El permiso de paternidad se amplía a 12 semanas desde el 1 de enero
“No voy a renunciar a estar con mi hijo por la empresa”, asegura Iván Acebes, que espera a su primer hijo para el 11 de enero
Sara H., de 33 años, y Álvaro R., de 34, viven en una cuenta atrás. Celebran cada mañana que se despiertan sin haber dado a luz a su segundo bebé, que será niña, porque supone estar un poco más cerca del ansiado objetivo: cruzar el Rubicón temporal del 1 de enero de 2020, y con él, ganar cuatro semanas más de permiso de paternidad. “Tengo que aguantar 37 horas”, bromea Sara en el momento de la entrevista, a las 11 de la mañana del 30 de diciembre. “Como nazca el 31, me va a dar mucha rabia”, admite.
Esta embarazada, que trabaja en el desarrollo de productos en una multinacional de gran consumo, sale de cuentas justo en Año Nuevo. Pero al ser su segundo parto, le han dicho que sería normal que se adelantase unos días. Cuando nació su hijo mayor, hace un año y 11 meses, el padre solo tuvo cuatro semanas de permiso. En julio de 2018 se amplió a cinco semanas, y desde el pasado mes de abril, a ocho. Los trabajadores que sean padres en 2020 tendrán 12 semanas —una ampliación que costará 336 millones de euros más al Estado—, y en 2021, se alcanzará la equiparación con las 16 semanas del permiso de maternidad.
“El mes que pasé con el primero se me hizo muy corto. Cuando me reincorporé tenía la impresión de que aún hacía falta en casa”, recuerda Álvaro. “Estoy muy ilusionado, con muchas ganas de disfrutar de la vida familiar y de estar con el mayor”, asegura el periodista. “Como él por sus horarios vuelve muy tarde, la idea de quedarme sola con una recién nacida y un niño aún muy pequeño se me hace dura, con las cenas y los baños”, admite su pareja. Por eso, planean, en principio, disfrutar de sus respectivos permisos al mismo tiempo, y no solo las primeras cuatro semanas obligatorias por ley. “Si veo que me apaño bien, igual lo cambiamos”, dice, ya que las restantes ocho semanas se pueden repartir durante los siguientes 12 meses al nacimiento.
“Disfrutar del bebé”
Manuela Sayago, de 39 años, e Iván Acebes, de 41, también están en capilla, aunque con unos días más de margen: ella sale de cuentas de su primer hijo el día 11 de enero. “Preferimos tener 12 semanas de permiso para alargar el tiempo antes de que tenga que ir a la guardería”, explica esta embarazada, que trabaja en Recursos Humanos en una empresa de seguridad. “Para mí, cuantos más días mejor, para formar equipo y sobre todo, para disfrutar de esta etapa del bebé”, subraya Acebes.
Administrativo de obra en una empresa de construcción, no cree que tenga ningún problema en su empresa para tomarse sus 12 semanas de permiso, si el bebé no se adelanta. Aunque conoce a hombres de su entorno que expresan miedo a faltar tanto tiempo, él no tiene ninguna duda: “Me pertenece y voy a disfrutarlo. Lo que no voy a hacer es quitar horas de estar con mi hijo por la empresa”. Sayago, que por su puesto tiene que tramitar muchos de estos permisos, dice que en su empresa, muy masculinizada, todos los que son padres se toman el permiso. “Antes sí había algo de miedo, pero ahora ha cambiado mucho”, asegura.
Precisamente con el objetivo de incentivar a los hombres a tomarse sus permisos, estos son pagados al 100% e intransferibles: si el padre no lo disfruta, no lo puede ceder a la madre, sino que se pierde. A la vista de la última estadística del Ministerio de Trabajo, funciona: hasta septiembre de 2019, se habían registrado 120.973 prestaciones de maternidad y 150.750 de paternidad, una diferencia que, según UGT, se puede achacar a que ellos tienen mayores tasas de empleo y ocupación, informa Europa Press.
Sin embargo, en algunos sectores, “tal vez por cultura empresarial, no es tan fácil”, opina Álvaro R. “Un amigo que trabaja en un despacho grande de abogados me ha dicho que ni se plantea tomarse las 12 semanas”.
La dificultad de mantener la lactancia
“Aunque para los padres es injusto no poder disfrutar de tanto tiempo, preferiría que se alargara el permiso de maternidad como mínimo a seis meses, para dar el tiempo de lactancia materna exclusiva que recomienda la OMS”, dice Manuela Sayago. Esta embarazada resalta así la contradicción entre las recomendaciones de las autoridades sanitarias, incluidas las españolas, y la realidad: que el permiso de maternidad, incluso acumulando en semanas las horas de lactancia, se queda corto.
“Mi mujer mantuvo la lactancia hasta el año, pero fue de forma casi heroica”, recuerda Álvaro R. “Al principio creía que lo importante era igualar los permisos, para que no penalizase a la mujer el tener una baja más larga. Pero es verdad que para dar el pecho, el permiso de maternidad se queda corto. Debería ampliarse al menos hasta los seis meses”, coincide con Sayago.
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