La dieta impulsa la longevidad de los españoles... pero está cambiando
La alimentación y la sanidad explican que España pueda liderar la esperanza de vida en el mundo en 2040. Pero los cambios en los hábitos de los jóvenes amenazan la proyección
España será el país con mayor esperanza de vida en el año 2040, si las tendencias actuales continúan. En caso de que se cumplan las proyecciones, los españoles adelantarán a los habitantes de Japón, Suiza y Singapur para colocarse en los 85,8 años de esperanza de vida al nacer, frente a los 82,9 de ahora. Esta es la conclusión de un estudio que investigadores de la Universidad de Washington difundieron la semana pasada en la revista médica The Lancet. Existen innumerables factores que influyen en la esperanza de vida, pero uno en concreto es clave para explicar la longevidad histórica de los españoles: la dieta mediterránea.
El estudio Predimed del Ministerio de Salud, publicado este año, encontró que la dieta mediterránea con aceite de oliva o frutos secos protege contra la enfermedad cardiovascular, principal causa de mortalidad en el mundo. Según el Instituto para la Métrica y la Evaluación de la salud (IHME), que ha elaborado la proyección para el año 2040, los mayores lastres mundiales al crecimiento de la esperanza de vida serán la obesidad, la hipertensión, el azúcar elevado en sangre y el consumo de alcohol y tabaco. El autor principal del trabajo, Christopher Murray, ha dicho a The Guardian que España “lo hace muy bien” en estas áreas (excepto el tabaco), y que tiene una dieta especialmente favorable.
Este mismo mes, un análisis de multitud de estudios publicado por un equipo italiano en el British Journal of Nutrition demuestra que las personas mayores de 65 años que comen una dieta mediterránea viven más. Además, encontraron que el aumento en su longevidad es proporcional a su seguimiento de la dieta. Sin embargo, los expertos advierten que la alimentación en España se está “globalizando” con la adopción de hábitos y alimentos menos saludables, de modo que los beneficios de la dieta mediterránea y su papel como extensora de la esperanza de vida en el país cada vez cobran menos importancia.
“Hemos sido un país muy agrario con alimentación de proximidad estacional”, dice el demógrafo Julio Pérez, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC. “Pero la alimentación de la gente joven en estos momentos es muy distinta a la que tuvieron sus padres, y más aún la de sus abuelos. Ha entrado la comida de franquicia y con eso nos estamos igualando muy deprisa [a otros países]”, explica. Pau Miret, investigador del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, opina que la dieta española ha sido decisiva pero “ya no es un factor muy distinto a la de Francia, Portugal u otros países vecinos” y que probablemente no será la clave de un aumento prolongado de la longevidad.
Salto generacional
Aceptar que las tendencias del pasado no tienen por qué continuar en el futuro es fundamental para interpretar las predicciones de esperanza de vida, recuerda Pérez. Según el investigador, las proyecciones son útiles pero deben revisarse cada año porque “no se cumplen nunca”. El estudio que posiciona la esperanza de vida de España a la cabeza mundial para 2040 se basa en una extrapolación corregida de las observaciones entre los años 1990 y 2016. La predicción solo se cumplirá si continúa la tendencia dibujada entre esos años.
Los expertos coinciden en que eso es poco probable. “En España hemos vivido con retraso la mejora de la esperanza de vida del siglo XX”, explica Pérez. Mientras que muchos países de occidente tuvieron aumentos increíbles en la salud, la educación y la economía a principios del siglo pasado, en España llegaron a finales, debido en parte a la Guerra Civil y sus consecuencias. “El salto generacional es un factor que no me canso de enfatizar, muy inherente al análisis demográfico”, dice el investigador. Miret añade que antes del cambio de siglo también se redujeron drásticamente en España las muertes por accidentes de tráfico y por sida. “Ahora se llega a mayor en una proporción alta, cuando veníamos de una vida muy chunga”, continúa Pérez. “Si esa tendencia es la que proyectamos, claro que nos vamos delante de todo el mundo”.
Aunque España no se convierta finalmente en el país con mayor esperanza de vida, es cierto que algo funciona para que actualmente se posicione cuarto en la tabla de 195 naciones. Además de la abundancia de frutas y hortalizas, los expertos señalan al buen funcionamiento del sistema público de salud como motivo por el cual los españoles son longevos.
A pesar de sus tiempos de espera y de la escasez documentada de enfermeros, el Sistema Nacional de Salud cubre al 99,9% de la población española, logrando una de las tasas de mortalidad tratable más bajas de Europa. El IHME otorga al sistema sanitario de España la posición decimonovena del mundo de acuerdo con la incidencia de 32 causas de muerte prevenibles y, por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica séptimo de acuerdo a la eficiencia del servicio. “Es uno de los sistemas sanitarios que mejor resiste, a pesar de los embates de la crisis”, apunta Miret.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), desde el año 2000, la mayor parte del aumento de la esperanza de vida en España se ha debido a la reducción de la mortalidad después de los 65 años. En parte, esto es gracias a la excelente atención médica, pero Pérez señala de nuevo al cambio generacional: “Cuando ves que la esperanza de vida mejora porque la mortalidad desciende en gente que tiene ahora 70 y 80 años, estás recogiendo los beneficios de cómo mejoró toda su vida desde que nacieron, no solo cómo se les atiende ahora”, recuerda.
Hasta aquí los expertos están de acuerdo. Otros factores podrían ser importantes pero son más difíciles de evaluar. Varias fuentes sugieren que costumbres tradicionales españolas como la siesta o el paseo diario podrían tener su papel. También hay quien señala a idiosincrasias genéticas para explicar la abundancia de centenarios en España, aunque Pérez descarta rotundamente que esto sea un factor homogéneo de la población del país. Lo que sí es bastante claro es que la esperanza de vida en salud no está alcanzando a la esperanza de vida total: las personas mayores en España siguen sufriendo, de media, los últimos 10 años de vida con problemas de salud y dependencia, por muchos años que vivan.
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