Wes Gordon, diseñador del vestido de novia Tamara Falcó: «He aprendido que el clásico puede ser el más moderno»
Asumió el puesto de director creativo de Carolina Herrera antes de cumplir los treinta. Ahora ha sido el encargado de diseñar el look con el que se ha casado la Marquesa de Griñón.
Suceder a un mito de la moda sin haber cumplido los 30 genera vértigo, quizá por eso en estos cinco años, dos de ellos marcados por las restricciones de la pandemia, Wes Gordon (Chicago, 1988) ha comprendido “que la clave es preocuparse solo por las cosas que se pueden controlar. Ya sea alegrar la casa comprando flores o haciendo vestidos coloridos y optimistas. Porque en este tiempo me he dado cuenta de que tengo el privilegio de trabajar para una marca que existe solo con la misión de crear belleza y de hacer que quien la lleve se sienta mejor” —explica—, “no todas las marcas tienen esa función, por supuesto, pero la nuestra está ahí para crear productos bellos y optimistas, y creo que eso ahora mismo es importante”.
De hecho, Gordon se acercó a la moda cuando era un niño obsesionado por esa vertiente escapista y hasta onírica. De adolescente, se pasaba las tardes bocetando y utilizó los veranos para aprender a coser. Cuando terminó el instituto, convenció a su familia para ir a estudiar diseño de moda a Central Saint Martins, Londres, donde empezaron a forjar su leyenda John Galliano y Alexander McQueen. A los 20 años, fundaba su firma homónima en Nueva York, mientras trabajaba para Oscar de la Renta, “la moda norteamericana sigue teniendo implícita la idea del pragmatismo. Yo siempre he tenido muy claro que quería hacer ropa, no obras de arte para colgar en las paredes, que quería encontrarme a mujeres en la calle o en un restaurante llevando algo mío”, cuenta. Tras un año como consultor, la señora Herrera decidió cederle en 2018 la dirección creativa de la marca que fundó en 1981 (y de la que sigue siendo embajadora).
El primer desfile de Wes Gordon en la casa neoyorquina ya sentó las bases de su identidad creativa: al legado de su predecesora añadió colores vibrantes y juegos de volúmenes, algo que ha marcado su trabajo desde entonces. “Aunque al principio me obsesionaba la juventud. El hecho de ser un diseñador joven hizo que me autoimpusiera la tarea de atraer a las nuevas generaciones. Les preguntaba a mis amigas si se pondrían esto o lo otro”, confiesa, “con el tiempo vi que eso era precisamente lo que no tenía que hacer. Estaba trabajando en una marca que no entiende de edades ni de perfiles de mujeres, que está ahí para quien quiera identificarse con ella. Ahora cuando empiezo a pensar en una colección, pienso en prendas para todo el mundo”, comenta. La mayoría del equipo que rodea a Gordon es femenino, “porque, a fin de cuentas, esta empresa la fundó una mujer para cubrir necesidades para las mujeres. Ellas son las que me asesoran, les pregunto todo constantemente”, apunta.
“Cuando llegué, aprecié que la señora Herrera fue una mujer muy fotografiada y retratada por su estilo, es la mejor embajadora de sus creaciones. Luego fui consciente de lo moderna que había sido. Sus primeros desfiles eran muy vanguardistas”, opina el diseñador, consciente de que hace 40 años llevar una camisa blanca con una falda negra no era un ejercicio de estilo muy común, aunque pudiera parecerlo. “He aprendido que lo clásico puede ser extremadamente moderno. Y más ahora. Ya hemos superado la fase de pensar que somos vanguardistas por poner un mueble de cemento en un espacio blanco”, bromea, “lo moderno ya no tiene que ver con una estética, sino con una actitud. Creo que la moda del presente tiene mucho que ver con el individualismo, con ser una herramienta para la expresión personal, y esa es la moda que quiero hacer”. A Wes Gordon no le obsesionan ni la rapidez ni la presión de la industria. De hecho, vive con su marido y su hija en una granja en Connecticut, a poco más de una hora de Nueva York. Es su forma de poner una distancia razonable, mental y física, a las demandas del negocio. De como él dice “controlar lo que puedes controlar”. Sin embargo, cada día se hace la misma pregunta: “¿El mundo necesita más cosas? No, estamos sobresaturados, y mi trabajo es hacer cosas nuevas. Por eso me obsesiona que cada diseño tenga un porqué, que sea especial, que pueda perdurar en un mundo en el que todo es acelerado. Soy consciente de que no todo lo que hacemos lo es, pero necesito saber que al menos una parte, aunque sea pequeña, puede llegar a serlo”.
Estilismo: Paula Delgado
Asistente de estilismo: Rubén Cortés
Modelo: Kati Nescher (Viva Model Management).
Maquillaje y peluquería: Yurema Villa para Guerlain y Kérastase.
Asistente de fotografía: Luis Rubiera.
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