El Dalai Lama se compromete a abordar el problema de los abusos en el seno del budismo tibetano
El líder espiritual ha hablado por primera vez con las víctimas de supuestos abusos sexuales cometidos por maestros budistas tibetanos
El Dalai Lama ha visitado Holanda en siete ocasiones entre 1973 y 2014. Su octavo viaje ha tenido lugar esta semana, y ha hablado por primera vez con las víctimas de supuestos abusos sexuales cometidos por maestros budistas tibetanos. Ellos temían que conociera los hechos desde hace años, y así fue: el sábado les dijo que lo sabía desde 1993. Al menos en el caso de Sogyal Lakar Rinpoche, uno de los principales enseñantes, caído en desgracia. Tras la cita, aseguró que incluirá el problema en la agenda de su próximo encuentro con los líderes budistas, previsto para noviembre en Dharamsala (India), su lugar de residencia.
No ha sido un encuentro fácil para ambas partes. Es el líder espiritual de Tíbet, pero no es la única cabeza visible de sus diferentes ramas, y “dice que hará lo posible por ayudar, aunque tal vez no comprenda la trascendencia y consecuencias vitales y duraderas de este tipo de agresiones”, apunta Oane Bijlsma, que abandonó el budismo después de presenciar los excesos de Sogyal. Ella acompañó a las víctimas que le entregaron un documento denunciando a cinco maestros. El grupo representaba a doce afectados de 10 países, agrupados en torno al colectivo #MeTooGuru, que reúne casos similares.
“Nos escuchó, y conseguimos que su entorno oyera los nombres de los agresores. Sin embargo, hacía continuas referencias a la autodisciplina del maestro, y a la obligación del alumno de denunciar abusos. En Asia, la violencia o los asaltos sexuales tienden a verse como parte de la vida, y el budismo es una religión patriarcal con poquísimas maestras. Tiene los mismos problemas de la Iglesia católica. Y no se trata solo de adultos. También se abusa de los niños en los monasterios. Si el Dalai Lama se aparta de los maestros que se aprovechan de sus seguidores, y evita fotografiarse con gente cuyo comportamiento no esté fuera de duda, el budismo podrá mirarse con ojos críticos. Cosa que ahora no sucede ahora”, sigue Bijlsma.
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