra durante toda esta sesión: “Estoy en una posición privilegiada en la que puedo elegir dónde quiero estar y la gente con la que colaborar. Adoro la moda, que es una extensión de nuestra persona, tengo mucha suerte y lo doy todo en cada trabajo, pero nunca olvido que no estamos salvando vidas”.
Se subió por primera vez a una pasarela con 15 años, en la alta costura de París. ¿Cómo lo recuerda?
Si ahora pudiera elegir, seguramente empezaría más tarde. Cuando eres tan joven aún no sabes quién eres y de repente entras en un negocio donde todos te dicen cómo ser. Quieres complacer, porque quieres hacer bien tu trabajo, y es fácil perderse. Antes las cosas eran muy diferentes, todo el rato escuchabas críticas: “Demasiado gorda”, “demasiado delgada”, que si los ojos, la nariz, el pie derecho… Era abrumador. Seguí adelante porque rendirme hubiera sido un fracaso, por cómo me criaron mis padres. Con el tiempo desarrollas una coraza y no duele tanto. Yo era una alumna aplicada y estaba acostumbrada a hacer mis deberes y a recibir mi sobresaliente, pero en la moda no es así. Puedes hacerlo perfecto y que no funcione o incluso ser descuidada se ve como guay.
¿En qué ha cambiado?
Ahora llego siempre tarde. Me enseñé a mí misma a ser guay y no ser puntual y ahora ya padezco esta enfermedad [risas].
¿Qué le queda por resolver a su profesión?
Hay áreas de mejora. Es una industria con mucha gente joven, fácilmente influenciable, sobre todo por parte de las personas con poder. Siendo muy cortés y generosa diré que en todo el movimiento #MeToo las agencias no asumieron su responsabilidad.
Entonces se señaló sobre todo a fotógrafos.
Pero las agencias son las que mandan a las chicas a ciertos fotógrafos, a ciertos castings, sabiendo muy bien lo que puede pasar. Es su responsabilidad preparalas, explicarles el negocio, que pueden decir no. Si tienes a un agente que te dice que vas a conocer a un fotógrafo muy importante que puede cambiar tu carrera, vas con una mentalidad concreta. Es distinto si el agente te dice: “Mira, ve y hazlo lo mejor que puedas, pero si no te sientes cómoda, no lo hagas, tu vida no depende de ello”. Yo sí tuve eso, tuve la suerte de contar con gente protectora, pero muchos agentes no lo son.
¿Y cómo trata la industria a las modelos hoy?
Ha cambiado lo que se entiende por bello y hay más diversidad. Cuando empecé tenía que ir a la agencia cada semana a que me pesaran y me midieran. Siempre he sido muy delgada, pero te decían si habías engordado o adelgazado medio centímetro. Tenía amigas con problemas que lo pasaban realmente mal.
Decía en una entrevista que su cuerpo es su herramienta de trabajo, ¿cómo se enfrenta a posar desnuda?
Siempre lo he hecho con fotógrafos con los que me sentía bien y he dicho que no muchas veces. Aun así, pese a sentirte cómoda con tu cuerpo como yo estoy ahora, disocias. Es difícil de explicar, pero en el set encarnas a un personaje. Fuera de cámara soy más insegura. Desarrollas una distancia entre tú y tu cuerpo. Una buena imagen no tiene que ser una en la que te veas guapa. Lo aprendes y lo aceptas. En mi relación personal con mi cuerpo, con los años me volví más tolerante, he ganado en confianza. Todos tenemos cosas que no nos gustan, también las modelos, incluso diría que más porque somos mucho más conscientes, nos observamos siempre y nos lo han dicho durante años.
¿Cómo lleva cumplir años en esta profesión?
Algunos cambios los llevo mejor, otros son más duros, pero mientras tenga energía estaré bien. La gente dice “envejece con gracia”, y no es posible. Tienes que aceptarlo, porque no queda otra, pero no siempre es fácil. Es difícil para todos, pero como modelo tienes que trabajarlo más. Aunque hay belleza en ello, por supuesto.
Seguramente una de las asignaturas pendientes sea la representación de mujeres de más de 30, que es anecdótica.
Sí, pero está cambiando, cuando fotografían a mujeres más maduras ya no las retocan tanto, puedes ver que dejan alguna arruga. Pero en general la moda es un mundo de jóvenes.
Aunque usted sigue manteniendo un currículo muy sólido.
¡Pero es que yo me considero jovencísima!
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