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“Los niños ven porno a los 11 años. A esa edad hay que hablarles de ello en clase”

La profesora islandesa Hanna Björg Vilhjálmsdóttir es pionera en enseñar igualdad de género en los institutos de su país

La profesora islandesa Hanna Björg Vilhjálmsdóttir.
La profesora islandesa Hanna Björg Vilhjálmsdóttir.carolina salas
Ana Alfageme

El anagrama feminista es lo que casi se ve primero al conocer a la profesora Hanna Björg Vilhjálmsdóttir, Lo lleva tatuado en el cuello. La lucha por los derechos de la mujer vino antes que las aulas. Profesora tardía (se licenció a los 43 años después de una vida como consultora), se dio cuenta de que en los institutos no se educaba sobre igualdad de género. Pese a que en Islandia, campeona mundial del feminismo, estos estudios están contemplados en la ley. Es la pionera de la enseñanza sobre la equidad en los institutos de su país. En casi la mitad de ellos los alumnos entre 16 y 19 años cursan un programa de 16 semanas. Verla impartir una clase ilustra su entusiasmo por una tarea en la que ya lleva más de una década.

Pregunta. ¿Cómo empezó a dar clases de igualdad de género?

Respuesta. Le pedí a mi tutor, cuando me contrataron recién licenciada, si podría intentar un nuevo proyecto sobre igualdad de género. Fui valiente e insistente y simplemente lo hice.

P. ¿Cómo se preparó para dar las clases sin que hubiera un temario específico?

R. Leí algunos artículos, recopilé vídeos y otros recursos para mis alumnos. Pero lo primero y más importante, hablé con ellos. Utilicé el método del debate. Les hice analizar la cultura popular en la que se movían. Hablamos y nos escuchamos. Les mostré el amplio espectro de las relaciones de poder en la sociedad y cómo la desigualdad es sistemática en todos los sectores.

P. ¿Cuál fue el resultado?

R. Rápidamente me di cuenta del buen material que tenía en mis manos. Una especie de huevo de oro. Los estudiantes respondieron muy bien ante el curso y me animaron a continuar. Entonces empecé a difundirlo. Hablé con profesores de sociología y con los medios de comunicación, escribí artículos…

P. ¿Cómo cambian los estudiantes al final del curso?

R. Obtienen unas gafas de género. que les hacen ser conscientes del entorno cultural, cuan peligroso puede ser y la misoginia existente. Cómo chicos y chicas (ahora tengo más géneros, pero por simplificar) han sido criados de forma distinta y se dan cuenta de ello. El curso les prepara para protegerse de una cultura que hace daño, sobre todo a las chicas. Los chicos aprenden a respetarlas y a respetar lo que consideran femenino. La salud sexual es importante también. Los estudiantes aprenden que la cultura del porno es realmente su enemigo, ya que les enseña la normalización de la violencia en el sexo. Acaban mirando de forma crítica lo que de verdad es el porno.

La profesora, durante una clase en un instituto de Reikiavik.
La profesora, durante una clase en un instituto de Reikiavik.ana alfageme

P. Y además de eso, ¿qué más se consigue?

R. Los estudiantes se empoderan. Aprenden que es importante identificarse a ellos mismos por sus capacidades y no por su aspecto. Las chicas se entrenan para no objetualizarse. Y los chicos aprenden a no mirar a las chicas como objetos. No estoy diciendo que todos mis estudiantes hagan eso. Pero muchos de ellos sí. Sé que el curso ha cambiado las vidas de mis alumnos en términos de empoderarles y de adquirir pensamiento crítico. Por citar algo.

P. ¿Ha habido hallazgos sorprendentes?

R. Sí, cómo les ha interesado a los chicos. Ahora el curso es obligatorio. Les he preguntado si lo hubieran elegido. Dicen que no, pero que están contentos de haberlo hecho. Aprecian el despertar que experimentaron. Porque nadie quiere ser malo y ven cómo la cultura en la que viven les hace maltratar a las chicas y a las mujeres, les enseña a ser sexistas. Ven lo que hay en el porno, como la prostitución es realmente horrible y cosas así. Y también me encontré que el curso tuvo un significado tan relevante para muchas chicas, me dijeron que cambió radicalmente su vida, para mejor. Ellas mismas, sus relaciones y su visión del mundo.

 P. ¿Ha habido resistencias?

 R. Sí. Pero siento que cada vez son menores. Siempre hay voces que proclaman que esto es feminismo extremista, siempre se ha dicho. Pero la mayoría de la resistencia viene de gente (profesores, estudiantes y políticos de derechas) que no saben sobre qué va el curso.

P. ¿Ha realizado alguna investigación con los estudiantes?

R. No, pero sí dos estudios con profesores. Por otra parte, siempre pido a mis alumnos que escriban al final de cada curso como experimentan el curso y les pido que me digan si les ha afectado en sus vidas y como. El resultado es claro. Sienten que el curso tiene un efecto tremendo en ellos, para bien. La mayoría me dicen que ningún curso ha sido tan importante par ellos. Entonces lo sé, incluso si la investigación lo muestra.

 P.  ¿A qué edad debería comenzarse a enseñar igualdad de género?

R. En el jardín de infancia. Necesitas deconstruir los estereotipos a una edad muy temprana. Y luego esos cursos deben seguir durante todos los estadios educativos con diferentes perspectivas. Por ejemplo, si los chicos comienzan a ver porno a los 11 años, necesitamos comenzar a hablar de porno a esa edad.

P. ¿Qué diferencias hay en la experiencia de aprender sobre igualdad entre chicos y chicas?

R. La principal es que las chicas se empoderan y los chicos aprenden a respetar más a las chicas. Además, ellos aprenden cómo la llamada caja masculina (la socialización a la que se somete a los hombres por la que se les supone poderosos, sin miedo y dominando a las mujeres) es peligrosa, por ejemplo cuando se trata de mostrar emociones. No se les enseña a expresar emociones, ninguna salvo la ira, y eso les hace daño tanto a ellos como a quienes les rodean.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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