Los padres toman el control del colegio si las notas son malas
Familias de California se acogen a una polémica ley de 2010 que les permite cerrar escuelas públicas o convertirlas en comunitarias. Basta un 51% de apoyos
Cynthia Ramírez se mudó a Los Ángeles, California, hace tres años. Llegó sin saber demasiado sobre las escuelas públicas de la zona y, nada más matricular a su hija en la guardería del centro escolar Desert Trails, supo que algo debía cambiar. Ayer era una de las decenas de padres que han solicitado al director del colegio que colabore con ellos para revisar su funcionamiento o pedirán que pase a estar controlado por la asociación de padres de alumnos.
El Estado de California aprobó en 2010 una controvertida ley que permite a los padres de un colegio público recoger firmas —basta con que lo apoye el 51% de los progenitores— para cerrarlo, imponer nuevas normas a los profesores o convertirlo en un centro comunitario con los padres como supervisores. La ley fue impulsada por el grupo Parent Revolution, una organización que defiende que la implicación de los padres en el proceso educativo, y es su particular respuesta a la crisis del sistema público de EE UU.
El 66% de escolares de 12 años de centros públicos en EE UU no llega al mínimo en lectura
“El colegio ha estado por debajo de los niveles exigidos por el Estado durante los últimos seis años”, lamenta Doreen Díaz, madre de otra estudiante de 11 años en Desert Trails. Ramírez denuncia que cuando han protestado por la mala calidad de los profesores, el director les recomendó que se llevaran a sus hijos a otro centro. Pero ninguna quiere mudarse, quieren profesores que pongan los intereses de los estudiantes por encima de los suyos.
Desde el pasado mes de septiembre, ha repartido panfletos informativos en el aparcamiento de la escuela, ha organizado reuniones en parques cercanos y charlado con otros progenitores para informarles de esta iniciativa. “Algunos se echaban a llorar al saber que por fin vamos a hacer algo por cambiar la situación”, cuenta. Ayer presentaron la petición con las firmas del 70% de los padres.
El sistema de educación público estadounidense se encuentra en estos momentos en medio de un intenso debate. El 66% de los menores de 12 años no tiene el nivel de lectura marcado por las autoridades. Sin embargo, el sistema impide despedir a un profesor cuyos alumnos no alcancen los estándares. Los sindicatos de profesores, por su parte, apuntan a la crisis: los recortes presupuestarios han acabado con 19.000 empleos en la enseñanza pública de California, 5.000 de ellos solo en Los Ángeles.
La alternativa que buscan los padres de Desert Trails es el modelo de escuelas charter, financiadas con dinero público, pero independientes, lo que vendría a ser la versión estadounidense de los centros concertados. Los padres quieren que los docentes garanticen que todos los alumnos aprueban a final de curso.
No queremos despedir a los profesores, queremos trabajar con ellos para mejorar la situación”
“No queremos despedir a los profesores, queremos trabajar con ellos para mejorar la situación”, asegura Díaz. La organización Parent Revolution entregó ayer una primera petición para que la dirección de Desert Trails colabore con ellos e imponga un código de vestuario a los profesores y evalúe su trabajo en función de los resultados académicos de los estudiantes, una de las mayores causas de decepción en los centros públicos norteamericanos. “Si no acceden a negociar con nosotros, entonces entregaremos una segunda petición para convertirlo en un centro comunitario. Ya hay padres dispuestos a ocupar el consejo de dirección”.
“Estamos entrando en una nueva era de implicación paterna”, declaró la senadora demócrata Gloria Romero al conocer que la ley salía adelante. Sin embargo, Desert Trails es solo el tercer centro cuya asociación de padres y madres de alumnos pone la legislación en práctica, los casos anteriores todavía están pendientes de una decisión de los tribunales y el deseado cambio podría tardar tiempo en llegar.
“Las asociaciones de padres de alumnos funcionan más como apoyo en las escuelas que como un mecanismo de cambio”, reconocía el diario Los Ángeles Times en un editorial sobre este tipo de iniciativas en California. “Una organización bien coordinada que implique a los progenitores en la mejora de la educación puede ser muy poderosa. Muchos padres, antes que cerrar los colegios, prefieren trabajar con ellos. Algo que está muy lejos de lo que los defensores de estas leyes pretendían en un principio”. La primera denuncia obligó a hacer modificaciones en la normativa y, si la organización Parent Revolution la ideó como una amenaza para aquellos centros escolares que no quisieran colaborar con los padres, ahora estos han demostrado que prefieren que los menores permanezcan en el mismo colegio, pero organizado a su manera.
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