Convirtieron una nave industrial de Poblenou en un hogar acogedor: la insólita aventura de Marc Morro y Ariadna Guirado
El diseñador de muebles de AOO y la creadora de calzado de About Arianne nos abren su dúplex barcelonés, donde mandan las piezas funcionales y sencillas, el aire industrial y la luz.
“Bueno, ya sabes lo que dicen, ‘en casa de herrero, cuchillo de palo'”, bromea Marc Morro. Precisamente en la suya hay mucha madera, mobiliario salido de su compañía, AOO (Altrescoses Otrascosas Otherthings), que fundó en 2013 con Oriol Villar. “No soy muy fetichista, no suelo desear muebles, quizá porque todo el día trabajo con ellos. Si me dices que puedo salvar solo una cosa de casa sería el ordenador, que es donde está todo mi trabajo… Soy muy poco emocional en ese sentido con las cosas. No las tengo cariño”, subraya. “Yo si quiero algo para la casa es por necesidad. Por ejemplo, un zapatero me vendría superbién… Tengo muchos zapatos y me gustaría poder tenerlos mejor y más visibles”, apostilla Ariadna Guirado, que en 2010 creó con Ernest Vidal la firma de calzado About Arianne. Marc toma nota de la indirecta, aunque reconoce que los elementos que van llegando a su dúplex de Poblenou son “sobre todo prototipos de AOO, mellados o sobrantes”, como el ahumador de salmón reconvertido en verdulero del salón. Terminan mezclados con “alguna pieza de autor, como el taburete de Artek de Alvar Aalto o unas lámparas TMM y TMC de Miguel Milá, y piezas que hacen amigos y acaban aquí, como unas estanterías de Xavi Mañosa, de Apparatu”.
Marc lleva viviendo 10 años en este edificio industrial de tres plantas, y Ariadna se mudó allí hace cuatro. “Es un espacio diáfano con terraza, lo único que tiene cerrado es el baño. Lo encontré por carambola, era parte de la antigua casa-estudio de Patrick Thomas, un ilustrador y artista gráfico que lo compró hace 25 años y ahora vive en Berlín. Yo he vivido aquí solo, luego tuve mi taller, después vino Ari y hace tres meses nuestro hijo, Martín…”. La llegada del bebé les hizo repensar el lugar. “Ahora hemos puesto la habitación abajo, que antes estaba en la buhardilla. Vivimos en un espacio que cambia, y siempre hemos buscado la comodidad”, precisa Ariadna. “A mí cada temporada me gusta ponerlo todo de una forma diferente. Dentro de tres meses a lo mejor la distribución ha cambiado. Tener un espacio diáfano permite ir jugando, es una carta libre”, subraya Marc.
Él sabe de cambios. Es de Mallorca, pero lleva una vida en Barcelona: llegó en 2001 para estudiar Diseño Industrial, en 2006 se fue a vivir un año a Nueva York y luego volvió a instalarse en Barcelona, no por su fama de meca del diseño, sino “porque es una ciudad muy fácil y muy cómoda, no te das cuenta y el tiempo pasa, te atrapa”. Ha vivido en Gracia, el Gótico, el Born o el Raval, pero le gusta Poblenou, “porque el mar está a un minuto y la luz que tiene el barrio, por sus espacios amplios”. Eso se debe a la poca altura de los edificios, en su mayoría antiguas instalaciones industriales. “Ahora el barrio está cambiando”, apunta Ariadna, barcelonesa de Fabra i Puig, en Sant Andreu, que también ha vivido en el centro, pero destaca “el encanto de Poblenou, donde hay cafeterías como Nomad y sitios como Espai Joliu”. La zona se ha convertido en un punto de encuentro creativo, pero no es ajena a la transformación de la ciudad, lamenta Marc: “Están derribando el barrio entero, cada día tiran una manzana y empiezan a construir un hotel o un edificio de oficinas de 20 plantas a cada cual más feo”.
Hijo de arquitecto, el diseñador valora la ausencia de engaños. En su vivienda el suelo es de hormigón y las paredes de ladrillo, la escalera metálica es la original. “Ahora, cuando ves lo que se está construyendo, la gran mayoría da una sensación de artificialidad que a mí me espanta. Paredes de pladur, suelos que imitan madera, materiales que pretenden ser otra cosa… Al final nos estamos rodeando de pisos artificiales. Yo quiero sobre todo luz y que lo que veas sea lo que es”. Esa es también la premisa de AOO: “Intentamos afrontar los objetos de la manera más sencilla. En todas las fases: que sea fácil de entender una vez hecho, pero que también sea fácil de producir, que sea ético en ese sentido. Intentar hacer las cosas lo más sencillas y funcionales posible”.
Ariadna apuesta por la misma filosofía. Estudió Diseño de Moda en Barcelona y descubrió que el calzado era lo que más le interesaba. Comenzó a enviar bocetos a fábricas alicantinas y le respondían que “esos diseños no iban a ninguna parte”, algo que la llevó a crear su propia firma: “Yo tenía 22 años, me sorprendió mucho en ese momento ver que el sector del calzado para mujeres estaba llevado por hombres mayores, decían que yo no sabía nada”. Mientras trabajaba con su actual socio en Topshop, en plena crisis de 2008, ideó su primera colección, “que era solo una horma, un tacón, y de ahí salieron siete modelos”. La película de Jean-Luc Godard Al final de la escapada (À bout de souffle) inspiró el nombre de su marca, que desde hace años cuenta con una línea de zapatos veganos. “Soy vegetariana y me gustaba esta idea, porque es parte de mi filosofía de vida, me parece coherente”, precisa. Cree que, además, se está imponiendo otro tipo de consumo: “Notamos que el cliente busca una transparencia, saber la historia de la marca, pero también cómo es la fábrica, quién lo hace y dónde, por eso es importante mostrarlo. Nosotros fabricamos en Elche y ahora además en Menorca, porque tenemos una línea de zapatillas de andar por casa que hacemos allí”.
Marc también explora colaboraciones, como la última con Mobles 114 para mantener una técnica de cerámica ahumada que desarrolla la empresa familiar Bonadona Terrissers en Quart, Girona. “Con Foscas probamos un sistema de cocción milenario, es importante mantener este tipo de cosas, pero también es cierto que si a veces de una manera natural no se consigue no hay que forzarlo. Creo que la artesanía hay que mantenerla, pero tampoco hay que sobrevalorarla, que parece a veces como que es algo divino. Las cosas van y vienen”.
Ariadna tiene su estudio, con muebles de AOO, cerca de casa, en Poblenou, y Marc en Cristóbal de Moura, “una zona en medio construcción”. Creen que la creatividad en Barcelona hoy vive un buen momento, con proyectos como Cobalto Studio, del diseñador de interiores Gabriel Escámez, o la firma de moda Paloma Wool, de Paloma Lanna. “Da la casualidad de que todos nos conocemos”, dice Ariadna. ¿Se trata de un nuevo hito generacional, como el 92? Marc cree que el tiempo lo dirá: “No sé si se puede hablar de que hay una escena. Cuando algo está pasando es mucho más difícil identificarlo que cuando ha ocurrido. Pero sí que veo mucha gente independiente haciendo cosas interesantes”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.