La grandeza de lo pequeño
La mitad de las especies del mundo y el 80% de España son insectos Describen 286 nuevas especies de avispas en Costa Rica. En España se describen 300 insectos al año España reconoce 17 insectos amenazados, pero el libro rojo los sube a 139. Las abejas están considerados los animales más valiosos para la biodiversidad
Un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (Estados Unidos) daba a conocer recientemente en la revista científica ZooKeys la descripción de 286 nuevas especies de avispas en Costa Rica. Al mismo tiempo, la Generalitat de Cataluña emprendía la búsqueda y aniquilación de nidos de la avispa asiática, mal llamada asesina, en la Vall d’en Bas, en la comarca de La Garrotxa (Girona). La etiqueta de asesina le viene de su carácter depredador (rasgo que caracteriza a millones de animales en todo el mundo), en especial sobre abejas, insectos también de actualidad por la decisión de la Unión Europea de prohibir varios pesticidas tóxicos para ellas.
En la prohibición pesó sobre todo el impacto económico que ocasiona la pérdida de las abejas (aportan 22.000 millones de euros al año a la economía europea), pero también el importante desequilibrio que provocarían en diferentes ecosistemas. Son consideradas por los científicos como los animales más importantes de cara al mantenimiento de la biodiversidad cultivada y salvaje. En Estados Unidos se calcula que el 60% de los alimentos consumidos dependen de la labor polinizadora de estos insectos. En todo el mundo la dependencia botánica alcanza las 250.000 plantas forales.
Velar por la conservación de las 16.000 especies de abejas que existen en el mundo o las 40.000 avispas de la familia Braconidae, a las que pertenecen las 286 nuevas descritas en Costa Rica, supone mantener y reforzar el equilibrio que aportan a las redes tróficas de una biodiversidad donde mandan los insectos. Casi la mitad de todas las especies descritas por la ciencia son insectos. Hablamos de más de un millón, de las cuales 350.000 son escarabajos. Por poner un ejemplo, la suma de especies de mamíferos ronda los 6.000. En España el porcentaje llega al 80% de las 60.000 especies de fauna descritas y también mandan los escarabajos, unos 14.000, aunque los científicos calculan que superan las 20.000.
Todavía queda mucha fauna por descubrir, y muchas especies se extinguirán antes de describirlas, pero científicos como José Ignacio López-Colón hacen que se mantenga la media de 300 especies descritas al año, cien de las cuales son escarabajos. “He descrito cinco géneros, cinco subgéneros, 37 especies y tres subespecies y me han dedicado un género y cinco especies”, enumera este entomólogo, que a su labor de ingeniero técnico agrícola del centro de educación ambiental Caserío Henares de la Comunidad de Madrid suma la de colaborador del proyecto Fauna Ibérica del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN/CSIC) junto a Pablo Bahíllo de la Puebla, biólogo vasco con el que comparte labores de campo e investigación.
Con este bagaje científico, López-Colón está en buna disposición de analizar si las administraciones legislan adecuadamente para proteger este patrimonio entomológico: “Evidentemente no, aunque poco a poco las cosas están cambiando y cada vez se tiene más en cuenta. No obstante, la lentitud en el proceso es desesperante y sólo el esfuerzo continuo de numerosas personas que con nuestros escasos recursos nos preocupamos por estudiar, divulgar, denunciar y promocionar estos aspectos hace que las administraciones vayan tomando conciencia y moviéndose a favor de tenerlos en consideración”.
Todavía queda mucha fauna por descubrir y muchas especies se extinguirán antes de describirlas
Lo de la escasez de recursos le suena a Javier Blasco, maestro de escuela de Pina del Ebro (Huesca) que ha descubierto 120 especies de invertebrados en las estepas de Los Monegros poniendo miles de euros de su bolsillo. “La satisfacción llega cuando tras este trabajo ves que políticos que se reían no solo de la fauna que habita en estos ecosistemas, sino de las propias estepas monegrinas porque entendían que eran un secarral, tuvieron que dar pasos para protegerlas”, rememora Blasco, ahora más centrado en tareas de anillamiento de aves en Aragón. Durante su labor entomológica tuvo en guardia a más de cien investigadores repartidos por todo el mundo que le ayudaban a constatar y validar los descubrimientos que realizó.
Este trabajo de los investigadores, profesionales y aficionados, debería conllevar una protección efectiva de la fauna invertebrada, pero el catálogo estatal oficial que impulsa su conservación con la inclusión de especies en el mismo va muy lento. Solo 17 (nueve en peligro de extinción y ocho vulnerables) aparecen en esta lista, aunque los atlas y libros rojos de los invertebrados de España elevan la amenaza de extinción a 41 especies y sitúa como vulnerables a 98.
La comunidad científica, que ha participado activamente en los atlas, los consideran elementos imprescindibles para que las administraciones, también las autonómicas, empiecen a actualizar y ampliar los catálogos oficiales. Pero López-Colón apunta que “no dejan de ser los primeros pasos de una carrera que ni siquiera se puede asegurar que esté resuelta a medio plazo, porque queda mucho camino que recorrer para alcanzar niveles mínimos aceptables e igualarnos a la situación de otros países europeos”. No obstante, este entomólogo, miembro activo también de Ecologistas en Acción, prefiere recordar que, aunque hay casos en los que posiblemente se haya llegado tarde a proteger a una especie (recuerda el del escarabajo Cebrio cardenalis, posiblemente sepultado bajo la barriada urbana e infraestructuras en torno a Torreblanca, en Sevilla capital), “el descubrimiento que hemos llevado a cabo de otras especies las ha convertido en emblemas, incluso oficiales, de determinados espacios y han conseguido parar algunos campos de golf”.
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