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Rocío Aguirre: «Me he arrepentido un poco de haber mostrado públicamente mi relación con C. Tangana»

Vino a España buscando ampliar su carrera y del 28 al 30 de Mayo expone sus últimas cianotipias en el Hybrid Art Fair en Madrid. En marzo del año pasado, pasó de estar detrás de la cámara a compartir parte de su intimidad con su pareja C. Tangana en el documental que montaron juntos ‘Vuelve a Casa’. Pero confiesa que lo suyo está al otro lado, retratando el mundo que la rodea.

Rocío Aguirre con blazer, chaleco, pantalón, camisa, sandalias y brazalete, todo de GUCCI OUVERTURE. Bolso Jackie 1961 en cuero blanco y negro con cierre
de pistón metálico de
GUCCI BELOVED.
Rocío Aguirre con blazer, chaleco, pantalón, camisa, sandalias y brazalete, todo de GUCCI OUVERTURE. Bolso Jackie 1961 en cuero blanco y negro con cierre de pistón metálico de GUCCI BELOVED.Javier Biosca

Rocío Aguirre es fotógrafa de moda y publicidad y lleva dos años afincada en Madrid. “Crecí en un pueblo del sur de Chile donde no había galerías, museos ni tenía con qué nutrirme. Mi padre trabajaba en publicidad y yo me fijaba mucho en ella y en los carteles de las calles. Siempre trataba de analizar cómo habrían iluminado las imágenes”, explica. “A los 17 años, cuando empecé a ir a la capital Santiago de Chile, comencé a asistir a amigos que trabajaban en publicidad y moda y me di cuenta de que quería dedicarme a algo así”, recuerda. Vino a España buscando ampliar su carrera y del 28 al 30 de Mayo expone sus últimas cianotipias en el Hybrid Art Fair en Madrid. En marzo del año pasado, pasó de estar detrás de la cámara a compartir parte de su intimidad con su pareja C. Tangana en el documental que montaron juntos Vuelve a Casa. Pero confiesa que lo suyo está al otro lado, retratando el mundo que la rodea.

¿Cual fue la primera foto que hiciste?

Una de mi familia. Sé que es mía porque en ella aparecen mi mamá, mi papá y mi hermano y está hecha desde abajo porque yo era pequeña cuando la tomé.

 ¿Y la última foto?

Mi último trabajo ha sido editorial de moda, pero con el móvil acabo de hacer una a los zapatos para recordar cuáles me gustan y otra de mi cara para verme el maquillaje. Justo la anterior es una de un ramo de flores con una nota romántica.

¿Necesitas rodearte de belleza?

Necesito rodearme más de talento que de belleza. Más gente creativa a mi alrededor que gente guapa.

¿Qué tipo de fotografía es la que más te llena?

El retrato.

¿Y a quién es la persona a la que más has retratado en tu vida?

Supongo que a mis novios porque he vivido con varios. Desde los diez a los veintiún años escribía mucho mi diario de vida y cuando empecé a dedicarme a la fotografía reemplacé la escritura por las imágenes. Fotografío la cotidianidad, la comida que hemos hecho, etc. Tengo muchas fotos de novios y amigos. Siempre en analógico y guardo muchos álbumes en Chile que no me he podido traer todavía. Pensaba ir antes de la pandemia a buscar mis cosas pero no he podido ir todavía.

¿Y a la persona que más has retratado últimamente?

A mi novio.

Ahora estás más enfocada a la moda y a la publicidad, pero también haces fotografía artística y una de estas series la expones el mes que viene en el Hybrid Art Fair en Madrid.

Sí, ahora experimento mucho con técnicas antiguas. Hubo un tiempo en el que hacía mucha publicidad y al mirar atrás me di cuenta de que el portafolio no me representaba. Quise volver a enamorarme de lo que me hizo empezar en esto. Y empecé a experimentar técnicas obsoletas que en la cuarentena se han vuelto a poner de moda porque era barato, fácil de conseguir y no necesitas un cuarto oscuro.

De hecho impartes cursos de cianotipia, un procedimiento fotográfico que logra copias negativa del original en un color azul.

Sí, en Laboratorio de Artes Mixtas, un espacio súper inspirador de Guadalajara que compartimos entre varios. Mi idea es poder hacer una réplica de ese estudio en Madrid.

¿Por qué te viniste a España?

En Chile sentí que había llegado al tope, que mi fotografía más alternativa no se entendía y acá podría publicar, lograr más reconocimiento y vender mi obra. Chile es un país más nuevo y no hay tanta cultura de coleccionismo porque no hay tanto dinero ni una historia del arte como en Europa.

En tus últimas entrevistas aprovechas para hablar de la situación de Chile. ¿Por qué sientes esa necesidad?

Porque era un momento muy crítico que se estaba escondiendo mucha información y creí importante denunciar la brutal represión policial que había y sigue habiendo. Siento que es importante visibilizarlo y además me siento orgullosa de que la gente despierte y pare ese miedo que viene de la dictadura de Pinochet.

También sueles recomendar cultura chilena.

Sí. Cuando naces en un país de Latinoamérica no te cuestionas que tengas que potenciarlo porque vives en él. No te das cuenta hasta que te vas a vivir fuera. Ahora me encanta descubrir a la gente chilenas tan increíbles como la cineasta Marialy Rivas y su película Joven y Alocada.

¿Cuál es la experiencia personal que más te ha hecho crecer?

Mi último examen de la universidad. Hice una editorial de moda con los primeros haitianos que llegaron a Chile tras el terremoto de Haití. Para Chile es extrañísimo que venga alguien con un color distinto y una lengua diferente porque estamos al final del mundo. Para mí fue importante mostrarlo.

¿Qué te hace sentir en casa?

Olores como el de cemento mojado, que me huele a Santiago de Chile. O la comida.

¿Cocinas?

No mucho. Mi novio más. Pero mi plato favorito es una comida rápida que me encanta hacer y se trata de un perrito caliente con salchicha, aguacate, tomate y mahonesa.

¿Se conoce mejor a las personas cuando una está detrás de la cámara?

Cuando hago retratos sí porque mientras tomo fotos voy haciendo una especie de entrevista y hay un segundo en el que siento que esa persona me enseña el alma. El retrato ayuda a acercarte a conocer a alguien. Me ha sucedido con la música, siempre me he relacionado con ella y he tenido novios de ese ambiente. La fotografía me ha servido de excusa para conversar con esa persona, saber cómo funciona la banda, etc.

¿Conociste a C. Tangana haciéndole fotos?

No, en un bar. Ja, ja, ja.

 ¿Te sientes cómoda al ser retratada?

No. Me cuesta mucho. Prefiero que me las haga alguien cercano.

 ¿Por eso que explicas de enseñar el alma?

Sí, y por la conexión y confianza que hay que crear para sentirse cómoda. Si no me cuesta mucho. Cuando me fotografían me meto en un personaje, me da inseguridad pensar qué quiero mostrar y qué Rocío quiero proyectar.

Pero el año pasado participaste en Volver a casa, un documental que proyectaba tu vida personal con C. Tangana durante los comienzos de la pandemia.

Y me he arrepentido un poco. Aunque gracias a eso he decidido que no quiero que ese tipo de relación sea pública. Me gusta tener una relación sagrada. Incluso hemos decidido no trabajar juntos por lo mismo, para que no nos afecte nada externo. En aquel momento fue algo espontáneo, lo montamos juntos y estuvo bien. Pero después me di cuenta de que no me gustó darle a la gente la herramienta para meterse en mi vida. Es la manera en la que lo aprendí y prefiero mostrar solo lo que yo quiera.

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