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Entrevista - ROBERT EVANS | Astrónomo aficionado, descubridor de supernovas

"Los astrónomos profesionales tienen mucho respeto por las aportaciones de los aficionados"

Robert Evans tiene 77 años, vive en la región de las australianas Blue Mountains (al oeste de Sydney), ha sido pastor de una iglesia protestante reformista durante más de 30 años, está jubilado y lleva años mirando el cielo con sus telescopios de aficionado. Sin embargo, es un astrónomo aficionado poco común, ya que está especializado en las explosiones de supernova. Ha descubierto unas 40 en distintas galaxias y sus observaciones son muy respetadas por los astrónomos profesionales de la especialidad por la contribución que suponen esos descubrimientos realizados desde el patio trasero de la propia vivienda. Evans participó, como figura estelar, en las jornadas Descubriendo el cosmos desde Casa. Contribución de los astrónomos no profesionales al avance de la astronomía, celebradas en Madrid y organizadas por el Centro Astronómico de Ávila y Cosmocaixa. Este hombre menudo y afable habla del cielo y de Dios, de sus queridas supernovas, del auge de la astronomía de aficionados y de los pasos más sensatos que uno puede dar si quiere convertirse en uno de ellos: "Sugiero comprar algún libro de astronomía, mirar el cielo y acudir a una asociación antes de comprarse un telescopio, y, para esto, dejarse aconsejar bien", dice.

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Pregunta ¿Por qué es usted a ser astrónomo aficionado?

Respuesta La diferencia entre un astrónomo profesional y uno aficionado es que al primero le pagan por hacer su trabajo científico y al segundo no. Un aficionado es alguien que vive de otra cosa, pero que está muy interesado en la astronomía, tiene un telescopio y observa el cielo. Claro que también es posible que uno sea astrónomo profesional en un área determinada de investigación y un aficionado observador del cielo en general.

P. ¿Si le gustaba la astronomía, por qué no se orientó hacia la carrera profesional?

R. Es que, en general, para ser astrónomo profesional tienes que tener un doctorado en matemáticas, en física o en astrofísica, y yo no lo tengo. Tienes que ser muy bueno en esas materias. Además, creo que Dios quiso que yo fuera pastor y esa es la razón fundamental de que yo no sea científico.

P. Entonces usted combina la creencia religiosa con la astronomía.

R. Hay muchos científicos que creen en Dios, igual que hay científicos que creen que no hay ningún Dios, pero eso no es una posición científica, sino una perspectiva religiosa. No hay ninguna evidencia científica en que apoyar estas posturas. La gente es religiosa por diferentes motivos, y hay muchos científicos que creen que el universo no es algo que suceda por casualidad, que está muy bien diseñado y que tiene que haber algo que lo creara.

P. ¿No cree que a medida que avanza la ciencia, va quedando menos espacio para las creencias religiosas?

R. Hace un siglo, tal vez la gente pensaba que todo lo que uno no puede explicar recae en el ámbito de Dios, de las creencias, pero no hay por qué utilizar a Dios para cubrir los agujeros del conocimiento. Un cristiano considera que el universo es de Dios y él es el responsable; no hay nada en la ciencia que contradiga esto.

P. Volviendo a la astronomía: ¿Cómo es la colaboración entre los astrónomos profesionales y los aficionados? ¿Les miran ellos un poco por encima del hombro o hay colaboración?

R. La mayoría de los astrónomos, en especial los que trabajan en el área de supernovas, tienen mucho respeto por las aportaciones de los aficionados. Cuando yo empecé a descubrirlas, en los años ochenta, se dieron pasos importantes en el conocimiento del universo precisamente basados en observaciones de estos fenómenos y también en los últimos tiempos se han logrado avances importantes en cosmología directamente basados en las supernovas.

P. Pero cada vez hay más sistemas avanzados automáticos en los observatorios para vigilar el cielo en busca de estas explosiones estelares. ¿Esta disminuyendo la importancia de las aportaciones de los aficionados?

R. No, al contrario, el número de astrónomos aficionados está aumentando y además, también tienen equipos más potentes y modernos. Aproximadamente la tercera parte de todas las supernovas son descubiertas por aficionados y hay astrónomos profesionales cuyo trabajo depende, en gran medida, de estos hallazgos. Es verdad que ahora hay más competencia que cuando yo empecé.

P. Mirar el cielo con un telescopio por la noche es una gran experiencia, pero ahora también se puede acceder, con el ordenador personal, a las mejores imágenes de los mejores telescopios del mundo.

R. La fascinación por la observación del cielo es ahora la misma de siempre, el ver los astros con tus propios ojos es algo.... Pero a los astrónomos aficionados también nos gusta ver las imágenes del telescopio Hubble o las que envía la nave Cassini desde Saturno, por ejemplo. Creo que este fácil acceso a los mejores observatorios del mundo crea más interés en la gente. Lo que está perjudicando a la astronomía es la contaminación del cielo. Si vives, por ejemplo, en Madrid, no puedes disfrutar de un cielo oscuro y limpio desde el patio de tu casa y te tienes que ir a 100 kilómetros para ver la Vía Láctea.

P. ¿Cuál ha sido su mayor satisfacción como astrónomo aficionado?

R. Ha habido varios descubrimientos de supernovas que yo sabía que podían ser importantes para el conocimiento de esos fenómenos, pero la verdad es que uno se siente satisfecho cada vez que descubre otra.

P. ¿Cómo trabaja usted? ¿Cómo da con las supernovas?

R. Lo primero hay que tener un telescopio suficientemente grande. Hay que conocer las constelaciones y saber dónde están las galaxias. Yo hago unas 50 o 55 observaciones en una noche, de diferentes objetos, e intento recordar cómo es cada uno para poder apreciar si hay diferencias. Si veo algo sospechoso, tomo fotografías para comprobarlo. Si miras una sola galaxia y esperas a que en ella explote una supernova, es posible que transcurra toda tu vida y que no haya nada en esa galaxia concreta, pero si observas 500 normalmente aumentan las probabilidades de descubrir una supernova.

P. ¿Cuál ha sido la más lejana que ha descubierto?

R. La mayoría estarían a unos 50 millones de años luz, algunas más cerca; a distancias superiores a 100 millones de años luz la probabilidad de encontrarlas visualmente son escasas.

P. ¿Cuántos telescopios tiene?

R. Dos grandes. El mayor tiene un espejo de 41 centímetros de diámetro, mide dos metros de largo y pesa mucho. Pero el que más uso es de 31 centímetros, es más pequeño y puedo llevarlo a donde quiera observar. Cerca de donde vivo hay una elevación del terreno y desde allí se ve un cielo fantástico.

P. ¿Le gusta la astronomía desde niño?

R. Mi padre me introdujo un poco en ella, me enseñó las constelaciones y las estrellas principales. Luego, cuando era un adolescente, mi hermano, que estudiaba optometría, me construyó un telescopio básico que fue el primero que tuve.

P. ¿Qué aconsejaría a alguien que quiera convertirse en astrónomo aficionado?

R. Lo primero es leer algunos libros de astronomía, libros sencillos. Se puede empezar mirando el cielo a simple vista o con binoculares y ver cosas muy interesante. Después creo que es bueno hacerse de un club de astrónomos aficionados y, antes de comprar un telescopio, dejarse aconsejar porque algunos son sencillamente malos, otros son muy complicados de manejar, así que al final acaban en el armario y no salen de ahí. En una asociación te pueden orientar para comprar un telescopio sencillo, bueno y barato.

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