Descubierta una galaxia joven con un intenso proceso de formación de estrellas
Potentes telescopios en el espacio y en tierra han permitido a los astrónomos ver un fenómeno que ya no puede darse en el cosmos actual
Una galaxia muy joven se ha convertido en una ventana entreabierta al universo remoto que muestra un proceso frenético de formación de estrellas, un fenómeno tan intenso que solo pudo suceder cuando el cosmos era más compacto, más caliente, más turbulento…. y no tan difuso como ahora. La galaxia en cuestión, GOODS-N-774 está formando 300 estrellas al año, frente a la decena que produce ahora la Vía Láctea, es mucho más pequeña, alrededor del 6% de su tamaño (6.000 años luz de diámetro frente a 100.000 de nuestra galaxia), y tiene el doble de astros. “Este proceso de formación del centro galáctico es un fenómeno único del universo primitivo; ya no vemos galaxias formándose así”, señala Erica Nelson (Universidad de Yale), líder del equipo de astrónomos autor del descubrimiento.
El hallazgo viene a confirmar la teoría de que las galaxias elípticas más grandes se forman de dentro a fuera, generando sus núcleos centrales de intensa formación estelar durante las épocas primitivas del universo, pero los científicos nunca habían logrado presenciar el fenómeno hasta ahora, explican los investigadores del observatorio Keck (en Hawái), con cuyos telescopios han hecho el descubrimiento Nelson y sus colegas tras los estudios preliminares con el telescopio Hubble. Además, han utilizado los datos de los archivos de los telescopios espaciales Spitzer (NASA) y Herschel (Agencia Europea del Espacio, ESA), para precisar su investigación.
La luz de GOODS-N-774 que ahora captan los astrónomos se emitió hace 11.000 millones de años, cuando el universo tenía unos 3.000 millones (la edad del cosmos más precisa hasta ahora, determinada con el telescopio espacial europeo Planck es de 13.800 millones de años). La galaxia primitiva que han visto y medido estos astrónomos tiene el doble de masa que la Vía láctea y los científicos consideran que debió seguir creciendo hasta convertirse en una gigante elíptica. Es más, sospechan que la población de objetos de este tipo ha de ser numerosa pero que es muy difícil verlos porque están velados por polvo.
Nelson y su equipo dan a conocer el hallazgo esta semana en la revista Nature, algo más cauta al anunciar el trabajo que los propios autores cuando destaca que “el candidato a centro galáctico descubierto puede tener implicaciones importantes para nuestra comprensión de la formación de galaxias masivas”. Además, la revista subraya que "hacen falta más estudios del universo primitivo para confirmar que GOODS-N-774 es efectivamente una muestra de una población de galaxias compactas formando estrellas que están oscurecidas, como proponen los autores”.
Los protagonistas del descubrimiento son más entusiastas. “Creo que nuestro hallazgo remata la cuestión de si este proceso de construcción galáctica sucedió realmente o no”, señala Pieter van Dokkum, uno de los astrónomos del equipo, en un comunicado de la NASA. “La cuestión ahora es cómo de habitual es ese proceso”, añade, apuntando hacia los descubrimientos en este campo que podrá hacer el futuro telescopio espacial sustituto del Hubble, el James Webb.
“Los astrónomos conjeturan que este proceso de frenética formación estelar se produce porque el centro galáctico se está formando dentro de un pozo gravitatorio de materia oscura, una forma invisible de materia que hace de andamiaje en el que se formaron las galaxias en el universo primitivo. Un torrente de gas está fluyendo en el pozo y en la galaxia compacta desencadenando oleadas de nuevas estrellas”, señalan los científicos del Instituto del Telescopio Espacial.
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